El Crack, McOndo y la Generación Nocilla han despreciado al realismo mágico, afirma el autor
Por Isaí Jara arias
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Felipe Montes nació el 8 de septiembre de 1961 en Monterrey, Nuevo León, México. Pasó su infancia entre el centro de dicha ciudad y las colonias Mirador, María Luisa, Seminario y Obispado. Con una gran sensibilidad, aprendió a leer y a escribir a muy temprana edad; creó su primer poema, La mariposa, a los cinco años, y su primer cuento, El niño perdido, a los seis.
Su padre fue el historiador, pintor y anticuario Felipe Montes Villaseñor, gracias a quien Felipe se acercó al mundo de los libros. Una vasta biblioteca de más de veinte mil volúmenes, en una casa de tres pisos, amplio jardín y patio, conformaron su universo infantil. Su madre, Elena Espino Barros Robles, hija del fotógrafo Eugenio Espino Barros, inculcó en su hijo el amor por la poesía y por su ciudad natal, Monterrey.
Entrevista
Felipe Montes, has comenzado la primera saga de realismo mágico con tu novela La Hacienda de la Soledad, publicada en Amazon. ¿Por qué crees que no hay sagas de realismo mágico?
Las explicaciones que me he elaborado son curiosas. Empezaré por la más trágica.
Seguramente habrás visto que, al menos tres grupos literarios influyentes, que son el Crack, McOndo y la Generación Nocilla, aunque han hecho buenas aportaciones a la literatura de este siglo, han despreciado de manera manifiesta el invaluable legado de los escritores de las generaciones anteriores a la nuestra, y especialmente a los autores de realismo mágico. Se quejan de que Europa y el resto del mundo nos han encasillado como autores de contenidos rurales, y de que esos lectores esperan de nosotros sólo ese tipo de material. No sólo están equivocados, sino que su baja autoestima con respecto a nuestra herencia los ha llevado por un camino lastimoso de imitación de modelos anglosajones, por moda, por ignorancia y por dejarse llevar hacia las garras de la mercadotecnia voraz y del consumismo.
La segunda consiste en una diferente actitud. En nuestros países de habla hispana, los que componen esta enorme nación que a Carlos Fuentes, con su gran lucidez, le dio por llamar El Territorio de La Mancha, y a la que cómodamente podemos llamar Hispania, la admiración por Gabriel García Márquez, más que conducir a alguna fuerte tendencia a aprovechar los caminos que abrió para nosotros, y que él recorrió también gracias a escritores anteriores como Carpentier, Asturias y Uslar Pietri, condujo hacia una envidia malsana, hacia un rencor inexplicable y hacia el abandono de esos rumbos. En otras culturas, un hallazgo como el realismo social, el naturalismo, la poesía de protesta, la ciencia ficción o la fantasía suelen tener impactos que redundan en grandes tendencias que mucha gente aprovecha, con mayor o menor fortuna.
La tercera, y ya no abundaré en las otras, se basa en la falta de constancia de muchos de nuestros escritores, los cuales no son capaces de aceptar la responsabilidad, el compromiso y la disciplina que implica esta carrera.
Sólo agrego algo: Onetti, Sabato, García Márquez, Allende y Esquivel crearon y cultivaron sus mundos, y dado que, de diferentes maneras, podríamos describir parte de sus obras como sagas, ofrecen el alimento, la contundencia y la amplitud de visión necesarios para que autores como yo tengamos esas posibilidades bien abiertas.
¿Qué es para ti el realismo mágico?
Una estética artística que en la literatura en español ha tenido su desarrollo más rico. Un método para crear mundos que aprovechen, sin limitaciones, tanto lo que la imaginación como lo que la realidad nos obsequian. Una caja de herramientas en que descubrimos maneras de vincular tonos, ambientes, personajes y tramas de modos muy originales. Un camino hacia el interior de quien escribe el cual, en su otra punta, alcanza a tocar el alma de quien lee. La manera más eficaz de hacer magia con palabras. La herencia más importante de la hispanidad al resto de la humanidad. Nuestro regalo al mundo.
¿Tienes algún escritor/a/ que sea un referente para ti?
Muchos, y muy bien seleccionados. Algunos de ellos son autores anónimos, como el de El Cid. Los demás son Góngora, Sor Juana, Zorrilla, Hernández, Jiménez, Quiroga, Lezama, García Lorca, Neruda, Huidobro, Ortiz de Montellano, Villaurrutia, Alberti, Vallejo, Rulfo, García Márquez, Sánchez Ferlosio, Cela, Sáinz, Elizondo, Toscana y Britto García.
En otra ocasión, hablaremos exclusivamente acerca de los magicorrealistas.
