El foco ya deja 53 nuevos casos confirmados, 51 de ellos en la capital
De acuerdo con los requisitos de la campaña de prevención
y control de la covid-19,
Pekín llevará a cabo pruebas de coronavirus a quienes hayan estado en el
mercado de abastos de Xinfadi en algún momento desde el 30 de mayo o haya
tenido contacto con alguno de sus trabajadores. Si es su caso, le rogamos que
lo notifique a su comité vecinal, coopere y acuda a los centros designados para
someterse a una prueba”.
Este mensaje, con pequeñas variaciones, ha llegado este
domingo a todos los hogares de Pekín, sea a través de llamadas telefónicas, SMS,
grupos de redes sociales o, en algunos casos, mediante visitas a domicilio de
funcionarios de los comités vecinales, los organismos encargados de aplicar las
órdenes del gobierno en cada barrio. La preocupación de las autoridades, que
este domingo convocaban dos ruedas de prensa para informar de la situación, es
palpable: el brote de coronavirus descubierto esta semana en el mercado
de Xinfadi afecta ya a 51 personas, después de que el sábado se confirmaran
36 casos y este domingo, al menos otros ocho, despertando el temor a que pueda
darse una segunda oleada del virus en un país que había tomado algunas de las medidas más duras del mundo para poner al
patógeno bajo control.
“Pekín ha entrado en un periodo extraordinario”, ha
declarado el portavoz del gobierno municipal, Xu Hejian, en la primera de las
ruedas de prensa de la jornada. Horas antes, los funcionarios del distrito de
Fengtai, donde se encuentra el mercado ahora cerrado, habían declarado que el
área quedaba “en pie de guerra” contra el virus, detectado cuando la capital
empezaba a respirar, después de 55 días sin casos confirmados.
El brote ya ha alcanzado otras provincias: la de
Liaoning, en el noreste, ha confirmado dos infecciones relacionadas con el
mercado. Varias provincias han impuesto cuarentenas de 14 días a quienes
lleguen de los distritos afectados de Pekín, y algunas ciudades recomiendan a
sus residentes no desplazarse a la capital por el momento si no es
estrictamente necesario. La desazón se nota también en las calles de la
capital, por alejadas que estén físicamente de la zona del foco: vuelven a ser
ubicuas las mascarillas, después de una semana en la que se rebajó el nivel de
alerta y ya no eran obligatorias en la calle. Han regresado, más rigurosos que
nunca, los controles de temperatura a la entrada de lugares públicos y
complejos residenciales. El nuevo brote es el tema dominante en conversaciones
y redes sociales.
En un foco que guarda similitudes con el de Wuhan —ambos han
comenzado en un mercado de alimentación—, la prioridad absoluta es evitar los
errores que se cometieron entonces, cuando los retrasos iniciales en la
respuesta permitieron que se propagara la pandemia. Un gran foco en Pekín que
obligara a paralizar la capital, o al menos parte de ella, supondría un enorme
desafío logístico en una ciudad de 22 millones de habitantes. Por no hablar de
un fuerte golpe a la moral nacional, un duro revés para la economía y una
“pérdida de cara” para el Gobierno chino, que ha sacado pecho sobre el éxito de
su modelo para combatir el virus, frente a otros países desarrollados que han
obtenido peores resultados.
“Pekín no se va a convertir en un segundo Wuhan, propagando
el virus a muchas otras ciudades del país y necesitando que se ordene un
cierre”, ha declarado Zeng Guang, un epidemiólogo gubernamental citado por el
periódico Health Times. En su opinión, el brote estará controlado en
cuestión de pocos días.
El modo de extirpar el brote de raíz es localizar lo
antes posible a quienes hayan podido contagiarse, mediante pruebas masivas y el
rastreo de los contactos de los contagiados. Según ha explicado el subdirector
del distrito de Fengtai, Zhang Jie, el objetivo es examinar inmediatamente a 46.000
personas, entre residentes de las áreas cercanas al mercado, trabajadores de
Xinfadi y sus contactos. Hasta última hora de la tarde del domingo ya se habían
efectuado pruebas a 10.880 personas.
El público ha respondido a los llamamientos de inmediato.
A lo largo de un día de intenso sol y calor ha sido posible ver largas colas en
cualquiera de los 24 puntos habilitados en hospitales y estadios de Fengtai
para que los trabajadores sanitarios les tomaran muestras del tejido buconasal.
Huaxiang, el barrio donde se encuentra Xinfadi
—irónicamente, el nombre de este mercado puede traducirse como “Lugar del Nuevo
Brote”—, ha quedado declarado este domingo como área de máximo riesgo, el único
lugar en toda China en ese nivel. Otros siete barrios de la capital han quedado
designados áreas de riesgo medio, la mayoría en Fengtai aunque también está
incluida la Calle Financiera del distrito de Xicheng, el Wall Street pekinés.
Este nivel prevé que los residentes de las áreas afectadas trabajen a distancia
y se impongan mayores controles sobre los movimientos.
Se han suspendido diversas convocatorias; la Oficina
Nacional de Estadística ha cancelado su encuentro para anunciar datos
económicos este lunes; en Fengtai, varias atracciones turísticas y parques han
cerrado sus puertas. Están aplazadas las actividades deportivas de este fin de
semana, y en todo Pekín se ha pospuesto la vuelta a las clases presenciales,
prevista para este lunes, de los alumnos de primeros cursos de primaria.
Al tiempo que se toman estas medidas para evitar la
propagación del virus, los expertos del gobierno municipal de Pekín y la
Comisión Nacional de Sanidad tratan de establecer cuál ha sido la cadena de
transmisión, mediante tecnología de big data para rastrear los
movimientos de los infectados y a través de análisis de laboratorio de las
muestras del virus, para compararlas con las cepas existentes.
Hasta el momento, subrayan los expertos, no hay nada
claro acerca de cuál ha podido ser la fuente del contagio. Entre las muestras
tomadas en el mercado, unas 40 contenían trazas del virus, entre ellas las
tablas utilizadas para cortar salmón importado en uno de los puestos. Pero
según Wu Zunyou, epidemiólogo jefe del CDC nacional, “no podemos concluir que
el salmón sea la fuente de la infección simplemente porque se haya detectado
coronavirus en las tablas para cortar el pescado de uno de los vendedores” del
mercado.
Según Wu, es posible que el origen sea algún alimento
—carne o pescado— contaminado, pero también que quien introdujera el virus en el
mercado fuera alguno de sus visitantes. “Cualquier persona u objeto en contacto
con esa tabla pudo ser la fuente”, ha indicado. La prensa estatal china, por
contra, cita a otro experto, Yang Peng, que apunta que la secuenciación del ADN
del virus muestra que el brote pudo llegar de Europa. “Nuestra valoración
preliminar es que el virus llegó del exterior. Aún no podemos determinar cómo.
Puede que estuviera en carne o pescado contaminados” o que se propagara a
partir de los excrementos de gente en el mercado, ha explicado. De momento,
caído en desgracia, el salmón ha desaparecido de la oferta de supermercados,
restaurantes o algunas de las principales plataformas de venta electrónica de
alimentos.
Las autoridades sanitarias de Pekín han ordenado una
desinfección a fondo del mercado y han llevado a cabo inspecciones fulminantes
en decenas de mercados y supermercados de toda la capital. Hasta el momento,
según han indicado, no han encontrado anomalías. Por si parte de la población
pudiera querer acaparar alimentos, han asegurado que los suministros están
garantizados.
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