El modelo está disponible por apenas 930 dólares (1.200 dólares con baterías) en su versión biplaza, o lo que es lo mismo, por solo 820 euros (1.059 euros con baterías). Existe además una variante de tres asientos (1.500 dólares o 1.323 euros). El vehículo mide 2,5 metros metros de largo, 1,50 metros de ancho y 1,80 metros de alto. Su peso ronda los 323 kg, y puede cargar un máximo de 300 kg.
El Chang Li se ofrece con tres niveles de potencia: 1,15 cv; 1,36 cv y 1,6 cv. La velocidad máxima es de 30 km/h, mientras que la autonomía se sitúa entre los 40 km y los 100 km por carga. Puede superar pendientes de hasta 30 grados, cuenta con suspensiones independientes, y sus frenos son de tambor (más que suficiente dado su peso y tamaño). También hay tres opciones para las baterías: de 800 W, de 1.000 W o de 1.200 W, las cuales tardan en cargarse entre 7 y 10 horas.
El medio especializado estadounidense Jalopnik ha podido probar recientemente el coche. El periodista Jason Torchinsky pidió el vehículo a través de Alibaba, y tras ser enviado desde China el modelo llegó a la casa de su emocionado propietario en camión.
¿Cuáles son las conclusiones de este petrolhead tras testarlo?
Su primera impresión es positiva, pues el coche funciona mejor de lo esperado. Además, y a pesar de su reducido precio, cuenta con elementos como una cámara de marcha atrás, una radio y un calentador. Sin embargo, su punto débil es la ridícula potencia de su motor, pues si bien el coche «llanea» de forma aceptable, en cuesta arriba a duras penas es capaz de mantener su ya de por sí reducida velocidad (hasta el punto de que el hijo del protagonista lo adelanta corriendo con facilidad).
¿La conclusión?
Su primera impresión es positiva, pues el coche funciona mejor de lo esperado. Además, y a pesar de su reducido precio, cuenta con elementos como una cámara de marcha atrás, una radio y un calentador. Sin embargo, su punto débil es la ridícula potencia de su motor, pues si bien el coche «llanea» de forma aceptable, en cuesta arriba a duras penas es capaz de mantener su ya de por sí reducida velocidad (hasta el punto de que el hijo del protagonista lo adelanta corriendo con facilidad).
¿La conclusión?
El Chang Li es un automóvil eléctrico asombrosamente barato que funciona de forma correcta, si bien hay que tener claras sus limitaciones. De hecho, siendo justos ni siquiera se debería considerar un coche, pues en realidad es más bien una suerte de ciclomotor extremadamente limitado. Por lo tanto, su uso se reduce a un ámbito estrictamente urbano.
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