El saldo por préstamos o tarjetas se duplicó en siete años Ticos destinan en promedio 64% de ingreso per cápita para pagar deudas.
“Hay una relación de deuda de más de ocho veces sobre el ingreso promedio de los hogares. Esto ya sí da un indicio claro de que la deuda está creciendo mucho más rápido que el ingreso”, afirma el superintendente Bernardo Alfaro.
Un síntoma adicional del problema es la conformación de la deuda de los costarricenses: el 54% proviene de los préstamos para consumo (tarjetas de crédito, préstamos para vehículos, viajes y otros gastos personales). El restante 46% se origina en créditos para construcción o compra de vivienda. Sin embargo, todos esos números no contemplan la realidad oculta de prestamistas informales que cuentan con tasas de interés de hasta el 100%, como han alertado las autoridades.
Tampoco se consideran las compras a pago que ofrecen almacenes por la adquisición de electrodomésticos y hasta motocicletas, sobre los cuales la Sugef no tiene supervisión.
Tarjetas al límite:
‘Una bola de nieve’ El uso descontrolado de las tarjetas de crédito fue, precisamente, lo que llevó a Dennis Rodríguez, un sancarleño de 28 años, a una situación fuera de control.
Hoy, su salario de ¢500.000 está embargado. “Se me fueron acumulando las mensualidades, hasta que eso se convirtió en una bola de nieve que no podía pararla”, armó el joven.
Una entidad financiera privada le dio su primera tarjeta de crédito a los 21 años. Cuenta que en ese momento tenía un buen trabajo como electromecánico y podía administrarla, pero luego se quedó sin empleo y cambió todo. “Empecé a jalar intereses de una mensualidad más vieja, debía tres meses y venía jalando intereses hasta que no pude solventar esa carga y decidí dejar de pagar”, relató. “Ya ha pasado bastante tiempo y hace como 15 días me llegó el embargo.
Los arreglos de pago que ellos me proponían eran solo de pagar y ya, pero ¿cómo hacía uno para pagar más de ¢1 millón?”, se preguntó. Además de pagar deudas y sobrevivir, él debe pagar pensión, obligación que impidió que le embargaran una gran parte de su salario. “No sé cuánto iré a durar pagándolo todo, 10 años... no sé”, manifestó.
Según un estudio del Observatorio Económico y Social de la Universidad Nacional (UNA), con datos del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) la deuda total de los ticos por tarjetas de crédito subió de ¢579.000 millones en el 2010 a ¢1,4 billones en julio de este año (creció más del doble). "Cada vez nos endeudamos más para consumo. El tema de la apertura comercial, los avances tecnológicos y la mayor importación de productos ha hecho que la gente pueda consumir mayor variedad de bienes y servicios, aumentándose lo que podríamos llamar el consumismo, que es consumir cosas más allá de las que en realidad necesitamos", señaló la economista Roxana Morales, de la Universidad Nacional (UNA).
De acuerdo con la Sugef, a mayo pasado había 1,2 millones de personas con créditos o saldos de tarjetas vigentes con una deuda promedio de ¢11,3 millones por persona.
¿Solución en camino?
En un intento de aliviar la situación, el Poder Ejecutivo presentó dos proyectos de ley como parte de un programa de salvamento para personas asfixiadas por deudas (más del 40% de los ingresos comprometidos). Uno de ellos, pretende que la banca estatal entregue préstamos blandos. Las personas beneficiadas pagarían, a tasas de hoy (11,5%), ¢11.500 por cada millón. Así, si una persona obtuviera un crédito de salvamento de ¢10 millones, el pago mensual quedaría en unos ¢115.000 más seguros.
Por un préstamo del mismo tamaño, con una tasa del 20% y a ocho años, el pago mensual hoy es de ¢210.000.
Los plazos de los préstamos con esta modalidad serían hasta por 15 años, y si el deudor aporta garantía hipotecaria, este se extiende a 20 años. La garantía para quienes se acojan al Crédito de Salvamento será el salario, razón por la cual será obligatorio para los patronos, tanto públicos como privados, aplicar la deducción por planilla.
Maestros del MEP ahogados en deudas:
La mayoría recibe la mitad de su salario o menos. Asimismo, los beneficiarios no podrán endeudarse con ninguna otra entidad financiera mientras no hayan amortizado al menos el 50% del préstamo, o mientras no haya transcurrido la mitad del plazo del crédito.
A cambio de optar por los beneficios de este programa, las personas estarán obligadas a llevar un programa de educación financiera durante tres años.
Para el presidente de la República, Carlos Alvarado, hasta que no se resuelva el alto endeudamiento de los costarricenses, no se podrá resolver el bajo consumo que afecta la economía y provoca un menor crecimiento económico.
"Hoy estamos hablando de reactivación y le estamos pidiendo a la gente que consuma, cuando ya su margen de consumo lo tuvimos hace cuatro o cinco años. Duplicamos el nivel de endeudamiento, nos los consumimos y ya llegamos al tope", señaló el mandatario.
La otra iniciativa permitiría fortalecer el Centro de Información Crediticia (CIC), pues los datos sobre el endeudamiento de los costarricenses son limitados.
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