Gerardo A. Pérez Obando, (Gapo)
LA VOZ DE GOICOECHEA.- La Organización Mundial para la Salud indica de tres clasificaciones en las enfermedades: brote, endemia y pandemia.
Brote epidémico: Usado para denominar la aparición repentina de una enfermedad debida a una infección en un lugar específico y momento determinado. Puede ser una intoxicación alimentaria por dos o tres días; o, meningitis o sarampión que pueden extenderse por dos o tres meses.
Epidemia: cuando el brote se descontrola, la enfermedad se propaga activamente y se mantiene en el tiempo, aumentado el número de casos en un área geográfica concreta.
Pandemia: Para declararse este estado se tienen que cumplir dos criterios: que el brote epidémico afecte a más de un continente y que los casos de cada país ya no sean importados sino por transmisión comunitaria.
Tomando como fuente a La National Geographic en su sección Historia, refuerza que las enfermedades están incrustadas en la humanidad, agregando, desde que el ser humano empezó a organizarse en sociedad y crear núcleos de personas que convivían juntos en un mismo espacio territorial las enfermedades contagiosas actuaron con especial protagonismo.
Las pandemias en ocasiones transformaron las sociedades en que aparecieron y muy posiblemente cambiado o influido en el curso de la historia. De la misma fuente extraemos pandemias que pusieron en jaque a la humanidad.
Peste de Justiniano: primera de la que se tiene constancia
Peste negra: 1346-1353, origen ratas, aún hay brotes activos
Viruela: 1000 a C. 1520, erradicada en 1977 por vacunación
Gripe española: 1914-1919
Gripe asiática: 1957
Gripe de Hong Kong: 1968
Virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH), 1981 (Sida)
De acuerdo con otras fuentes se presentaron otras que dejaremos de lado para ingresar a la actualidad. Para comunicarnos de mejor manera utilizaremos un lenguaje sencillo y entendible. Por lo tanto, analizaremos el término en el título.
“Co”: corona, por las puntas en su forma. “Vi”: virus y “D”: del Inglés “disease”, que significa “enfermedad”. “19”: año de aparición: 2019.
Según la Organización Mundial de la Salud la COVID-19 fue notificado por primera vez en Wuhan, China, el 31 de diciembre del 2019.
Y sucedió lo inesperado. El tren del desarrollo universal se descarriló. Poco sirvieron los emblemas G7, G8 o G20. Los ocho países más industrializados del orbe, (G7 y G8) más once en vía de desarrollo (G20) fueron obligados a un giro drástico. Nuestros países, llamados desdeñosamente tercer mundistas quedamos por fuera, posiblemente iniciando un G”n” próximo.
Y eso no es bueno para nadie. En nuestro entorno, y posiblemente mundial, el 2020 y me atrevo a pronosticar, deseando equivocarme por completo, el 2021 está formando un bache perdido para las últimas generaciones afectando mayormente a la G.”Z” porque muchos jóvenes habrán perdido oportunidad de superación con becas u oportunidades que por edad ya no podrán cumplir. Con todo preparado, cerraron fronteras, suspendieron vuelos, entre otras restricciones.
En una etapa de mi formación académica hice un estudio personal sobre vuelos internacionales. Un análisis económico acerca de los aviones y algunas aerolíneas: Tiempos en el aire, costo de aviones en tierra. La documentación no existe, pero recuerdo perfectamente que la parte lucrativa del negocio era permanecer volando. De hecho el mapamundi de la aviación estaba siempre iluminado, cada destello era una nave. Según datos recopilados indicaba que no había espacio suficiente en tierra si en algún momento dejaban de volar.
Menciono la investigación porque a finales de la semana anterior circuló la noticia que algunos países suspendían vuelos por varios meses a otros y me preguntaba el deterioro que iba a causar en la economía mundial.
La COVID-19 afectó el sistema nervioso mundial en lo laboral, salud, educativo, deportes, artístico, apagó voces e instrumentos de cantantes, músicos, farándula, apagó festejos, frenó bailarina/es, renta de inmuebles.
Puso a correr a la comunidad científica, a competir firmas farmacéuticas y países a ver cuál sería el primero en descubrir el antídoto, lo envasara en una ampolla...y exportara. Lo demás es imaginación. Una demanda abundante, con una necesidad mayor…y nadie quiere quedar excluida/o.
Aunque no empareja la balanza, en lo positivo quedó la disminución del analfabetismo digital porque nos tiró en caída libre hacia la tecnología. La reinvención de negocios, proliferaron las ventas a domicilio, emprendedores fabricando mascarillas y caretas pero sobre todo, nos hizo ver el deber y la manera de cuidar por nuestra salud.
Poco a poco nos iremos restableciendo porque no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Por ahora, sigamos cuidándonos y hasta el próximo tema.
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