¿Puede triunfar una obra de realismo mágico en Amazon? ¿Por qué?
El catálogo de realismo mágico de Amazon es más bien disperso y, curiosamente, copioso. Afortunadamente encontramos ahí las obras que considero canónicas de este género, pero, por desgracia, con una presencia sumamente diluida entre obras que no corresponden a esta estética.
Lo anterior es una gran ventaja para quienes nos especializamos y nos concentramos en el realismo mágico, quienes nos esmeramos en honrar la memoria de nuestros antepasados literarios, hasta El Quijote y El Amadís, dos magníficos representantes, quienes trabajamos en su avance llevando más lejos el realismo y más alto la magia.
Háblanos de La Hacienda de la Soledad…
La Hacienda de la Soledad es la primera novela de la saga La Guerra del Viento, la cual, como todas mis obras, es parte del inmenso poema narrativo Monterrey.
Su trama se detona en dos ambientes fundamentales: la Hacienda de la Soledad y la ciudad de Monterrey, separadas por unas cuantas leguas. En el primero de estos lugares se desencadena un amor robusto y sensible que conducirá a los enamorados al altar, pero un suceso violento interrumpe la boda.
Cuatro familias se ven involucradas en el argumento, y sus vínculos se estrechan cada vez más hasta que los eventos revientan en sangre, amor, paisajes y desplazamientos.
La naturaleza de mi región tiene un protagonismo básico en esta novela, en toda la saga y en toda Monterrey. Los seres que conviven en La Hacienda de la Soledad no son todos humanos; hay ángeles carpinteros, pequeños y grandes demonios, fantasmas de pieles que se pulverizan, muchas otras bestias cuyas vidas transcurren entre la supervivencia, el amor y la muerte.
En la sinopsis hay descripciones muy visuales: "Bajo nubes alucinantes y entre montañas majestuosas, en una tierra desértica que ellos, a golpe de trabajo y tenacidad, han convertido en un vergel…". ¿Con qué tipo de ambientación vamos a encontrarnos en La Hacienda de la Soledad? ¿Qué escenarios visitaremos?
Si en esa sinopsis las descripciones son muy visuales, prepárense para recibir, en la novela, una verdadera lluvia de experiencias correspondientes a todos nuestros sentidos, a narraciones extremas en su bondad y en su belleza, pero también en su horror y su violencia. Prepárense también para ir de las noches oscuras de Monterrey a las mañanas brillantes de La Soledad, de las duras calles urbanas al suave migajón de los cultivos, de los sabores de la carne cruda al dulce jugo de las naranjas, del olor a azahares al de los humos de las fábricas.
Y, claro, prepárense para personajes vivos, que tienen anhelos, los cuales se frustran la mayor parte de las veces, que avanzan trabajosamente por esta vida que compartimos y, sobre todo, para las emociones que todo esto produce.
Una boda, ángeles carpinteros, hambrunas, demonios oscuros, climas volubles… Todos estos son elementos de tu novela, mezcla de leyenda y realidad. ¿Cómo has integrado estos elementos a tu obra? ¿Son historias que has escuchado en Monterrey? ¿Experiencias personales? ¿Pura imaginación?
Todas las sagas que componen Monterrey basan sus narraciones en hechos reales. Yo conozco, porque los he visto y he hablado con ellos, a esos demonios oscuros y a esos ángeles carpinteros. Esas hambrunas han pegado a nuestra región, especialmente con la peste, la sequía o las inundaciones, y esos climas tan extrañamente extremosos los vivimos día a día en la Ciudad de Monterrey.
Quizá lo más divertido de escribir mi obra sea el desafío constante de vincular discursos y textos de muy diferentes procedencias, cuyo único denominador común es referirse a Monterrey y a mi región. Por ejemplo, un mito como el del Abuelo Viento me ofrece la plataforma necesaria para colocar un ambiente desértico, en él la cabaña de una bruja y, para ella, la historia que aparece en una noticia de un periódico de hace treinta años.
Dices que La Guerra del Viento es la primera saga de realismo mágico, en donde La Hacienda de la Soledad es su primer libro. Esta saga cuenta una historia mítica y legendaria de Monterrey y su región. ¿Qué es para ti Monterrey?
Es mi jardín, es mi cuarto de juegos, es mis ancestros, es mi bien equipado laboratorio literario en el que, entre pasos y palabras, hago que mi vida crezca.
Felipe, para finalizar, ¿por qué deberíamos leer el libro?
Porque invertí en él lo mejor que conozco de la lengua española, porque los seres humanos merecemos aventuras espirituales renovadas, porque es aconsejable multiplicar los caminos de nuestras vidas, porque es rico en descripciones, narración, diálogos y pensamientos, porque a mi madre le gustó, porque lo escribí yo.
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