Por Arzobispo Carlos Garfias Merlos
Comentario
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Tomemos en cuenta el semáforo de contagios y de las lamentables muertes por el Covid-19, y ahora por sus variantes, por lo que les pido a todos los fieles católicos no solo en México, sino el mundo entero que sigan haciendo oración y que participen en las celebraciones Eucarísticas por los medios digitales, haciendo la comunión espiritual desde su hogar.
Cuando cambien las condiciones y sean más favorables procedamos a regresar a la “nueva normalidad” que como vemos sigue siendo por etapas, siempre cuidando las condiciones de salud y seguridad de nuestras personas y familias.
Sigamos en el empeño de ser responsables y cuidarnos a nosotros mismos, de ayudar a que nuestros hermanos sean responsables y se cuiden a ellos mismos; todos estemos dispuestos a ser solidarios y serviciales los unos con los otros.
En nuestro estado de Michoacán y Guanajuato México estos días pasados han sido muy complicados por el nuevo panorama crítico epidemiológico por el comportamiento del coronavirus y sus variantes que han dado como resultado el aumento de contagios y casos activos, poniendo a la ciudad de Morelia y otros municipios de Michoacán y algunos municipios de Guanajuato en semáforo rojo.
El Gobierno del estado de Michoacán, a través de la Secretaría de Salud de México está haciendo un llamado para colaborar todos y nos ha invitado a continuar con las disposiciones de salud más apropiadas para evitar la propagación de contagios y cumplir con las medidas sanitarias.
La Arquidiócesis de Morelia en sinergia con el Gobierno federal y del Estado mexicano, los gobiernos municipales y la sociedad civil de nuestro país hace un llamado a informarnos y ajustarnos a las reglas y recomendaciones que se nos indiquen y ser empeñosos en cumplir las medidas sanitarias y de convivencia que se requieran en este momento de la pandemia.
En cuanto a los servicios religiosos, la Arquidiócesis, continuará con las medidas de sanidad que hemos tenido en las últimas recomendaciones hasta que se nos indique de manera formal otra cosa: manteniendo las puertas de todos los templos abiertas durante el día, celebrando las misas y oficios con cierto número de aforo, el uso de gel antibacterial…..hasta que el riesgo de contagio disminuya y siempre cumpliendo rigurosamente las medidas sanitarias establecidas.
Por otra parte, deseo comunicarles a los lectores del Periódico La Voz de Goicoechea que el pasado 22 de julio y en Morelia y el domingo 25 de julio, fiesta del Apóstol Santiago, en mi tierra natal, Tuxpan Mich., he dado gracias a Dios por mis 25 años de haber recibido el Orden Episcopal; esta acción de gracias a Dios la he compartido de una manera fraternal con mis hermanos obispos de toda la república, con mis hermanos sacerdotes de las cuatro diócesis, donde he servido y otras más, con mis amigos y familiares, con todo el pueblo de Dios de manera presencial y de manera virtual.
En el marco de alegría, de acción de gracias y de reflexión, les ruego se sigan uniendo a mí en mi acción de gracias y que sigan pidiendo por mí, a fin de seguir siendo fiel, alegre y entusiasta para comunicar la fe, la esperanza y la caridad.
Mi compromiso y decisión más profundos es ser “para” y “con” ustedes un Obispo Constructor de la Paz, acompañando de forma integral a las víctimas, las familias y los jóvenes.
Los obispos estamos llamados a ser servidores del Evangelio para la esperanza del mundo y sabemos que esta esperanza no proviene de nosotros sino del Espíritu Santo, que no deja de ser el custodio de la esperanza en el corazón del hombre.
Les suplico oren por mí, para que continúe con mayor entrega, generosidad y alegría el ministerio episcopal que se me ha confiado en esta amada Arquidiócesis de Morelia.
Como fruto de mis compromisos de gratitud por mis Bodas de Plata episcopales he deseado implementar seis acciones y aspectos precisos que nos invitarán siempre a construir la paz, a saber:
1. La oración: es un recurso en cualquier circunstancia de nuestra vida, la oración por la paz es indispensable en momentos difíciles y de crisis, la oración consuela nuestro pueblo sobre todo en los lugares donde ha habido enfrentamientos y ha sido lugar de sufrimiento: la Eucaristía, el Rosario, Devociones, Procesiones…multipliquemos la oración por la paz.
2. La preparación, la formación y la capacitación: es importante aprender expresiones, signos, lenguaje, actitudes de paz…sonreír, saludar, ser amables, ser respetuosos….que todos nos es esforcemos por formarnos y capacitarnos por educarnos en construir la paz, esto llevará a una cultura de paz.
Vinculación y relación: dentro de la sociedad, de la Iglesia misma, de las demás iglesias, de las organizaciones e instituciones entre sí, con las autoridades civiles y así lograr la organización y coordinación de la sociedad y del mundo del que formamos parte.
4. Atención a las víctimas de la violencia: esto es algo fundamental para construir la paz, reconstruir a las personas que han sido dañadas y afectadas por la violencia: familias, mujeres, niños, jóvenes…. Generemos formas concretas de atención a todos ellos de una atención psicosocial, un acompañamiento espiritual, pastoral e incluso un acompañamiento jurídico, todo ello para recuperar su sentido de vida, de autovalor y se reintegren a la relación con la sociedad. Esto impulsará una Iglesia Samaritana.
5. Educación y formación de los sacerdotes constructores de paz: tengo el anhelo que nuestros seminarios -en especial el Seminario de Morelia-, se formen con la aspiración de ser constructores de paz y que los sacerdotes estén en esa actitud de acompañar a las víctimas, de relacionarse con todas las instancias de la sociedad civil, con las autoridades, con las organizaciones e instituciones, que dialoguen y acompañen a solucionar conflictos y ser mediadores.
6. Actualización: valorar el observatorio de pastoral para tener los datos de la realidad, tener memoria de lo que se ha venido implementando y ofrecer en los diferentes momentos en los que se necesite herramientas que favorezcan la construcción de la paz.
Sigo encomendando mi ministerio episcopal a la intercesión de la Virgen María de la Salud, Madre de la Iglesia, de la humanidad y Reina de los Apóstoles.
Que Ella y el Venerable Tata Vasco de Quiroga me alcancen la gracia de vivir entregado al amor de Cristo nuestra Paz; que ellos intercedan para que siga siendo para todos, pastor de esperanza, consuelo, perdón, reconciliación y paz.
* Arzobispo de Morelia vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Mexico
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