Personajes: Víctor Manuel Hidalgo Carranza


Por Gerardo A. Pérez Obando (Gapo)

LA VOZ DE GOICOECHEA.- Su nombre completo inicia la historia. En la mente de varias generaciones le conocemos de distintas formas porque su destino le deparó la dicha de desarrollar actividades de sobrevivencia de la mano con la comunidad.

Producto de circunstancias es de personalidad reservada y seria que al tomar confianza se torna amplia y explícita. Por la misma característica, recién llegados a la colonia escuchábamos que era de Coto Bus aunque recientemente en la prolongada y agradable conversación relató su real historia. Efectivamente, provenía de San Vito pero su ombligo no olvida su natal San Ramón de Alajuela.

Escuchar a Víctor es un privilegio. Su elocuencia y sinceridad te engancha en un instante con su vida que siempre dura encontró el apaciguador que con fuerza, perseverancia y tenacidad dominó. 

Doña Isabel, después de varios no agradables años de estancia en San Vito decidió dar la espalda a su pasado. El valle central fue su rotero hacia donde arrancó con tres mujeres y cinco varones. Con la familia establecida cerca de Cinco Esquinas de Tibás logró enrolarse en el Hospital Calderón Guardia.

Víctor tiene presente el momento que a los trece años y sin conocer la ciudad capital ingresaba al Mercado Borbón observando a un vendedor solitario que no daba abasto con la clientela y sin permiso se colocó a su lado. Después del susto, el señor quedó asombrado de la destreza, manejo de precios, rapidez con el cobro y que el dinero pasaba de sus manos a la batea termometreando su honradez. Casi siete años después de ese puesto casual con varios trameros, tuvo la experiencia de ser contratado como mensajero en Telégrafos de Costa Rica.

En su nuevo puesto vio el nombre del Ministro de Gobernación y recordó que su madre le contaba de una familia con los mismos apellidos conocidos de juventud.

Al visitarlo doña Isabel escuchó lo que quería oír mucho tiempo atrás. Sí, hay una oportunidad. “Es un lugar donde nadie quiere ir pero…vaya a ver si le sirve…sino buscamos otra”. En 1967, el mismo día por la tarde llegaban a la colonia Rodrigo Facio Brenes. Sirviese o no, un hogar propio y decente era la culminación de un sueño.

Luego le nombraron cartero en este sector. Correos y Telégrafos en sus inicios eran independientes con personal y horario diferenciado que con el tiempo se fueron unificando.

La primera oficina de Correos en la colonia estuvo en el Paseo del Bosque, casa 31 frente al actual Fuerte Scout. A cargo estaba don Esteban Marrochi. Víctor iba en las mañanas a Guadalupe a traer correspondencia. Después de los controles de don Esteban procedía con el reparto diario.

Telégrafos abrió la primera oficina en 1976 en la avenida Víctor Méndez este, en casa de la familia Carmona Orozco. Con un teléfono de magneto entre Coronado y la colonia que Víctor instaló en la oficina. Doña Cecilia Orozco se mantenía al cuidado de revisar las baterías. La agencia careció de máquina de escribir. Llamaban, ella transcribía el mensaje en una fórmula, la cerraba e iba directa y discretamente al/a destinatario/a.


Doña Cecilia con los años inauguró el nuevo inmueble de Correos, tiempo después clausurado.

Cuando Víctor llegó muchos problemas comunales se habían solucionado, había agua, negocios establecidos y el camino pavimentado.

No tenía una semana de haber llegado cuando se aventuró a subir al segundo piso del negoció de don Neftalí Sandí. Varias personas alrededor de una mesa de pool discutían la formación de las pelotas para jugar “bola ocho”. Él se arrimó diciendo: “yo no juego pero sé armar” tomando el triángulo. Con esa frase se encadenó a un período de 365 noches continuas hasta que se aburrió.

Con el ciclo del pool finiquitado fue al salón de baile en la avenida Víctor Méndez. “El Prado” estaba a reventar, el propietario caliente porque el salonero no había llegado. Sin conocer a don Rogelio, mucho menos trabajado en eso se le acercó. Cinco minutos después subía envuelto con un saco blanco.

Once años después con pesar lo dejó porque su nuevo cargo en el correo venía acompañado de retos y obligaciones.

Hizo carrera en la Dirección Nacional de Correos, cartero, Administrador de la Oficina ubicada en la Corte Suprema de Justicia, Jefe de Carteros, Centro de Clasificación.

Después de independizarse, se unió por más de un año con la Distribuidora Gaitán donde fusionó fuerzas con don Orlando el Propietario Gerente. Esta vez el destino le llamó para su cierre laboral.

El servicio de transporte en Ipís era pésimo, la empresa le buscó donde inició con el puesto de Chequeador que prácticamente nunca utilizó porque sus labores fueron de Supervisor. A solicitud hizo el estudio de rutas de Santo Domingo de Heredia. En Moravia organizó el despacho de rutas del Cantón y en Ipís la supervisión de recorridos del distrito. Estuvo un tiempo de transición con la empresa de Coronado donde le quedó un sinsabor inexplicable que fue balanceada con el agradecimiento con la Empresa Guadalupe donde recuerda con aprecio a don Beto Ramírez y Juan Mora.

Dios le premió con su jubilación a los 62 años. Actualmente vive feliz con su familia en la Avenida Ricardo Orfila de su apreciada colonia Rodrigo Facio Brenes.

 

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