Juan 1: 14: Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad
*Por Carlos Garfias Merlos
Comentario
LA VOZ DE GOICOECHEA.– Queridos hermanos que la luz resplandezca en todas nuestras comunidades de fe y en toda la sociedad latina.
Que el anuncio consolador de la llegada del Emmanuel alivie el dolor de todos los enfermos, en especial los enfermos del Covid-19 y conforte a todas las familias que han perdido seres queridos por este letal virus.
Que el nacimiento del Salvador nos abra caminos para ser constructores de paz y reconciliación, y que nos impulse al diálogo y a la civilidad para que juntos nos comprometamos a asegurar y respetar los derechos humanos.
Que la celebración del nacimiento del Redentor nos refuerce a todos el espíritu de fe, paciencia y fortaleza, que perseveremos en la fidelidad a Cristo y a su Iglesia, y nos mantenga viva la llama de la esperanza.
Queridos hermanos y hermanas, «el Verbo se hizo carne», ha venido a habitar entre nosotros, es el Emmanuel, el Dios que se nos ha hecho cercano.
Contemplemos juntos este gran misterio de amor, dejémonos iluminar el corazón por la luz que brilla en la gruta de Belén.
Entremos con los pastores en la cueva de Belén, bajo la mirada amorosa de María, testigo silencioso del prodigioso nacimiento.
Que ella nos ayude a vivir un fin de año ; que ella nos enseñe a guardar en el corazón el misterio de Dios, que se ha hecho hombre por nosotros; que ella nos guíe para dar al mundo testimonio de su verdad, de su amor y de su paz
Con mucho cariño y alegría les expreso mi cercanía y mi felicitación por este fin de año e inicio del 2021, demos gracias a Dios y celebremos juntos estas fiestas, regocijémonos porque el Hijo de Dios ha entrado en la historia.
Su nacimiento es un brote de vida nueva y esperanza para toda la humanidad en especial en estos momentos de pandemia.
En este tiempo de fin de año animo al Sr. Cardenal Alberto Suárez Inda, a los obispos eméritos, a mis obispos auxiliares, a los presbíteros, a los religiosos y religiosas, a los fieles laicos, a las autoridades civiles y a las organizaciones e instituciones de toda la sociedad, a que juntos reforcemos nuestros compromisos pastorales y sigamos siendo tierra buena, mujeres y hombres de buena voluntad, que con nuestro testimonio de vida y nuestro compromiso evangélico al servicio de nuestra Arquidiócesis de Morelia y de la sociedad, sigamos anunciando alegres el Evangelio para la esperanza, el amor, la verdad, la justicia y la paz en nuestro mundo de hoy.
Con mi oración, cariño y bendición.
En Cristo, Nuestra Paz.
*Arzobispo de Morelia Vicepresidente de la CEM (Conferencia del Episcopado Mexicano)
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