LA VOZ DE GOICOECHEA.- El radar permitirá dar seguimiento a artefactos y basura espacial de hasta 2 centímetros cuadrados.
La empresa estadounidense LeoLabs Inc. inaugurará en abril el radar especial "más avanzado del planeta" en Costa Rica, según publicó al astronauta costarricense Franklin Chang, el 10 de marzo, a través de sus redes sociales.
Chang —encargado costarricense del proyecto a través de su empresa Ad Astra— aseguró que el radar, ubicado en Guanacaste, catapultará al país "al frente y centro de la era espacial con oportunidades inimaginables para nuestros jóvenes y para las futuras generaciones, en nuevas industrias y destrezas de inmenso valor para nuestra economía".
LeoLabs provee información sobre el estado de la órbita espacial, de modo que se puedan mapear satélites o demás escombros presentes en ella.
Con el radar costarricense se podrá identificar y proyectar la ubicación de artefactos de hasta 2 centímetros cuadrados, en la órbita terrestre baja (entre los 200 y los 2.000 kilómetros sobre la superficie terrestre).
La empresa estadounidense se fundó apenas en 2016 y tiene radares similares en Alaska, Texas y Nueva Zelanda.
Su ejecutivo y cofundador, Edward Lu, fue exastronauta de la NASA, espacio en el que conoció al costarricense Franklin Chang, con quien coordinó este proyecto.
La localización de artefactos en la órbita baja es esencial para empresas públicas y comerciales de todo el planeta, que cada vez incursiona más en el lanzamiento y exploración espacial a través de objetos dirigidos.
En julio del año pasado, durante el lanzamiento oficial del proyecto, el astronauta Lu que su empresa eligió a Costa Rica por su "compromiso nacional y estratégico" con la industria espacial. Asimismo, destacó que acceder a un mapeo desde territorio costarricense permitirá "incrementar la seguridad de los viajes espaciales" y "preservar los ecosistemas críticos", entre otras tareas.
Por su parte, el también fundador y jefe de Tecnología, Mike Nicolls, destacó el valor de ubicar un radar en la zona ecuatorial del planeta, con el objetivo de “cerrar una brecha importante en el rastreo de satélites y escombros espaciales".
Además de en la órbita baja existen artefactos y chatarra en las órbitas media y alta; sin embargo, los radares no pueden alcanzar esas distancias. Por ejemplo, radares de GPS pueden ubicarse hasta unos 24.000 kilómetros de distancia.
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