Mateo 11:28: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso”.
Por Alberto Cabezas Villalobos
Comentario
LA VOZ DE GOICOECHEA.- En muchas oportunidades hemos tenido la posibilidad de extender la mano a las personas históricamente excluidas, tal vez porque así demostramos el amor que tenemos por medio de la educación inclusiva cristiana que hemos recibido, ya sea en forma formal o informal nos hemos preparado al respecto. El mejor modelo de este tipo de aprendizaje es el modelo social.
Es rechazar el pasado donde se veía a las personas con discapacidad, gay, afrodescientes con menosprecio.
Es la era de aportar a la inclusión, la integración y rechazar los patrones de segregación y exclusión.
Para lo cual debemos saber que implicamos tenemos, conocer la terminología inclusiva, reflexionar sobre las vulnerabilidades, manejar los marcos jurídicos, practicar situaciones en nuestro contexto de actuación.
Es el momento de construir apoyos como comunicativos, materiales, en términos de recursos humanos, en la enseñanza, en fin, de derramar el amor ágape.
Utilicemos criterios de equidad y eficiencia.
Observemos y midamos las causas, consecuencias y las personas involucradas en nuestros actos.
Apostemos por propuestas inclusivas. Valoremos la visión general, la colaboración, la productividad, la planeación, la creatividad e ideas que podría tener una inclusión.
Como cristianos Jesús nos amó primero en la Cruz, debemos amar a nuestro prójimo con ese amor ágape.
No hay cosa más bella que saber que podemos amar y fuimos elegidos por Dios para hacerlo.
Somos llamados a crear y no destruir en el reino de Dios.
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