1 de Pedro 2: 3: Desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis probado la benignidad del Señor.
Por Alberto Cabezas
LA VOZ DE GOICOECHEA.- A lo mejor has pasado noches sin dormir preocupado en tu porvenir, que no es tenido paz al acostar tu cabeza.
Tal vez has estado tan triste que tienes deseos de rendirte. Esto nos pasa a todos en todos los órdenes de la vida. No hay nadie que diga “yo nunca tuve deseos de rendirme”. Creo que todos pasamos por deseos de rendirnos como papás, como hijos, como líderes, como hombres de negocios, como empleados, todos en alguna ocasión tuvimos los deseos de bajar los brazos, pero si la tristeza dura uno o dos días se le considera una simple alteración del ánimo, pero si dura tres, cuatro, cinco días, meses, años, se le considera depresión.
Como les he venido contado recientemente me robaron el dinero de la quincena, absolutamente todo y un celular, en sus momentos por supuesto entre en depresión, porque no sabía que iba a comer el día de mañana pero inicie a orar y cuando una persona sembró en mí comida no dude en regalar parte de la misma a una familia de escasos recursos económicos sabiendo que toda esa comida no iba a ser posible que me alcanzará para terminar esa quincena, obtuve con esta obra de benignidad una respuesta que me depositara un doctor de ecuador el dinero que el diablo me quito, esto no tiene otro nombre más que la regla de si siembras recoges una cosecha, ya sea si siembras negativo, negativa y positivo positiva.
La depresión que pase en ese momento, me afecto desenfocándome, me quito la forma de como dormía, como me relacionaba con los demás y si cargas estos sentimientos de fracaso, de amargura, es posible que te cueste salir de ellos. Por eso, lo más recomendable a esto es sembrar.
Pero si pasas, estas cosas, como las que yo pase quiero decirte que no estás solo, estás parado junto a gigantes héroes de la fe que están aquí en la portada de nuestra Biblia, pero también en la tierra. Sin embargo, en alguna parte de su vida estuvieron tristes, deprimidos, pero supieron sembrar para cambiar su vida.
Existen una gran cantidad de libros que marcan nuestra existencia a la hora de leerlos y profundizar en ellos, uno sin duda, excelente para regalar en estas épocas navideñas es el del cronista, dramaturgo y político español Benito Pérez, denominado “Misericordia” publicado en 1897, como parte de lo que convencionalmente se ha llamado ciclos espiritualistas, debido a su fuerte carga moral y a la inclinación de los personajes a la redención. Ya el nombre del personaje principal, Benina, nos señala su benignidad, que será su rasgo más característico y lo que precisamente determinará su moral, su redención y su misericordia.
Durante toda la novela impera una visión bipartita del mundo, en la que de una parte se encuentran los miserables, viviendo en la más absoluta pobreza, y de otra aquellos que pertenecen a un estrato social ajeno a la miseria y a las desgracias de la escasez.
Este mundo dual es una representación del Infierno y del Cielo en la misma Tierra, pero en el que los que habitan por encima de la penuria son susceptibles de caer y conocerla de primera mano, como así le ocurre a Doña Francisca, que acaba llamándose simplemente Paca y siendo maltratada por la dictatorial Juliana, su propia criada.
La “benignidad” de Benina, nos hace reflexionar que en sí, que esta palabra nos habla de la predisposición del corazón que nos inclina a hacer el bien a los demás.
Este fruto se manifiesta en multitud de obras de misericordia, corporales y espirituales, que los cristianos realizan en el mundo entero sin discriminar a nadie.
A la hora de interpretar la palabra benignidad debemos hacerlo desde una forma responsable. La benignidad de las penas de prisión nunca deben animar a seguir delinquiendo, por ejemplo recientemente la Vice presidenta de Colombia, expreso "Nadie puede interpretar con benignidad la violación y mucho menos si se comete por parte de un soldado de la República contra la niñez. Pero de allí a decir que es una práctica institucional o doctrina militar, es irresponsable e indolente con nuestra democracia".
Oremos para que Dios nos de espíritu de benignidad, pero a su vez de justicia y dominio propio, para inundar este mundo de paz y alegría, frente a la crueldad y odio.
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