De la Upad al circo actual: ¿Dónde fue que perdimos la cordura como país?

Todos estamos re-claros en que el Ejecutivo cometió errores en la elaboración del decreto, pero de ahí a la “conspiranoia” que se desató hay un salto que nos asombra. ¿Dónde fue que perdimos la cordura como país?
Solamente unos días antes, se discutían en Costa Rica dos grandes proyectos en favor de la gente y contra la evasión fiscal de los más poderosos, incluida, por supuesto, la banca que resguarda esa riqueza y produce usura en perjuicio de las mayorías.
Uno de ellos había logrado poner un tope del 39% a las tasas de interés de los créditos bancarios, el otro pretende levantar el secreto bancario para combatir la evasión de impuestos, que en el país es inmensa entre las grandes corporaciones.
Pero un día viernes, de repente, surge un desdichado párrafo en un decreto presidencial: "facilitar acceso a la UPAD a información confidencial con la que cuentan las instituciones públicas cuando así se requiera".
Ese fin de semana, mientras el Gobierno miraba silencioso, no faltó ningún oportunista vociferando contra el “espionaje gubernamental” del presidente Alvarado y sus malévolos secuaces. No faltaron las frases como “llegaremos hasta las últimas consecuencias” o esto es peor que la Gestapo. Las vestiduras se rasgaron histriónicamente en las redes sociales y los medios de comunicación, por la afrenta del Gobierno al invadir la “privacidad” y los "datos sensibles" de los ciudadanos costarricenses, así como incursionar en la más pudorosa “intimidad” de cada uno de los ignotos ciudadanos de este mundo cibernético donde Facebook, Google, Amazon, Crediserver y muchos más hurgan en toda esa información autorizados por nosotros mismos.
En ese momento, la gran pregunta que nos hacemos es ¿cómo pasó de la “información confidencial con la que cuentan las instituciones públicas”, a la información confidencial, sensible, privada e incluso íntima de cada uno de los costarricenses, al estilo espionaje Gestapo y afines?
Al principio de la semana, el presidente Alvarado aceptó que se cometieron errores, pero sin mala intención, y el coordinador de la oficina de análisis de datos cuestionada, Diego Fernández, dio clarísimas explicaciones en Casa Presidencial y luego en el programa 7 Días de Canal 7.
Fernández aclaró con meridiana destreza que la oficina que pretendían convertir en la Unidad Presidencial de Análisis de Datos (UPAD) ya funcionaba y había colaborado con la solución de varios problemas a partir de la toma de decisiones en políticas públicas. Por supuesto, para un estadístico, un economista, un politólogo y algún profesional en estos campos, el análisis de datos es lo más común del mundo y el tener una oficina al respecto en Casa Presidencial es perfectamente comprensible.
Sin embargo, el asunto era ideal para montar el circo y darle fuego al papel con que ya no se imprimen los medios de comunicación, para producir una gran cortina de humo. Claro, usura bancaria, comisiones de datáfonos y secreto bancario están en juego.
Y un asunto que pudo terminar el martes y esperar resultados de las investigaciones, tuvo suficiente cuerda -bien forzada, por cierto- para toda la semana.
Y todos cumplieron muy bien su tarea, conscientes o no. Los diputados de oposición más oportunistas y que ya conocemos muy bien (Rodríguez Steller, Ivonne Acuña, Pedro Pablo Muñoz, Shirley Díaz, Dolanescu…) despotricaron, bajaron santos y pidieron la intervención de la Defensoría, de la Fiscalía y de los poderes supremos de Marvel si era necesario.
El Ministerio Público tampoco falló en su papel, después de una semana de dimes y diretes, acudió al espectáculo del allanamiento este viernes con nada más y nada menos que 45 oficiales (primero dijeron que 250 estaban implicados) para investigar el trabajo de solamente 4 funcionarios en Casa Presidencial. Pero vale, está bien, qué bueno que tenemos un país donde las instancias judiciales pueden ingresar a “un palacio de gobierno” y ejecutar su trabajo sin ninguna resistencia ni impedimento. Exagerado para el caso, sin duda alguna.
Y, por supuesto, los periodistas se lanzaron desesperados a media calle detrás del joven Alejandro Madrigal, quien ha sido objeto de ataques homofóbicos, para resacarle algo, algo, de qué hablar sobre el magnánimo caso. Incluso pararon el tráfico y se cruzaron con postes y caños en una carrera desenfrenada, como si se tratara de un asesino en serie o un artista de Hollywood.
Y uno vuelve a la pregunta: ¿cómo es que una “información confidencial con la que cuentan las instituciones públicas” se convirtió en un circo mediático y en un pastel para la oposición a mitad de un gobierno y cuando aún faltan dos años para la campaña electoral? ¿Cómo es que algo tan insignificante como corregir un decreto mal escrito y mal elaborado para crear una oficina tan necesaria en un gobierno, para la toma de decisiones, se convirtió en algo parecido a esto?
