Una coalición de estas agrupaciones, especializada en temas ambientales, respondió al mandatario denunciando que su irresponsabilidad es la causa del número sin precedente de focos de incendio, principalmente en el amplio sector territorial amazónico.
“El crimen existe, y nosotros tenemos que hacer lo posible para que ese crimen no aumente, pero nosotros quitamos dinero a las ONG”, planteó Bolsonaro, en declaraciones a periodistas, en Brasilia, la capital nacional, y dijo que “de las transferencias de afuera, 40 por ciento iban para las ONG”, para agregar que “no hay más”, afirmando, a continuación, “esa gente está sintiendo la falta del dinero”.
Al tratar de sustentar sus aseveraciones, el presidente insinuó que, por tal razón, esas organizaciones posiblemente sean las causantes de los masivos incendios forestales.
“Entonces, puede ser que haya –no estoy afirmando- acción criminal de esos ‘ongueros’, para llamar la atención contra mi persona, contra el gobierno de Brasil”, aseveró, en despectiva alusión a los integrantes de las ONG –a las que acusó de servir “intereses extranjeros”-, y afirmó que “esa es la guerra que nosotros enfrentamos”.
Horas después, el Observatorio del Clima (Observatório do Clima, OC) –coalición de medio centenar de ONGs ambientalistas- respondió, a la acusación de Bolsonaro, mediante un fuerte comunicado que su Coordinación, tituló “Récord de incendios refleja irresponsabilidad de Bolsonaro”.
“Los incendios son apenas el síntoma más visible de la antipolítica ambiental del gobierno de Jair Bolsonaro y de su ministro de Medio Ambiente (Meio Ambiente), el ímprobo Ricardo Salles, que impulsó el aumento de la tasa de deforestación en el último año”, denunció el observatorio.
Ello afecta no solamente al bioma (conjunto de ecosistemas) amazónico sino a la salud de la población de esa vasta región brasileña, además del clima a nivel global, advirtió el OC, creado en 2002.
“El fuego refleja la irresponsabilidad del presidente con el bioma que es patrimonio de todos los brasileños, con la salud de la población amazónica y con el clima del planeta, cuyas alteraciones alimentan la destrucción del bosque y son por ella alimentadas, en un círculo vicioso”, siguió denunciando.
El OC informó, además, que el número de focos de incendio marca un récord desde 2013, y agregó que, este año, hasta el 19 de agosto, se registraba 72,842 puntos, lo que significa un aumento de 83 por ciento respecto a igual período del año pasado.
“Considerando apenas el bioma Amazonia, eran 38,227 focos de calor hasta el día 19 –un aumento de 140% en relación con el año pasado y de 70% en relación con el promedio de los tres años anteriores”, agregó, para puntualizar que “dos estados recientemente alcanzados, Rondônia (en el noreste, limítrofe con Bolivia) y Acre (también en el noreste, limítrofe con Bolivia y con Perú), registran emergencia sanitaria debido a la contaminación del aire”, y que “la pluma de humo alcanzó a la (sureña) ciudad de São Paulo y varias otras en el centro-sur del país”.
El observatorio citó, asimismo, el comunicado que el Instituto de Investigación ambiental de la Amazonia (Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazônia, Ipam) determinó que la deforestación es la causa principal de los incendios de este año.
“El análisis de datos del Ipam para el bioma Amazonia muestra que el factor que mejor explica el aumento de los focos de calor es la deforestación. Los diez municipios más deforestados en 2019 son también los diez que más se quemaron en la región”, señaló el OC.
Ese dato demuestra la incidencia del gobierno de Bolsonaro en la crisis ambiental brasileña, aseguró la ONG.
“La combinación de autoritarismo y fanatismo ideológico del presidente y de su ministro transforman en humo no solamente los árboles de la Amazonia y la reputación de Brasil sino también el bienestar de una población que el gobierno federal debería proteger y nuestro acceso a mercados internacionales y a inversiones”, reflexionó, para recomendar que “sería bueno ya ir haciendo algo al respecto”.
Masivamente repudiado a nivel popular, Bolsonaro se caracteriza por afirmaciones antiambientalistas, racistas, homofóbicas, ofensivas hacia las mujeres, además de elogiosas de la dictadura militar que gobernó al país de 1964 a 1985, y también comentarios de escaso nivel intelectual.
Habiendo asumido el cargo, en enero, con un nivel de aceptación de 67 por ciento, la popularidad del capitán retirado registró, al cumplirse los primeros cien días de su mandato –el 10 de abril- un desplome a aproximadamente la mitad, de acuerdo con los resultados de la encuesta de opinión que la empresa Datafolha llevó a cabo entonces.
Dos días antes de cumplirse los primeros 100 días, el sociólogo brasileño Jessé Souza analizó el comienzo de la gestión presidencial de Bolsonaro, en el artículo de opinión que, demoledoramente titulado “Los 100 días de un idiota en el poder” (“Os 100 dias de um idiota no poder”), publicó el medio electrónico local Brasil 247.
Tras enumerar una larga serie de errores cometidos por el mandatario, Souza llegó a la conclusión de que Bolsonaro actúa por impulsos y desconectado de la realidad.
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