Bahamas queda devastada tras paso de Dorian

Goicoechea, 4 de setiembre de 2019.- El huracán Dorian avanzaba el martes lentamente hacia la costa sureste de Estados Unidos como una peligrosa tormenta categoría 2, tras dejar una estela de muerte y destrucción en las Bahamas. 
El ministro bahameño del Interior, Marvin Dames, dijo a los periodistas que varios niños figuraban entre los cinco fallecidos confirmados y que "lamentablemente, veremos más muertos", según citó el diario Nassau Guardian. 
Imágenes aéreas de la isla Gran Ábaco emitidas por CNN muestran escenas de daños catastróficos, con centenares de viviendas sin techo, autos volcados, enormes inundaciones y escombros por todos lados. 
"Esta es una crisis de proporciones épicas, quizás la peor que jamás hayamos vivido", dijo Dames. 
Las pistas del Aeropuerto Internacional de Gran Bahama, en Freeport, estaban bajo agua, complicando los esfuerzos de rescate. 
El sitio web Bahamas Press publicó un video de la inundación del Rand Memorial Hospital de Freeport, y dijo que los pacientes debieron ser evacuados.
Llamados desesperados 
La Guardia Costera de Estados Unidos envió helicópteros MH-60 Jayhawk a la isla Andros, en el sur del archipiélago, para ayudar con las tareas de búsqueda y rescate, mientras que los pobladores atrapados en sus hogares inundados hacían llamados desesperados. 
"Cualquiera que pueda ayudarme, soy Kendra Williams. Vivo en Heritage. Estamos bajo el agua; estamos en el tejado", escribió una residente de Gran Bahama, en un SMS al que tuvo acceso la AFP.  
"Alguien puede por favor asistirnos o enviarnos ayuda. Yo y mis seis nietos y mi hijo estamos en el tejado", añadió. 
Según un primer balance la Cruz Roja, unas 13.000 casas podrían haber sido dañadas o destruidas, y el huracán causó "daños considerables" en las islas Ábaco y Gran Bahama.  
En tanto, al menos 61.000 personas afectadas por Dorian en las islas tendrían necesidad de ayuda alimentaria, indicó la ONU, que espera luz verde del gobierno para efectuar una evaluación en el terreno. 
Extremadamente peligroso 
Ken Graham, director del Centro Nacional de Huracanes (NHC) estadounidense, con sede en Miami, dijo que Dorian había comenzado a moverse tras "permanecer en estado estacionario por más de 24 horas azotando a las Bahamas". 
El huracán, que dejaba 760 mm de lluvias en el archipiélago, se degradó este martes a categoría 2, en una escala máxima de 5, con 175 km/h, pero sigue siendo extremadamente peligroso mientras se desplaza a paso lento rumbo a la costa sureste de Estados Unidos, señaló el NHC en su boletín de las 20H00. 
Agregó que se espera que gane velocidad y crezca en tamaño durante la jornada, y que vire al norte en la noche del miércoles.  
"El huracán se moverá luego peligrosamente cerca de la costa este de Florida hasta el miércoles por la noche, muy cerca de las costas de Georgia y Carolina del Sur el miércoles por la noche y el jueves, y cerca o sobre Carolina del Norte a última hora del jueves", indicó. 
En Florida, que cada año está en primera línea de las tormentas durante la temporada de huracanes, los efectos de Dorian se sentían ya con fuertes lluvias y posibles tornados. 
En Coconut Grove, que tiene una considerable población de bahameños, los residentes hacían acopios para atender a las víctimas del archipiélago. 
"Buscamos cajones de botellas de agua, comida enlatada, abrelatas, linternas, preparados para lactantes, pañales, repelente de mosquitos, pequeños generadores", dijo Nathaniel Robinson, pastor de la Iglesia Greater St Paul AME. 
Agregó que siete hidroaviones estaban listos para repartir los suministros "cuando el clima lo permita". 
Angustiosa espera  
Al igual que otras 9.500 personas en Florida, Stefanie Passieux esperaba el paso del ciclón junto a sus dos hijos y su madre en uno de los 121 refugios, según datos de la agencia de gestión de emergencias del estado.  
"Vine ayer, tan pronto abrió. Dicen que estamos en estado de emergencia así que vine", dijo. "Mi papá se quedó con los gatos. Nunca se va. No le gustan los refugios." 
En Port Saint Lucie, un área de bajos ingresos con parques de casas móviles ahora vacíos, Dan Peatle, de 78 años, huyó de su comunidad de retiro para refugiarse en un hotel.  
"Me pone enfermo. No me gusta", dijo a AFP mientras salía a tomar aire antes de que la tormenta se acercara.  
"He pasado por siete u ocho de ellos desde que llegué a Florida, desde 1973. Y, son todos iguales, ya sabes. Romperlo todo, volver a armarlo. Pero, elegí vivir aquí, así que podría vivir con esto".

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