Gloria Bejarano, ex-primera Dama de la República |
No, no quiero gente en las calles, ni de uno ni de otro lado. No quiero insultos ni descalificaciones. No quiero consignas ni a favor ni en contra del Gobierno, los sindicatos, los maestros, los comerciantes, los comunistas o los republicanos, las iglesias o los agnósticos, los liberales o los conservadores, quiero un país en que la tolerancia nos dé espacio a todo para juntos poder construir un país mejor.
Quiero un país donde el respeto sea la norma y no la excepción, donde el respeto comience por nosotros mismos y se extienda a los demás. Donde mi superación y progreso no dependa de la descalificación del otro sino de mi esfuerzo y su éxito sirva de estímulo para crecer y ser mejor.
Quiero un país de gente informada, que tenga la capacidad de no sucumbir ante el populismo, que exija a los medios de comunicación imparcialidad y veracidad al momento de informar a la ciudadanía y a los gobernantes transparencia, capacidad, compromiso y honestidad.
Quiero un país en el que los maestros estén en las aulas, no solo enseñando, sino formando a las nuevas generaciones sobre sólidas bases que respondan a principios y valores universales inculcados por los padres en el hogar.
Quiero un país donde los estudiantes asuman la responsabilidad de estudiar y comprendan el privilegio que significa estar en las aulas y ser herederos de una sólida democracia. Un país donde los jóvenes se sientan orgullosos de sus tradiciones, de su historia y sean capaces de involucrarse con el mejoramiento de sus comunidades y sus centros escolares.
Quiero un país en el que los sindicatos velen por los derechos de los trabajadores, de todos los trabajadores que, desde el campo o la ciudad, desde las pymes o las grandes empresas, desde los distintos sectores laborales contribuyen, igual que los agremiados, con su trabajo y sus impuestos al crecimiento del país.
Quiero un país donde los actores políticos tengan la capacidad de dialogar con honestidad, anteponiendo los intereses del país por encima de intereses espurios o ideologías. Donde las descalificaciones y acusaciones vengan acompañadas de pruebas irrefutables que justifiquen que un actor sea apartado. Un país donde se pueda llegar a acuerdos en beneficio del país sin que de antemano sean satanizados o saboteados.
Quiero un país donde se haga una recapitulación de nuestra historia, de nuestros logros y nuestros errores como nación; donde se dejen a un lado las generalizaciones y se juzgue con base a hechos y no rumores o leyendas negras, carentes de pruebas y veracidad, donde los aciertos sean reconocidos para así poder sentar responsabilidades y no estar sujetos a la manipulación de falsos demócratas que han venido socavando la fe de nuestro pueblo en sus instituciones y sus actores con tácticas propia de los movimientos extremistas que buscan asumir el poder promoviendo el descontento, sembrando el odio y usando la desinformación como su arma más poderosa.
Quiero un país donde seamos capaces de entender que aún con nuestros problemas somos una nación extraordinaria, que hemos tenido la capacidad en el pasado de unirnos en momentos difíciles y salir avante. Una nación admirada y respetada por el resto del mundo porque aprendimos a buscar la solución pacífica a nuestras diferencias y repudiamos la violencia.
Quiero un país donde vuelva a reinar la paz, donde su opinión y la mía merezcan el mismo respeto, donde antes de juzgar seamos capaces de investigar, antes de señalar seamos capaces de juzgarnos a nosotros mismos con igual dureza, antes de opinar tengamos el cuidado de informarnos, antes de promover el caos midamos las consecuencias, antes de dar oídos a las voces que llaman a la confrontación escuchemos la voz de la razón y busquemos en nuestro interior el espíritu del ser costarricense, ese que siempre ha sabido ser prudente, pausado, responsable y amante de la democracia.
Es momento de hacer un alto y reflexionar todos sobre el país que queremos, sobre el camino por el que hemos transitado, por el que nos quieren llevar y por el que debemos marchar.
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