Por el Dr. Samuel Antonio Sánchez Amador
LA VOZ DE GOICOECHEA.- La uveítis es un trastorno ocular caracterizado por la inflamación de la úvea, un tejido intermedio del ojo. Su diagnóstico y tratamiento dependerá, en gran medida, de la causa subyacente.
La uveítis es una patología caracterizada por la inflamación de la úvea, capa intermedia del tejido ocular situada entre la esclerótica y la retina. Según portales como la Clínica Mayo, esta enfermedad se manifiesta con enrojecimiento del ojo, visión borrosa y dolor. Además, suele empeorar con rapidez.
Tal y como muestran estudios médicos, la forma crónica de este trastorno se encuentra asociada a complicaciones como el glaucoma o el desprendimiento de retina. Por ello, es esencial conocer sus signos, el diagnóstico y el tratamiento.
¿Qué es la uveítis?
La uveítis es una forma de inflamación ocular. La úvea es la lámina ocular intermedia y, por tanto, está altamente irrigada con capilares sanguíneos. De hecho, por estos canales es por donde pueden entrar las células inmunes que provocan la indeseable respuesta inflamatoria.
La página médica Portal Clínic Barcelona nos aporta ciertos datos muy interesantes en lo que a la distribución de la uveítis se refiere. Algunos de ellos son los siguientes:
Este trastorno ocular está considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad rara.
Junto con la diabetes mellitus, la uveítis supone la principal causa de ceguera en el grupo de edad laboral activa, lo que se traduce en un alto impacto socioeconómico.
En Estados Unidos un 10 % de todos los casos de ceguera están causados por uveítis. En España, se estima que hay unas 47 000 personas afectadas por la enfermedad.
Todas estas cifras revelan que se trata de un trastorno mucho más extendido de lo que podría considerarse en primer lugar. Además, el portal nombrado señala que existen diversos tipos de uveítis según el lugar de afectación. Estos son los siguientes:
Iritis: afecta a la parte delantera del ojo. Va acompañada de enrojecimiento ocular, dolor y fotofobia (rechazo a la luz).
Uveítis intermedia: en este caso se inflama la sustancia gelatinosa que otorga el tono al ojo y que rellena la cavidad vítrea (humor vítreo). Se pueden formar acumulaciones de «bolas de nieve» en esta sustancia, es decir, cúmulos de células inflamatorias flotantes.
Uveítis posteriores: inflamación de la retina o las coroides.
Panuveitis: cuando la enfermedad se manifiesta tanto en la parte anterior como posterior del ojo.
Una vez hemos descrito la incidencia de esta enfermedad en la población general y los subtipos posibles, es hora de sumergirnos en el diagnóstico y tratamiento de la patología.
La uveítis es una enfermedad ocular que se asocia con la ceguera. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la cataloga como una enfermedad «rara».
Para poder abordar la enfermedad, es necesario primero conocer sus causas. El organismo National Eye Institute (NIH) nos muestra los posibles motivos que impulsan la aparición de uveítis. Algunos de ellos son los siguientes:
Un ataque erróneo por parte del propio sistema inmune del organismo (trastornos autoinmunes).
Procesos infecciosos que ocurren dentro del ojo.
Tumores asociados al aparato ocular.
Daños y lesiones oculares.
Entrada de sustancias tóxicas en el ojo.
Ciertas enfermedades, como el VIH, la toxoplasmosis, la tuberculosis y otras muchas.
Diagnóstico
El diagnóstico de la uveítis requiere de un detallado historial médico del paciente, ya que las causas pueden ser múltiples y muy poco relacionadas entre ellas. El examen ocular suele ser el primero de los pasos, dado que esta patología se encuentra ligada a la pérdida de visión.
Por lo anterior, el oculista puede sugerir la realización de diversas pruebas. Por ejemplo:
Tests de agudeza visual.
Examen fondoscópico (de la parte posterior del ojo).
Medida de la presión ocular.
Inspección del ojo mediante una lámpara de hendidura.
Por desgracia, es posible que en personas con uveítis intermedia sea necesario realizar pruebas enfocadas a la evaluación del sistema nervioso central. ¿La razón? Diversos estudios la han identificado como un síntoma de esclerosis múltiple en sus primeros estadios.
Otras fuentes exponen que un análisis de sangre puede facilitar el diagnóstico de la enfermedad. Este trastorno ocular puede presentar diversas complicaciones a la hora de ser detectado, pero el primer paso siempre es diferenciar si la causa es infecciosa o no infecciosa.
El tratamiento de la uveítis se basa en eliminar la inflamación de la úvea, aliviar el dolor local y prevenir más daños tisulares. Aún así, la causa determinará el fármaco de elección, pues nada tiene que ver una infección bacteriana en el ojo con un trastorno autoinmune. Así pues, los medicamentos usados de forma general se pueden dividir en tres grupos:
Fármacos antiinflamatorios: medicamentos esteroideos que se prescriben de forma usual como gotas oculares.
Antibióticos o antivirales: enfocados a combatir y eliminar el foco infeccioso vírico o bacteriano causante del dolor.
Moduladores del sistema inmune: medicamentos inmunosupresores que tienen como diana elementos específicos del sistema inmune del paciente.
El tratamiento para la uveítis varía en función de su causa. Es necesario establecer si su origen es infeccioso o no.
Como hemos podido observar, la uveítis es un trastorno ocular caracterizado por un proceso inflamatorio de múltiples causas. Esta patología se puede explicar por procesos infecciosos como colonizaciones bacterianas en el ojo, enfermedades neurodegenerativas tan complejas como la esclerosis múltiple, entre otros.
Por este motivo, el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad pueden resultar complejos. En cualquier caso, ante un dolor ocular persistente, la asistencia al médico de forma rápida se hace esencial.
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