Siendo Costa Rica "apenas" un país centroamericano, la cúpula de su poder judicial se convirtió en una especie de monarquía ingrata y vergonzosa.
Sus decisiones absolutas llegaron incluso a la desfachatez de auto aumentarse, oscuramente, un 98% de su salario. Procedimiento normal en las monarquías de antaño, solo que aquí y ahora, lo bautizaron bajo un prostituido concepto denominado "bono gerencia".
Hace poco el Rey Supremo tomó la decisión absoluta de allanarle el camino a una subalterna para que gozara de una pensión, sabiendo que el propio aparato judicial la tiene en proceso de investigación.
Brillantes hombres de apellidos: Blanco, Herrera, Castro, Ulloa, Jiménez, Serrano, Esquivel, Guardia, Baudrit, Coto, Odio, Blanco y Cervantes, entre otros, volverían a morir, esta vez de la vergüenza de reconocer que el honorable cargo que los inmortalizó, fue convertido en una burda fuente mercantil de ingresos personales y que sus sucesores, en nombre de una alegada división de poderes, no pueden ejemplificar - jamás lo podrá- el comportamiento de sus distinguidos antecesores.
Me pregunto ¿qué clase de personas manejan actualmente la cúpula de Poder Judicial de Costa Rica?
¿Adónde quedó el honor de ocupar tan importantes cargos?
Sus fundamentos para que no les toquen sus salarios... Son verdaderas bofetadas para todos los costarricenses.
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