Al Colegio de Periodistas le urge un rescate

Cada día un Colegio de Periodistas hace más grande el hueco en el que será enterrado. Le urge un rescate.  
El Colegio de Periodistas (GOLPER) parece estar dirigido por sus enemigos…  
Un día sí y otro también, la Junta Directiva de esta institución, anteriormente baluarte y promotora de las buenas prácticas en comunicación, demuestra que ya no es ni la sombra de lo que recordamos.  
Desde sus problemas internos, como la suspensión de su fiscal; los problemas económicos, producto de su incapacidad de lograr generar ingresos de otra forma que no sea a través de un cuestionado timbre; hasta las manifestaciones públicas, carentes de sentido acerca de quién es periodista y quien no; o de que solo los periodistas pueden “salvarnos” de las Fake News… todo parece indicar que estamos ante el inminente suicidio de una organización que un día dijo llamarse “La casa de la libertad de expresión”, y que hoy violenta su propio Código de Ética que en su artículo 21 reza: Defender la libertad de expresión y el derecho a la comunicación e información como derechos universales. Como a continuación se puede reconocer.  
Su último desatino, no solo demuestra su poca visión integradora, sino que violenta la libertad de expresión, derecho humano fundamental y base de cualquier estado derecho, al impedirle al medio de comunicación La Voz de Guanacaste dejar varios ejemplares en las instalaciones del colegio, con la excusa de que su directora no estaba al día con los pagos de su colegiatura.  
Tiene razón la colega María Fernanda Cruz, de La Voz de Guanacaste, al afirmar que varios miembros de su equipo no están colegiados: “porque no encontramos ningún valor en estarlo”.  
Gran parte de los miembros del Colper son profesionales que ejercen en el sector público, por lo que están obligados a formar parte del Colegio, pero si esta obligación se eliminara, no cabe la menor duda que se daría una desbandada. Otros colegiados, los cuales pertenecen al sector privado, albergan cierta nostalgia romántica hacia lo que fue el Colper en sus años de oro y por ello, aun pertenecen a la institución. Pero para ser honestos los beneficios que ofrece el Colegio cada vez son menos atractivos, en especial, para los comunicadores que ejercen fuera de la GAM.  
¿Puede haber una acción más ofensiva para un profesional que le rechacen su trabajo?  
¿Es respetuoso, tolerante, inclusivo, democrático y hasta racional que se tome semejante decisión en el seno de una organización que aboga por los derechos de los comunicadores?  
Urge que se dé un cambio de dirección al Colegio de Periodistas.  
Urge terminar con la improvisación, la intolerancia y el irrespeto.  
Urge que los que aun creemos que algo se puede salvar, salgamos al rescate de nuestro colegio y le devolvamos su norte y su razón de ser.  
*Gustavo Delgado Ramírez  
*Rocío Álvarez Olaso  
 Exfiscales del Colper

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