Eclesiastés 10:12: “Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, más los labios del necio causan su propia ruina”.
Alberto Cabezas: Director de Relaciones Internacionales para Centroamérica y México de la Asociación Internacional de Periodistas y Comunicadores Cristianos
Comentario
LA VOZ DE GOICOECHEA. - La capacidad que Dios te ha dado de comunicarte verbalmente es un don maravilloso.
El hombre puede comunicarse eficazmente, dar a conocer su ideas y opiniones, contribuir a construir el pensamiento de otros, enseñar, exhortar, corregir, alentar, consolar, puede darse a conocer a los demás, ¿Cuan curioso es el don del habla?
Existen actualmente varias profesiones relacionadas con este don como el periodismo, publicidad, relaciones públicas, idiomas, filología, traducción, interpretación, entre otras.
¿Pero cuanto daño puede hacer el hombre con esa misma capacidad, si no hace un uso adecuado de ella?
Por eso, la Biblia abunda en exhortaciones sobre el uso que debemos darle a nuestra lengua.
Precisamente, por esto esta semana abordaremos la enseñanza que les hemos denominado “ el dedo acusador”, donde puntualizaremos respecto de la temática el cuidado que tenemos que tener a la hora de hablar en contra de nuestro prójimo o que los demás hablen en nuestra contra, la temática de la dignidad del ser humano, el sentimiento de humillación que esto implica, en muchas ocasiones por este tipo de aspectos llega a nuestra vida o llevamos a otras personas la depresión, encontraremos lo dicho en Juan 8 y por último la persecución del cristiano en nuestra actualidad y las criticas de los llamados o autonombrados “cristianos” a la sociedad lo que implica por esta causa una disminución del pueblo de cristiano.
Esto tomando en cuenta que debemos meditar al despertar de ¿Cuánto daño hemos hecho nosotros con ese dedo acusador? O al revés ¿Cuánto daño nos han hecho? Dios quiere limpiar tus heridas emocionales causadas por ese “dedo acusador” provenientes de las personas que más amas o incluso de personas desconocidas para ti.
La Biblia expresa claramente en Romanos 8:37 “Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”.
El noveno mandamiento
Éxodo 20: 16 expresa en su ley moral “ No hablen mal de otra persona ni digan mentiras en su contra”.
¿No se cuantas personas han notado el hecho que los diez mandamientos contienen dos mandamientos que tienen que ver con nuestro hablar?
Dos mandamientos de diez, que tratan particularmente con el uso de la lengua y el tercero no “tomarás el nombre del Señor tú Dios en vano”.
El tercero, protege la Santidad del nombre de Dios y prohíbe que este nombre sea tratado y manejado en nuestras conversaciones con ligereza.
El noveno mandamiento protege la reputación ajena y la verdad, así como no tenemos que tomar el nombre de Dios con nuestras bocas con ligereza por causa de la reputación y el honor de Dios. Así tampoco tenemos que juzgar o poner en riesgo la reputación de nuestro prójimo. Ambos mandamientos deben ser observados cuidadosamente.
Santiago 3: 9 es uno de los grandes capítulos del nuevo testamento, que hablan acerca del uso de la lengua y dice que “Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios”.
Es inconsecuente, es hipócrita que una persona alabe a Dios y al mismo tiempo maldiga al prójimo.
De tal manera, que este versículo nos hace ver que en muchas ocasiones exaltamos a Dios, bendecimos a Dios, pero en muchas situaciones maldecimos a las personas que fueron hechas a imagen de Dios.
Dice Santiago 3:10 “De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así”.
Tal duplicidad es inconsecuente con nuestro sentir cristiano. Tal duplicidad, bendecir a Dios y maldecir a los hombres es inconsecuente con la piedad.
Debemos cuidar la reputación de Dios y la de nuestro prójimo, ambos mandamientos se encuentran en la ley moral de Dios.
Es un don maravilloso poder hablar, pero debemos cuidar lo que hablamos.
Sabes el don del habla, nos convierte en personas creadas a imagen de Dios, lo que nos hace especiales, que cuando nos moramos si seguimos las ordenes de Dios dadas en los diez mandamientos podamos ir al cielo donde Él tiene un lugar maravilloso para nosotros.
No olvides esto, no hay nadie con tú, tan especial, con tus defectos y cualidades como tú no hay.
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