Los medios se desbocaron a hurgar en los correos y en todo lo que hicieron en la bendita oficina de 4 funcionarios. Entonces nos enteramos de que los datos reunidos de esta oficina lograron detectar a los docentes abusivos que se fueron de viaje en media huelga o que la oficina intentó obtener datos de morosidad crediticia para conocer mejor el problema, entre otras cosas. ¡Qué bárbaros! ¿Cómo iban a conseguir esos datos que sí usan a su antojo la “Protectora de Crédito” y otras empresas privadas para acosar deudores?
Sin embargo, me queda bastante claro que nada de eso configura una ilegalidad y muchos menos un espionaje o una invasión a la “privacidad, intimidad o datos sensibles” de los timoratos costarricenses, pero ya juzgarán quienes pueden hacerlo mediante la ley.
Por supuesto, la Sala Constitucional dictaminará si hay inconstitucionalidad y la Fiscalía valorará si tiene algún caso, que para eso están. Y que sea la legalidad la que se imponga, pero que no traten de hacernos olvidar que detrás hay proyectos muy importantes.
Y todos estamos re-claros en que el Ejecutivo cometió errores en la elaboración del decreto, pero de ahí a la “conspiranoia” que se desató hay un salto que nos asombra. ¿Dónde fue que perdimos la cordura como país?
La paranoia ciudadana y mediática se amplió durante toda la semana hasta que lograron evadir los temas más importantes que el país venía discutiendo. En efecto, la Asamblea Legislativa se paralizó en ese momento para aprobar proyectos importantes y su tiempo se fue en vano control político para ver rabietas y charlatanerías como las de Rodríguez Steller contra los diputados de Nueva República o la ministra de Trabajo Geannina Dinarte.
Aquel Congreso de la República eficiente y que nos daba esperanzas, se convirtió en el circo que una vez fue en otros tiempos. Aquel Congreso que venía aprobando proyectos significativos con una oposición responsable, de repente, ante la inminencia de proyectos sensibles para los intereses de los más poderosos (la banca), volvió a ser el espacio donde algunos diputados torcieron su buena voluntad ante las presiones y empezaron a poner peros ridículos (vía mociones o vía discurso) a esos proyectos. Un proyecto muy popular como el de usura bancaria, y del que podrían aprovecharse incluso para hacer ganancia electoral, empezó a ser torpedeado.
Pero uno no ve a los sindicatos y al tristemente célebre de Albino Vargas haciendo manifestaciones o pronunciándose en apoyo a los diputados que defienden estos proyectos en beneficio de amplias mayorías. Pero no, uno se queda esperando que el charlatán que dijo que el Ejecutivo tenía una especie de Gestapo con la UPAD, aplauda y apoye cuando el presidente Alvarado dijo que el secreto bancario debía levantarse. ¿Dónde están los populistas apoyando al presidente en su gestión por levantar el secreto bancario en beneficio de la recaudación fiscal y, por tanto, de todos los costarricenses que veremos ese dinero en infraestructura, servicios y programas contra la pobreza, el desempleo y esos males que nos aquejan?
¿Qué importancia, finalmente, tiene este tema tan ridículo de la UPAD para el país? ¿Por qué tanta alharaca por un pinche decreto sobre una oficina que analiza datos generales (agrupados) para la toma de decisiones? ¿Realmente hay alguien serio, profesional, que piense razonablemente que esa unidad que se iba a crear estaba interesada en hacer espionaje o violentar nuestros derechos constitucionales que, ya de por sí, están muy quebrantados por todas las plataformas tecnológicas como Facebook, Google, Amazon y hasta por empresas privadas del crédito como Crediserver o Datum?
La prensa tiene ese poder cuando se alía convenientemente a la oposición de un gobierno en cualquier país del mundo, el de crear una cortina de humo sin darse cuenta. O una tormenta en un vaso con agua. Como a usted le guste más.
Además, tenga presente que el propietario de Crhoy es también presidente del Banco BCT y ex ministro del gobierno PUSC del ex presidente Miguel Ángel Rodríguez, por mencionar un ejemplo evidente. Es decir, detrás de algunos medios hay intereses de otros tipos que van más allá que informar verazmente.
Señores diputados, por favor, vuelvan a trabajar y ya dejen la politiquería que, aunque ustedes no lo crean, la mayoría de los ticos la ven mal. Ustedes piensan que ganan adeptos haciendo esas cosas (estrategia dirán), pero yo no estaría seguro. Lo que ustedes ganan con esa actitud y con ese comportamiento son personas en contra del Gobierno, pero no adeptos, esos adeptos los ganan otros gracias a ustedes; dicen que nadie sabe para quién trabaja. Vuelvan al excelente ejemplo de trabajo y responsabilidad política que traían, ya tendrán tiempo en dos años para volver a la campaña.
Lic. Geovanny Debrús Jiménez,
Politólogo, comunicador y director de Culturacr.net
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