La deuda del benemeritazgo
En el 2010, el entonces diputado José Roberto Rodríguez Quesada presentó a la Asamblea Legislativa el proyecto de ley 17.911 mediante el que solicitaba se declarase benemérito de la patria a Calvo, no obstante, la iniciativa terminó archivada y sepultada.
Castro Arias fue uno de los que contribuyó con la redacción del proyecto y explicó que, pese a los esfuerzos por lograr que el país reconozca en Calvo a una de sus altas luminarias, la respuesta ha sido el silencio por parte de la clase política.
Calvo fue doctor en derecho canónico e impartió clases de teología en la Universidad de Santo Tomás, además de ser maestro masón y fundador de las logias en Costa Rica.
“Ya son tres legislaturas las que no han querido tomar el benemeritazgo en serio y lamentablemente la iniciativa se ha quedado en el papel”.
“El padre Calvo no solo fue educador, no solo fue político, no solo fue soldado: fue todo eso, entonces, la concatenación de esas facetas hacen que si el título de benemeritazgo se le da a una persona que supuestamente ha hecho grandes cosas por el país, quién mejor que él que tuvo brillantísimas páginas de su vida para darle un título que, a mi parecer, se está haciendo demasiado tarde para otorgárselo”.
Para el profesor de la UCR, el hecho de que Calvo fuera masón no es la razón principal por la que el país no termina de ubicarlo en el pedestal que se merece, sino que hay una situación detrás aún más grave: “Yo antes creía que era por ser masón que no se le reconocía al padre Calvo sus méritos, pero con el paso del tiempo caí en la cuenta de que estaba equivocado. No, no anda por ahí la cosa. Hay en general un desconocimiento y una desidia en los temas históricos y es no solo con el padre Calvo, se lo digo yo como profesor de historia. Lamentablemente diputados, ministros, presidentes ejecutivos y la gente en general no está interesada en temas de historia. Cada cosa que se quiera realizar con temas de historia y efemérides hace que uno se tope con un desinterés total, y no porque sea el padre Calvo, sino porque hay un desgano en los temas históricos de Costa Rica”.
Agregó que lo afirmado tiene mucha relación con la manera en que las jóvenes generaciones enfrentan el presente y el futuro del país. “Como se lo digo a mis estudiantes: Si ustedes no conocen de dónde vino la patria que tienen, cómo piensan valorarla en el futuro y cómo piensan heredarle eso a sus hijos y a sus nietos, sencillamente no van a poder”.
Un gran mérito
Para el historiador Vladimir de la Cruz, la figura de Calvo puede analizarse al menos en tres ámbitos de la vida nacional. El primero de ellos está relacionado con su condición de sacerdote, a quien se le debe el “primer gran documento relacionado con los muertos durante la campaña del 56”.
De la Cruz puntualizó que ese libro, que se encuentra custodiado actualmente en el archivo eclesiástico en la Catedral de San José, luego fue ampliado y mejorado por el historiador Raúl Arias Sánchez, pero que la base estaba en el trabajo elaborado por Calvo.
De acuerdo con De la Cruz, Calvo jugó un papel preponderante para que Bernardo Augusto Thiel fuese nombrado obispo del país y ello estuvo de igual forma relacionado con todo el movimiento liberal que se dio entonces en Costa Rica en los años 90 del siglo XIX.
El segundo elemento que destaca De la Cruz de Calvo es su rol crucial en el impulso de la masonería en Costa Rica. “El padre Calvo fundó en 1865 la logia Caridad, en la que estuvieron, José María Castro Madriz y otros grandes personajes. La masonería desempeñó una función destacadísima en el movimiento liberal de 1890. Hubo ministros, presidentes y funcionarios que exaltaron el liberalismo político e institucional”.
En criterio de De la Cruz, un aspecto relevante y que se conoce poco en la biografía del padre Calvo fue su aporte a la lucha de los trabajadores, ya con una idea de clase, porque antes se daban iniciativas en que no se tenía dicha conciencia. “El padre Calvo impulsó la organización social de los trabajadores y ello dio origen a la constitución de sociedades de trabajadores, artesanos y obreros, como se llamaban en 1874. Antes había habido sociedades mutualistas de socorros mutuos, que agrupaban a trabajadores, patronos y estudiantes. Con el esfuerzo de Calvo se daba la idea y quedaba bastante clara y así se reconocía que la sociedad costarricense estaba dividida en grandes clases sociales”.
Este historiador considera que a Calvo no se le ha reconocido su aporte como “sacerdote y capellán en la guerra del 56, como liberal, masónico ni como gran organizador de los movimientos sociales de su época”, por ese motivo, rescatar la iniciativa del benemeritazgo es una forma de que la historia patria salde la gran deuda que tiene con esta gran figura intelectual, religiosa y política, aunque nunca ocupó un cargo político directo.
De la Cruz estimó que su condición de masón en una Costa Rica conservadora y en la que en su momento se desconocían cuáles eran los pilares de las logias, es lo que mejor explica el hecho de que se la hayan negado los sobrados méritos que tiene Calvo para ser declarado benemérito de la patria.
“Creo que declararlo benemérito de la patria podría ser muy importante para reafirmar y consolidar esa perspectiva liberal democrática que históricamente ha tenido el país, y evitar así que se consoliden visiones conservadoras de tipo eclesiástico, y no me refiero solo a las católicas. Hay que propiciar el ejercicio de libertades y hacerlo con el paraguas de los derechos humanos. Si el padre Calvo viviera hoy sería un gran defensor de los derechos humanos”.
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