Por la filósofa Maria Alejandra Morgado Cusati
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Las personas con pocos amigos suelen presentar ciertas características comunes, como la falta de asertividad, la poca empatía y una inteligencia emocional pobre. El desarrollo de estas habilidades sociales es crucial para el establecimiento de vínculos efectivos.
Las relaciones interpersonales son de vital importancia para el ser humano. Gracias a ellas podemos crecer y desarrollarnos. No obstante, existen individuos que presentan dificultades para establecer y mantener vínculos sociales satisfactorios. Por lo general, se trata de personas con pocos amigos, cuyas causas varían.
Las pautas de interrelación humana se aprenden desde la infancia. El primer referente es la familia, la que nos proporciona patrones de conducta sociales que sirven de base para la instauración de relaciones futuras.
Sin embrago, este repertorio de actitudes no siempre son las más adecuadas para llevar a cabo un proceso de socialización efectivo. Como consecuencia, se constituyen individuos con una pobre integración de habilidades sociales.
A continuación, la misma autora agrega lo siguiente:
La persona socialmente hábil busca su propio interés, pero también tiene en cuenta los intereses y sentimientos de los demás y cuando entran en conflicto, trata de encontrar, en lo posible, soluciones satisfactorias para ambas partes.
Algunas de las habilidades sociales son las capacidades de expresar, tanto a nivel verbal como no verbal, las emociones y pensamientos de forma idónea. También tener en cuenta la repercusión de las propias manifestaciones en las otras personas.
A través de ellas, se pueden propiciar en los demás emociones positivas y reducir las negativas, como la rabia o el resentimiento. Del mismo modo, permitir que los vínculos interpersonales ayuden a la consecución de metas propias.
Existen algunos constructos que suelen relacionarse con las habilidades sociales y que, por lo general, se encuentran ausentes en la personas con pocos amigos.
- Asertividad: consiste en la capacidad de expresarnos de forma cordial, sincera, abierta y directa, procurando manifestar lo que se desea sin ofender o atacar a los demás. Las personas asertivas tienden a negociar el cumplimiento de sus objetivos. Es considerada una habilidad social que propicia la defensa de los propios derechos, opiniones y sentimientos y, a su vez, procura el respeto hacia las demás personas. Esta forma de relacionarse se contrapone a la inhibición y a la agresividad.
- Empatía: es la compresión de los pensamientos y sentimientos de la otra persona. En otras palabras, es la capacidad para colocarse en la situación del otro y entenderlo desde allí. Al igual que la asertividad, es una habilidad social que implica respeto y valoración.
- Inteligencia emocional: una persona con inteligencia emocional es capaz de identificar, comprender y manifestar sus propias emociones de forma adecuada.
Es probable que las personas con pocos amigos carezcan de habilidades para relacionarse de manera efectiva. De esta manera, se infiere que tienen determinadas características.
Son poco asertivos
Por lo general, las personas con pocos amigos tienden a ser inhibidos o agresivos. En el primer caso, las relaciones interpersonales se ven estropeadas por la sumisión, la pasividad, el retraimiento y el desprestigio propio. Mientras que en la persona hostil, los vínculos se encuentran afectados por el ataque e irrespeto hacia los demás.
Carecen de empatía
No son capaces de comprender la situación del otro. La empatía implica el establecimiento de una buena comunicación que permita el entendimiento de los sentimientos y motivos de los demás. Este hecho no se encuentra presente en las personas inhibidas o agresivas.
No realizan introspección ni controlan sus emociones
En el caso de los inhibidos, suelen ser personas que reprimen sus estados emocionales, lo que impide su reconocimiento y regulación. En cambio, los agresivos tienden a expresar cabalmente sus emociones, sin control alguno sobre ellas.
Presentan pensamientos negativos la mayor parte del tiempo
Se demostró que las personas con baja habilidad social presentan una mayor frecuencia de pensamientos negativos que aquellos con competencia interpersonal alta. Esta característica entorpece el establecimiento de relaciones sociales.
Según los postulados de la psicología cognitiva, el principal determinante de nuestras emociones son las valoraciones que hacemos de la realidad. En otras palabras, el estado emocional se encuentra definido por lo que pensamos de nosotros mismos, de las otras personas y de la realidad.
Por ejemplo, la valoración que puede crearse una persona tímida e insegura sobre otros individuos, en un determinado contexto, puede ser que los demás la están juzgando de manera negativa. Mientras que la persona hostil pensará en el otro de forma despectiva, llevándola a sentirse superior.
El hecho de que el ser humano aprenda cómo vincularse permite que las habilidades sociales puedan adquirirse. Incluso, se han establecido programas orientados al desarrollo de estas capacidades. La finalidad de estas intervenciones es propiciar, en primera instancia, conductas asertivas.
Los vínculos sociales efectivos son una de las principales causas del bienestar psíquico y emocional. Por su parte, las personas con bajas habilidades sociales son más susceptibles de padecer alteraciones psicológicas, como ansiedad y depresión. Por lo tanto, todo aquel que desee incrementar su calidad de vida debería desarrollar sus habilidades sociales.
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