Por Gerardo A. Pérez Obando (Gapo)
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Vamos a dedicar el espacio a un tema que viene de la mano con el progreso por ser producto de la época moderna, aumento poblacional y consumismo consecuente. La contaminación ambiental es la introducción de…” en ese momento tuve que hacer una pausa forzada al escuchar por el este, calculo a dos kilómetros de distancia, un megáfono que decía:
“Estimados vecinos, estimados vecinos, andamos recogiendo chatarra, láminas de zinc, baterías de carro viejas, microondas, varillas y todo lo que tenga en metal que no le sirva, a nosotros nos sirve para fundir…estimados vecinos…”
En el lapso dediqué unos minutos a pensar en la incomodidad para esa vecindad ver caminando entre sus calles al escándalo en persona. Me eché el pensamiento al hombro prosiguiendo con la idea: “…sustancias u otros elementos físicos en un medio, que provocan que éste sea inseguro…” Poco fue el tiempo cuando del oeste emergió otro sonido. Por un momento pensé en el eco, pero con un ajuste de orejas me percaté que el mensaje era diferente:
“Oiga, “señora” y “señores” llegaron los tamales, deliciosos tamales de Aserrí, a mil la piña, algo nunca visto, para el cafecito, para el cafecito de la tarde, llegaron los tamales…oiga”.
Con el mismo sentimiento expresado sobre la comunidad este, continúe con el escrito: “…o no apto para su uso…” No había terminado de escribir la palabra cuando frente a la puerta escuché una extraña exclamación:
“Lleveguacatiach, trepormilel guacatjach…lleveguacatjach…guacatiach”
Un tanto sobresaltado no me quedó más que reconocer el excelente aparato toráxico del vendedor pero me preocupó el hecho de no entender el producto en venta. Después del susto seguí escribiendo: “...El medio ambiente puede ser un ecosistema…” otro ensordecedor anuncio, esta vez en la acera sur irrumpió:
“Terraabonaorganllevocanastash…terr….”
Hice el accesorio reconocimiento al potencial sonoro de la segunda voz y sonriendo pensé que no me caería mal una cita al “oto” porque tampoco entendí que promocionaba. Superado el momento, al proseguir con la escritura me percaté que frente a mi casa estaba el sonido del pelotón oeste. Por dicha no estábamos en guerra porque ya nos habrían invadido. En menos de diez minutos nos habrían aniquilado, pensé.
“Llegaron los “huevo”, huevo grande, huevo barato, a dos mil el cartón de “huevo”… llegaron los “huevo…llegaron…”
Debido a la estridencia del estribillo sigilosamente abrí la puerta y con asombro encontré el vehículo sin conductor. Se había bajado a hacer una compra sin la cortesía de apaciguar la disonancia. Dos minutos después cayó el destacamento oeste. En quince minutos se habían apoderado de la rosa de los vientos dibujada frente a la pulpería Mini Max, en la ciudadela Rodrigo Facio Brenes de Ipís, Goicoechea, repartiéndose la zona conquistada.
El altavoz este sonaba por la avenida Ricardo Orfila, el parlante oeste por la Víctor Méndez, voz uno en la Calle del Rio, voz dos por la Acera 1. Pensé en el bullicio emitido hacia las vecindades este y oeste, tambien en la misma ciudadaela.
Después del arribo, alianza y repartición de zona por ambos batallones suspendí la escritura y me dediqué a jugar y escuchar los sónicos atacantes del barrio.
Por un momento los mensajes sonaban difusos mezclándose en un resultado extraño:
“Estimados vecinos, andamos recogiendo huevos y tamales viejos que no utilicen…”
“Llegaron los microondas con huevos…de Aserrí calientitos, llegaron los huevos...cocinas, varillas, tamales…llegaron…”
“Oiga “señora” y “señore” andamos recogiendo microondas, huevos, tamales de Aserrí…oiga”
Las voces 1 y 2, no se confundían porque nadie entendía lo que anunciaban, competían entre aceras y alamedas.
“Lleveguacatjach, atre por milel guacatjach…lleveguacatjach…”
“Terraabonaorganllevocanastas
Me senté a disfrutar el pleito de gatos en anuncios dejando el escrito suspendido. Días después logré descifrar las jerigonzas 1 y 2:
“Guacatjach, atrepor milel lleveguacatjach…lleveguacatjach…”
Aguacate Hass, a tres por mil, lleve aguacate Hass
“Terraabonaorganllevanastas”
Tierra abonada orgánica, llevo canastas.
Hasta aquí llegó la inspiración. Las musas salieron espantadas por donde pudieron y espero haberme explicado; por eso se requiere la anuencia, si están de acuerdo, en variar el título de contaminación ambiental por sónica, junto a la aprobación, por supuesto, del Señor Director por si en alguna ocasión considera publicarla.
Valga la justificante siguiente: Con respeto a los microempresarios mencionados explico que en las voces 1 y 2 hay una licencia literaria para armonizar la lectura. Con los comandos este y oeste indicar que la crítica constructiva no se debe a la actividad económica sino al volumen utilizado. Por lo menos para mi gusto.
Para los gobiernos locales podría ser marco de inspiración, si no ha iniciado, coordinar con el Ministerio de Salud y áreas correspondientes la normalización porque el fenómeno tiende a ser nacional. “La Voz de Goicoechea” se permite colgar la alerta en las redes sociales.
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