En ese sentido, el propósito final de la ciudad inteligente es la gestión eficiente de la ciudad, en áreas como el urbanismo, la construcción de obra pública, el transporte, los servicios, la educación, la sanidad, la seguridad pública, la producción y el uso de la energía entre otras.
Por consiguiente, es esperable encontrar en los programas de gobierno propuestas y proyectos asociados a los siguientes ejes:
· Ambiente: para atender los asuntos relacionados con el ahorro de energía, consumo eficiente del agua, fomento del reciclaje, reducción de las emisiones de gases nocivos, fomento del uso de vehículos eléctricos públicos y privados, además de otros.
· Sanidad: para abordar temas como la telemedicina, teleasistencia, la gestión de datos e historiales de pacientes, alertas a los servicios de emergencias y otros.
· Urbanismo: en procura de la gestión eficiente del tráfico, optimización de rutas del transporte público, infraestructuras sostenibles o nuevos sistemas de alumbrado público con tecnologías LED.
· Administración y gobierno: con el fin de desarrollar sistemas de administración electrónica (gobierno digital), plataformas de pago online, entornos iCloud, banda ancha para teléfonos móviles, wi-fi público gratuito y similares.
· Seguridad: con el objetivo de lograr la integración de los sistemas de seguridad y emergencias, para reducir así los tiempos de respuesta.
· Turismo y ocio: para el desarrollo de aplicaciones que faciliten las visitas turísticas, guías de ocio y consumo (compras, restaurantes, etc.) adaptadas a los intereses particulares de cada persona.
En virtud de lo anterior, la presencia de estos temas en las propuestas de los candidatos y candidatas a las alcaldías, no debe ser tomada como una prueba de su superioridad político-administrativa, sino que, todo lo contrario, es exigible.
Es más, en este contexto resulta indispensable conocer la forma en cada una de las personas que buscan ser electas en alguno de los cargos municipales, pretende gestionar los asuntos relacionados con la transparencia y la innovación inclusiva. Dicho de otro modo, cómo van a implementar los procesos de aprendizaje, construcción y acumulación de capacidades tecnológicas; en un ambiente que permita la conjunción de ciudades inteligentes e innovación inclusiva como estrategias de gestión urbana.
En resumen, la ciudad inteligente como concepto debe trascender la mera propuesta y su utilización como herramienta de marketing político, para encontrarse con los procedimientos y tareas que garanticen una mayor igualdad, equidad y participación social. Solo así, se logrará transitar hacia la conformación de sistemas (entendidos como ecosistemas), que permitan la articulación/integración entre los diferentes actores y estructuras, tanto civiles como institucionales.
Lic.Roberto Chacón Zúñiga
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