Luego viene la recuperación, que consiste en el establecimiento de fondos de ayuda y redes coordinadas de atención. Para ello se precisan políticas públicas, movilización de voluntarios y asociaciones intersectoriales que marquen la diferencia al aprovechar los recursos del sector privado con el conocimiento comunitario de las organizaciones de la sociedad civil. En el caso de la COVID-19, la recuperación implica además volver a trabajar de manera segura.
Es fundamental que las personas participen en el proceso de toma de decisiones durante la recuperación, pues sus necesidades son cruciales para la tercera etapa: la reconstrucción. La reconstrucción no debería tratarse de erigir una casa en el mismo lugar que antes. Debe enfocarse en una planificación a largo plazo que ayude a las personas a resurgir fortalecidas mediante la reconsideración de nuevos sistemas que permitan que individuos y comunidades enteras sean más resilientes y exitosos.
United Way lleva más de 130 años implicado en la construcción de comunidades y la respuesta ante desastres. Comenzamos en los Estados Unidos a finales del siglo XIX debido a que los ciudadanos de Denver, Colorado se reunieron tras una inundación devastadora. Crecimos en la primera mitad del siglo XX con el poder de los "Cofres de guerra" y los "Cofres comunitarios" que permitían a las personas juntar dinero para causas sociales importantes. Ahora operamos en más de 40 países y territorios de todo el mundo, uniendo al sector público, las empresas privadas y las organizaciones sin fines de lucro para resolver los desafíos socioeconómicos más difíciles de cada comunidad.
Hemos combinado las lecciones del pasado con soluciones actuales e innovadoras para formar la esencia de nuestro trabajo de respuesta, recuperación y reconstrucción ante la COVID-19. Desde marzo, United Way ha recaudado unos 900 millones USD a través de fondos locales, nacionales e internacionales, ha iniciado colaboraciones con algunas de las empresas más grandes del mundo para recaudar dinero y concienciar sobre los desafíos continuos que plantea la COVID-19 y ha defendido a capa y espada a las familias en dificultades y a las organizaciones sin fines de lucro en estos tiempos difíciles.
Pero la respuesta y la recuperación deben dar paso rápidamente a la reconstrucción. Desafortunadamente, a lo largo de mi carrera he aprendido que la reconstrucción suele ser la etapa que pasan por alto los líderes políticos y económicos, cuyos intereses están atendidos por las estructuras del sistema existente. Si queremos evitar, o al menos minimizar futuros desastres, nuestra comunidad global debe asumir estos conceptos esenciales al repensar nuestra sociedad y reconstruirnos:
1. Fortalecer la equidad y la resiliencia de la comunidad
Las disrupciones globales, causadas por el hombre o la naturaleza, van a ser cada vez más frecuentes. Las naciones, las comunidades y los individuos deben estar preparados para afrontarlos y recuperarse. Eso significa garantizar que todos tengan los niveles necesarios de salud y seguridad económica para evitar la dependencia, controlar su futuro y resurgir con más fuerza.
2. Pensar de manera ascendente, no descendente
La resiliencia se conforma de manera inherente por las necesidades particulares de cada comunidad. Por lo tanto, la mejor manera de garantizar que las personas y las comunidades puedan cuidarse a sí mismas es adoptar soluciones desarrolladas comunitariamente. Durante demasiado tiempo, las instituciones de la sociedad civil, incluida United Way, han seguido modelos lógicos formulados en ubicaciones centrales, en lugar de inspirarse en ideas y prioridades que emanen de las colectividades locales. Y esto debe cambiar.
3. Evitar el pensamiento de "vuelta a la normalidad"
La COVID-19 ha evidenciado fallos en los sistemas de los Estados Unidos y otros lugares, ya que ha sido como un potente huracán que se mueve lentamente, causando estragos por doquier, en vez de aislar sus efectos en una ubicación. Si el huracán Katrina arrancó el techo de los hogares de Nueva Orleans en los Estados Unidos, el coronavirus está destrozando los cimientos de toda la casa de la sociedad. Las cadenas de suministro justo a tiempo y los sistemas de ayudas al desempleo desbordados no necesitan reparaciones: necesitan derrumbarse y reconstruirse con las necesidades actuales de las personas, no priorizando las del sector privado o la burocracia.
La respuesta de la sociedad ante la COVID-19 está exponiendo qué comunidades son resilientes y qué sistemas están ayudando a las personas a salir adelante. Desafortunadamente, muchos sistemas están fallando, desde las pruebas para detectar el virus hasta el apoyo a los desempleados, debido a que demasiadas instituciones políticas, económicas y sociales no están diseñadas poniendo a las personas primero, las cuales han sido víctimas del statu quo o, peor aún, de intereses particulares.
En este avance hacia la fase de reconstrucción de la COVID-19, ignoremos el instinto de regresar a como antes eran las cosas, En todo el mundo, cientos de millones de personas han estado viviendo en la pobreza o atrapados sin una vía por la escala socioeconómica. Toca ahora escuchar a los individuos y líderes más cercanos a la ciudadanía, apoyar sus mejores ideas y amplificarlas y reconstruir nuestra sociedad más unida y fuerte que antes. Exijamos a los líderes nacionales, empresariales y de la sociedad civil que reflexionen sobre su forma de trabajar individual y colectivamente, con el fin de capacitar a las personas que conocen mejor sus comunidades y poder crear un progreso sostenido en pos de mayores oportunidades para todos.
Aprendamos las lecciones importantes de la crisis de la COVID-19 y preparémonos mejor para lo que viene.
Escríbenos a nuestro correo electrónico
0 Comentarios
Queremos ver tus comentarios, estos nos enriquecen y ayudan a mejorar nuestras publicaciones :
_______________________________________________