Es importante que conozcas lo que le sucede al cuerpo cuando se pierde peso. Este proceso conlleva una serie de cambios metabólicos y hormonales que pueden influir en el estado de salud de manera positiva. Puede ser interesante tenerlos en cuenta para gozar de un conocimiento más profundo sobre la fisiología y adaptar la alimentación a los mismos.
La pérdida de peso es recomendada cuando una persona está excedida de los valores considerados adecuados. Mucha gente mantiene un porcentaje de grasa corporal superior a lo aconsejado, lo que puede incrementar el riesgo de sufrir patologías metabólicas.
El sobrepeso y la obesidad son epidemias que se expanden por todo el globo terráqueo. Cada vez se hace más evidente la necesidad de planes de abordaje que contengan la situación desde la alimentación. Por ello, a continuación te contamos todo lo que le sucede al cuerpo cuando se pierde peso.
Cuando se pierde peso se mejora el control de las glucemias
Uno de los efectos más beneficiosos de la pérdida de peso es la mejora en el control de la glucemia sanguínea, lo que reduce el riesgo de avanzar hacia patologías complejas, como la diabetes. La misma consiste en las cifras de glucosa que, con persistencia, permanecen altas en la sangre.
La diabetes es una enfermedad endémica en la actualidad, esto quiere decir que está instalada y que sostiene o aumenta su presencia. De acuerdo con una investigación publicada en la revista Current Opinion in Endocrinology, Diabetes and Obesity existe una relación estrecha entre el sobrepeso y los problemas de tipo metabólico.
Reducir el porcentaje de grasa corporal es capaz de disminuir la resistencia a la insulina, lo cual ayuda a controlar las glucemias sanguíneas. Al existir menor tejido graso, la hormona tiene la posibilidad de actuar con más eficiencia, introduciendo el azúcar en las células.
Además, la diabetes se relaciona de manera directa con otras enfermedades, como pueden ser las de tipo cardiovascular, e incluso con algunos tipos de cáncer. Mejorar la alimentación resulta un punto de inflexión a la hora de prevenirlas.
También realizar ejercicio físico de manera habitual es capaz de promover la pérdida de peso y de ayudar en el control de las glucemias. Por lo que queda claro que el abordaje del problema es multifactorial.
Uno de los problemas del exceso de peso es que las personas tienden a sufrir problemas relacionados con el control del apetito y la sensación de saciedad. Esto se debe a que la grasa corporal interfiere en la producción de ciertas hormonas, como puede ser la leptina o la ghrelina.
Dichas sustancias se encargan de estimular o de reducir el apetito en situaciones de ayuno y de alimentación normal. En concreto, la ghrelina cuenta con la capacidad de incrementar la sensación de hambre, mientras que la leptina es capaz de inhibir el apetito.
Sin embargo, según los expertos, las personas con sobrepeso sufren problemas a la hora de sintetizar esta última hormona, lo que condiciona de manera significativa la ingesta de alimentos. Se ingresa a un círculo vicioso de estímulo constante del apetito.
Incluso, es posible que ciertas personas sufran incapacidad de generar leptina en una determinada etapa de su vida. Son razones genéticas las que están detrás de este proceso y pueden condicionar de forma significativa la ganancia de peso, a partir de un incremento del consumo calórico.
Al cuerpo le sucede que, cuando pierde peso, modifica su microbiota intestinal. Esto repercute de forma positiva en la salud cerebral, ya que el intestino y el cerebro están muy conectados.
Una investigación publicada en la revista Nutrients reveló que la suplementación con probióticos era capaz de reducir el riesgo de sufrir depresión. Esta asociación refleja la importancia de la flora intestinal en la salud mental.
A medida que se pierde peso, se reducen las bacterias patógenas que crecen en el intestino y se modula la flora de una forma beneficiosa. Estos cambios mejoran aspectos relacionados con el sistema nervioso central, con el tránsito intestinal y con la reducción de ciertos tipos de patologías.
Una dieta que genere una disminución de la grasa corporal suele ser rica en proteínas, en grasas saludables y en fibra. Todos estos nutrientes son capaces de estimular de manera selectiva el crecimiento de las bacterias beneficiosas del intestino. Incluso, hay planes de nutrición que consideran que a la hora de promocionar la pérdida de peso resulta fundamental comenzar por inducir cambios en la microbiota intestinal.
Al cuerpo le suceden una serie de cambios importantes cuando pierde peso. Estas variaciones van más allá de una cuestión estética, pues influyen en directo y de manera positiva en el estado de salud general.
A pesar de ello, no todo vale a la hora de perder peso. Adherirse a una dieta restrictiva puede resultar contraproducente a mediano plazo, afectando la salud intestinal y metabólica. Incluso, una privación grande de nutrientes puede terminar con el temido efecto rebote posterior.
Si vas a plantear una pérdida de peso, has de hacerlo con la ayuda de un profesional, para que este te pueda indicar cómo llevar a cabo este proceso de una forma saludable. Solo cuando se propone un protocolo de alimentación variado y equilibrado se puede garantizar el correcto funcionamiento del organismo.
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