Por el nutricionista Saúl Sánchez Arias
LA VOZ DE GOICOECHEA.- Quizás hayas escuchado que consumir agua del grifo no es bueno o que los microplásticos de las botellas pueden empeorar la salud. Respondemos todas estas dudas aquí. No te lo pierdas y sigue leyendo.
Existe polémica acerca de si es mejor el consumo de agua embotellada o agua del grifo. Dependiendo del país o de la localidad en la que nos encontremos, puede ser más habitual ingerir una u otra.
Cabe destacar que sobre este hábito pueden influir diversos factores, como la calidad del líquido de la zona geográfica y la existencia de una depuradora cercana. De todos modos, mucho se ha especulado sobre cuál de los dos resulta más positivo para la salud.
Durante muchos años, la mayor parte de la población recurría al agua del grifo para su consumo habitual, sin embargo, hoy en día destaca la ingesta de agua embotellada por encima del resto. ¿Qué dice la ciencia al respecto?
El agua embotellada cuenta con una ventaja muy clara, ya que su composición es estable y pasa muchos controles sanitarios, lo cual reduce el riesgo de intoxicaciones. Además, podemos conocer la presencia de minerales en el líquido, lo que sirve como referencia a la hora de utilizar este elemento para la preparación de comidas en contextos especiales.
No obstante, el consumo de agua embotellada no está libre de inconvenientes. El más preocupante de todos ellos, quizás sea la presencia de microplásticos procedentes de su envase. De hecho, un estudio publicado en Food Additives & Contaminants expone que los efectos de estas sustancias sobre la salud no están del todo claras.
Sin embargo, también podemos encontrar en la literatura científica ciertas referencias que recomiendan el consumo de este líquido embotellado a la hora de reducir el riesgo cardiovascular. Esto se debe a su reparto equilibrado de minerales, incluido el sodio y el potasio que se involucran en la regulación de la presión arterial.
Ventajas y desventajas del agua del grifo
En el caso del agua del grifo, no podremos conocer con exactitud el contenido en minerales y en electrolitos de la misma. A menos que vayamos en persona a la depuradora más cercana por esta información.
De forma general, el consumo de este líquido no debería de entrañar riesgos para la salud, ya que pasa una serie de controles sanitarios que aseguran su desinfección. Resulta poco probable que contenga bacterias o microorganismos que puedan causar perjuicio.
Tal y como afirma una investigación publicada en la revista AMA, son frecuentes los análisis del agua del grifo para comprobar su salubridad. Por este motivo, no deberíamos de preocuparnos en exceso si la consumimos.
De todos modos, es importante, si vamos a emplear el líquido, asegurarnos de que la boquilla del grifo está perfectamente desinfectada. La presencia de moho o de hongos en la misma podría enturbiar la calidad del producto final, originando infecciones.
Por otra parte, el agua del grifo puede contener productos higiénicos en su composición, aunque en pequeña cantidad. Uno de ellos es el cloro. La ingesta de dicha sustancia de manera continuada podría ser negativa para la salud, convirtiéndose en un tóxico para algunos tejidos orgánicos, en particular los que están presentes en la cavidad bucal.
Un reciente artículo publicado en la revista Appetite asegura que muchos consumidores prefieren consumir agua del grifo por el ahorro de materiales, como el plástico que conlleva la botella. De esta manera, es posible ayudar a la conservación del medio ambiente.
Desde el punto de vista sanitario o nutricional, no existe una respuesta rotunda a la pregunta sobre cuál es mejor. Es probable que la mejor opción resulte de consumir agua embotellada en recipientes de cristal para evitar la presencia de microplásticos en el líquido.
Lo que está claro como conducta de riesgo es el hecho de rellenar botellas de plástico de manera constante. Esto debería de evitarse, así como dejar dichos envases al sol.
A partir de aquí, puede ser recomendable tanto consumir agua embotellada como ingerir agua del grifo. Se debe considerar que, si preparamos alimentos para personas con necesidades especiales, hemos de recurrir a un tipo de agua de mineralización débil.
Además de asegurar una serie de criterios higiénicos, es fundamental consumir agua con regularidad. Mantener el estado de hidratación es esencial a la hora de prevenir patologías y complicaciones agudas en los meses de calor.
Si la calidad del agua de tu zona es la adecuada, no tendrás ningún problemas si ingieres este líquido con regularidad. Sin embargo, si optas por el consumo de agua embotellada, prefiere siempre envases de cristal.
Otra de las opciones que tienes, si no te agrada en exceso el sabor del agua del grifo, es conservarla en un recipiente de cristal en la nevera. El frío oculta las cualidades organolépticas del agua con un gran contenido en minerales.
Por último, estate atento a las recomendaciones sanitarias. Si salta la noticia de que el agua del grifo de tu localidad contiene demasiado cloro, evita su consumo por un tiempo, hasta que se solucione el problema.
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