Gerardo A. Perez Obando
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Éramos una familia numerosa, cinco mujeres y dos varones. La mayor tenía veintidós y dos eran los años de diferencia que había entre todos. Vivíamos alegres nadando en felicidad.
Me ubicaba en el centro del núcleo. Tres mayores, mujeres y la misma cantidad hacia abajo.
Teníamos un amigo. No sabíamos a cuál de las grandes pretendía porque era algo tímido. Normalmente visitaba la casa…en domingos por la tarde…
Era muy encogido. Los temas de conversación que entablaba eran completamente vacíos. En ocasiones en la charla se presentaban espacios prolongados… segundos que se hacían eternos. La conversación era semejante a su particular figura. Según pláticas de mis hermanas escuchaba que a ninguna le movía las hormonas.
Para romper el hielo de los incómodos intervalos nacían preguntas sin sentido que emanaban respuestas inentendibles.
-Carlos, usted habla Inglés.
Volvía a ver a todos y con mirada de agente secreto 007 al servicio de su majestad, respondía a la interlocutora:
-Un poco; seguido con acento espanglish, “juats yur neim?”, “ juere du yu liv?”, “juat taim isit”. Y caía otra vez en el abismo.
En una de sus visitas tuve el disgusto de participar. Un poco después de su arribo, sin entender el pretexto, la mayor se levantó indicando que ya volvía. Al rato, la segunda hizo lo mismo pero no pude escuchar lo que dijo. Un poco después la tercera indicó que iba en busca de las demás y sin anestesia quedé inmerso en un diálogo tonto que no entendía.
Eran la diez de la noche cuando comenzó a bostezar, “ya me voy”, decía y se volvía a acomodar en el sillón; al rato, “bueno ahora si me voy” y el estribillo lo canturreaba hasta en diez ocasiones.
Con los ojos cargados de sueño le decía: -Carlos, el último bus sale a las 10:30; contestaba: -Bueno, si me deja me voy a pie.
Ellas conocían el proceso a la perfección. Se retaban para demostrar astucia y oportunismo en el arte de escabullirse y dejar a la última con el rollo final. Como verán, yo desconocía el juego.
A partir de esa experiencia, al verle llegar, ceñía la frente inaugurando la escapada bajo los ojos pelados de las embarcadoras. / Gapo, setiembre 15, 2019
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