El inolvidable papá: Johnny Gatgens Jiménez


Por Gerardo A. Pérez Obando (Gapo)

LA VOZ DE GOICOECHEA.- Aunque su nombre bautismal fue Juan de Dios, desde niño le llamaron Johnny en Cerrillos de Esparza de Puntarenas el pueblo de sus amores donde conoció la sencillez de la vida en la campiña y adoptó a la naturaleza en su corazón.

Fue un polifacético personaje popular en la colonia Rodrigo Facio Brenes del siglo anterior. Su llamado a la eternidad fue prematuro porque antes de cumplir 50 años en 1991, su camino fructuoso y prominente se truncó enlutando su estirpe y vecindad.

A inicios de la década de 1960 la familia se mudó a la colonia Rodrigo Facio Brenes con su esposa doña Mireya Hernández Hidalgo, reconocida en la comunidad por su profesión en enfermería y su hija afectiva Shirley, a quien se agradece, junto con sus hermana/os, las imágenes y recopilación de los datos sensibles de la historia.

Laboralmente fuimos compañeros en el Registro Civil por algunos años donde rotábamos por las diferentes dependencias del Tribunal Supremo de Elecciones, especialmente en fechas electorales, porque los controles manuales imperaban en la era analógica.

Aunque siempre resaltó por su exquisito y fino humor tenía una personalidad definida y ordenada. Era de buena presencia, apuesto y atractivo para las damas, inquieto, le gustaba conocer personas, compartir con ellas, contar y escuchar historias.

Su amor por el campo le llevó a conocer mucha gente gracias a “América”, el nombre con que bautizó a su motoneta Vespa. Era un aventurero culto que gustaba de aprender y estudiar.

Un domingo, en una visita a unos amigos de una comunidad alejada, muy a su pesar tuvo que dejar a “América” donde finalizaba el camino. Al regresar por la tarde observó que al lado de la moto estaban dos cabras que se apartaban conforme él se acercaba. Algo extraño notaba al “escuter”, pero hasta el momento de encenderla se percató que le habían comido el asiento. Al regreso, compartía con la familia las peripecias para el difícil retorno.

Escritor, novelista y actor costumbrista. En fines de semana, el flaco Villa le prestaba la máquina de escribir de la oficina del Correo para plasmar las historias y guiones que transmitían en el Canal 11 que en ese entonces estaba entre La Mora y Vista de Mar

Otro domingo, enfundado en una capa dijo a Marco Antonio: “-vamos a pasear”. En esos días el ICE había iniciado la construcción del túnel Zurquí y Johnny quería vivir el momento. Llegando a la entrada a San Isidro de Heredia irrumpieron las lluvias montañeras que le hicieron mirar a su hijo desprotegido. Después de troncharse el camino y ver el macizo carcomido le dijo a Marco Antonio: “-Nos devolvemos por Heredia, es más caliente”. En efecto, el viento y sol lentamente secaron a Marco Antonio…quien pasó encamado con gripe por una semana.

América” estaba sentenciada que al finalizar el túnel Zurquí debería atravesarlo, incursionar hasta donde podía rodar y devolverse. El día que autorizaron el paso, Johnny, vestido con chaqueta de cuero estaba a punto de partir cuando la voz de Enid le indicó que quería acompañarlo. Enid, vestía ropa doceañera, pantalón corto, blusa veraniega y zapatos tenis cuando abordó la “América”.

Disfrutaron una ida placentera, atravesando barrios, campiñas, bebieron agua dulce con leche caliente …hasta llegar a los dominios del parque nacional Braulio Carrillo el cual los recibió con un fresco y ventoso abrazo antes de descubrir la enorme abertura.


En ese momento Enid recordó lo escuchado a Marco Antonio a sabiendas que algún día debería anexar el episodio de su experiencia.

Al Ingresar al pasadizo trasmontano tuvo la sensación de vivir la experiencia de conocer el fenómeno de transición entre el día y la noche en un segundo. No había superado el terror de una oscuridad nunca sentida cuando percibió un leve cosquilleo sobre su estructura infantil que evolucionó en un martilleo doloroso provocado por gruesas gotas gélidas que caían simulando dardos e infligiendo su delicada y desamparada piel.

Eternos minutos después apareció la claridad. Enid emergió acalambrada y aferrada a la cintura de su papá buscando calor. Johnny se llevó las manos a la boca con preocupación, pero escuchó a Enid decir tartamudeando “Asoleémosnos un poco, volvemos a pasar y nos vamos por Heredia…

Johnny hubiese deseado que a América le brotaran alas mientras retornaban al hogar.

Lamentablemente no se encuentra legado formal de su creación, apuntes, escritos, obras de teatro o algo similar.

Solía encarnar en presentaciones humorísticas a un personaje famoso para el público, pero no compartido por sus hijos Alejandra, Alejandro, Enid, Marco Antonio, Ricardo y Shirley quienes le perpetúan con cariño y tuvieron la gentileza de compartir su historia con quienes le recuerdan para este póstumo homenaje al mejor hombre que jamás olvidarán pese a que Dios se lo llevó muy joven…su gran inspiración…Johnny …el inolvidable papá…

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