Genesis 27: 28: “Dios, pues, te dé del rocío del cielo, Y de las grosuras de la tierra. Y abundancia de trigo y de mosto”.
Por Alberto Cabezas
Director de Relaciones Internacionales para Centro América y México de la Asociación de Periodistas y Comunicadores Cristianos
LA VOZ DE GOICOCHEA.- Nadie podrá hacer batalla contra ti, porque la Gracia de Dios está en tu frente. Esto es para cuando tu estés en tu camino, encuentres personas que estén opuestos a Dios no te tengas.
Nada te pueda parar. Nadie te dañará. Dios quiere poner su marca sobre tu frente.
Dios tiene bendiciones de abajo, en otras palabras, en la dimensión de la tierra.
or eso, lo primero que Él hace es bendecir de arriba, porque la bendición de abajo, es como resultado de lo que Dios suelta desde la eternidad en Cristo Jesús Señor nuestro.
La bendición de los cielos tiene la capacidad que tu florezcas en la tierra y que la grosura de la tierra y de la gracia de Dios pueda sobrepasar tu vida.
En Deuteronomio 33: 13 se lee como Moisés toma muchos años después lo que dijo Jacobo y les da una bendición a las tribus. Moisés bendijo la tierra con lo mejor de los cielos.
Tu casa, tus hijos serán benditos
Si seguimos leyendo expresa en este capítulo que serán benditos, es una narración un poco poética, pero poderosa el capítulo Deuteronomio 33 del 13 en adelante.
Estos versículos también hacen alusión cuando Moisés está corriendo en el desierto y no tenían nada, y se le aparece una zarza encendida, por lo que Dios manifiesto a través de este acto la gracia que vino sobre la vida de José. La zarza es palos para quemar, sin embargo, en esos palos estaba la gracia. Porque la gracia hace que donde no hay nada la bendición fluya.
Tu puedes ahorra estar en cero, pero si la gracia que estaba en la zarza sobre tu cabeza, la bendición se manifestará en tu vida.
Eso quiere decir, no importa que todo este destruido, no importa que hayas salido de Egipto corriendo porque te quieren matar, te quieren destruir y te quieren meter preso.
Moisés salió de Egipto solo
Pero, dice Dios no importa, donde te encuentres, no importa cuál es tu condición, si tienes la gracia que estaba sobre la zarza tu tierra fructificará.
Tu tierra dará fruto, tendrá la bendición del Cielo y de la tierra.
El cielo y la tierra se unirá y tu tierra produjera fruto para la Gloria y honra de Dios.
Así que esta mañana levántate y resplandece, porque la Gloria de Dios está sobre ti y la Gracia que estaba en la zarza está sobre tu cabeza.
No importa donde te encuentres abre tus ojos espirituales, mira lo que está pasando. No te desanime, no estés mirando el resultado, busca a Dios.
No te detengas, predica el evangelio a tiempo y fuera de tiempo porque el mismo, no se detendrá y a alcanzará a las multitudes para la Gloria de Dios, tenemos un destino profético edificador de las naciones.
Yo vengo a profetizar que tu cimiento, tu tierra y tu casa no desfallecerá.
Amado lector, aunque tu tierra está seca, florecerá como la palmará en el desierto. Jehová dará olivo sobre tu casa y abra abundancia porque es la Gracia que estaba en la zarza.
Yo me meto en estas cosas, porque Dios quiere que escriba de estas cosas, porque si yo lo estudio tal vez lo escriba de otra manera.
A veces creemos que es el lugar el que va a cambiar nuestra circunstancia. Tu puedes hacer lo que tu quieras, pero si no sigues a Dios, vas perder la Gracia.
Es el lugar donde Dios nos tiene, porque el sitio donde estamos en el desierto, fue donde la Gracia estaba sobre la zarza.
A veces estamos buscando la Gracia en lugares equivocados.
La Gracia esta en el lugar que Él te ha colocado y no importa donde sea.
Porque a veces creemos que trabaja en Costa Rica, o en Estados Unidos y menospreciamos otros sitios como Nicaragua.
La Gracia de Dios tiene la capacidad de venir sobre tu cabeza en el lugar donde Dios ha escogido.
Cuando viene sobre tu cabeza tu tierra será fructífera.
Cuando Caín mató a Abel, Dios le puso una marca para que nadie lo matará. Imagínate si Él puso una marca sobre alguien que hizo algo negativo, que pasaría sobre alguien que haga positivo, no por tu comportamiento, sino porque Dios te ha dado favor y gracia.
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