Hay una gran cantidad de personas en el mundo que tienen alergia a los gatos. Esas mascotas habituales de familias por todo el mundo pueden ser una incomodidad para propios y ajenos.
Los gatos son una fuente común de alérgenos. Se llama así a las proteínas específicas que desencadenan en los individuos susceptibles una reacción alérgica.
Las escamas desprendidas de la piel del animal son la principal fuente de los mismos. Es lo que conocemos como caspa del gato. El resto de los alérgenos se encuentra en la saliva y orina del animal. Una proteína en particular, la Fel d1, es responsable del 95 % de las alergias a los gatos.
La hipersensibilidad inmediata producida por alérgenos inhalados es muy común entre niños y adultos jóvenes con asma y rinitis. Esto los conforma como un grupo sensible para la alergia a los gatos.
En el caso de las personas que presentan una susceptibilidad a los alérgenos de los gatos, sus síntomas serán los habituales de la rinitis alérgica o de la crisis asmática. En este punto, no habrá diferencias con los signos que sufre un alérgico a otras sustancias.
La caspa del gato se desprende en primavera y se vuelve a acumular en otoño. Por lo que puede generar confusión el ritmo estacional, haciendo que sea difícil el diagnóstico diferencial con una rinitis causada por pólenes, por ejemplo.
Esto es más profundo en los niños más pequeños con alergia a los gatos, ya que en los mayores de 4 años los síntomas son más leves, aunque duraderos. A mayor edad, se tiende a perder la predominancia de los síntomas por épocas.
También es cierto que las personas que viven con gatos desarrollan tolerancia. Es decir, los síntomas de alergia a los gatos se minimizan con el tiempo. Hay un proceso de acostumbramiento a las dosis de alérgenos del animal.
La alergia a los gatos comparte síntomas con otras patologías alérgicas. Hay rinorrea, o sea, goteo nasal. También congestión en la nariz con un flujo constante de líquido hacia la garganta, conocido como drenaje postnasal.
Los estornudos son casi una norma, acompañados de picazón en el paladar, nariz, oídos y ojos. Esto lleva a la conjuntivitis alérgica y a la dermatitis, que se localiza en la cara, el cuello y los miembros inferiores. A veces, las más afectadas son las zonas de la piel en contacto con el animal, sin embargo, esto no es siempre así.
Las crisis asmáticas son una expresión de gravedad de la alergia a los gatos. Los bronquios se cierran y aparece el silbido característico del aire intentando salir. En una persona con antecedente de asma el cuadro es peor.
La forma más efectiva de controlar cualquier manifestación alérgica, ya sea rinitis o asma, es la de no exponerse al alérgeno que la desencadena. Es por este motivo que la medida más efectiva para controlar la alergia a los gatos es mantener a los animales fuera de la casa.
Los alérgenos de los gatos se transportan en la ropa, se acumulan en sofás, alfombras, colchones, y además pueden permanecer en el aire durante períodos prolongados. Esto es así debido a su pequeño tamaño.
Otras medidas de prevención, si bien son recomendadas, no demostraron ser tan efectivas como el alejamiento de la fuente de alergia. Ejemplos de estas recomendaciones son las siguientes:
- Usar filtros de aire.
- Limpiar agresivamente alfombras, sofás y camas con filtros HEPA.
- Bañar con regularidad a las mascotas.
- Cambiar la ropa usada.
- Emplear inmunoterapia desensibilizadora.
Se habló alguna vez de la existencia de gatos hipoalergénicos. La realidad es que al día de hoy no hay evidencia de que existan razas con mayor o menor nivel de alérgenos. Algunos investigadores han sugerido varios enfoques para crear gatos hipoalergénicos, eliminando el gen de la proteína Fel d1. Si bien algunas de las estrategias se usan, todavía no han demostrado su beneficio.
Si amas a los gatos y no quieres dejar de convivir con ellos, consulta con un medico para valorar algunas estrategias que reduzcan la exposición. Hay alternativas y hábitos que se pueden adoptar sin significar cambios bruscos.
En caso de que se presenten síntomas de alergia a los gatos, también un profesional de la salud podrá indicarte medicación para el control de los síntomas, como antihistamínicos, beta agonistas, antiinflamatorios e inmunoterapia específica.
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