LA VOZ DE GOICOECHEA.- Denuncian que clientes se embolsan la plata de reparaciones.
Jairo Monge, mecánico de Sarapiquí, y Alexander Romero, gerente del Taller Romero Fournier, llaman al INS a establecer una negociación para hacer cambios al modelo.
Jairo Monge es un mecánico de Sarapiquí que a partir de un préstamo y a mucho esfuerzo logró abrir su propio taller.
Cuenta que primero tenía nueve empleados, pero tuvo que reducirlos a tres, luego de que el INS implementara un nuevo modelo de indemnizaciones.
La situación se volvió tan complicada que su esposa tuvo que salir a trabajar para poder mantener a su hijo.
Sin embargo, el caso de Monge es solo uno de tantos otros pequeños talleres que dicen sentirse al borde de la quiebra.
Lo que ocurre es que el nuevo sistema de pagos del INS -implementado en octubre- no exige pruebas a los clientes de la reparación de los vehículos.
Esto implica que las personas visitan a un mecánico, piden un avalúo a los talleres que funcionan como centros de valoración y con ese documento van al INS, cobran la plata y nunca regresan al taller a reparar el vehículo.
Los afectados suponen que estas personas ya con dinero en mano se van a talleres informales donde les colocan repuestos de segunda, cobran menos de mano de obra y el resto de la plata la agarran para otros gastos.
“Se convirtió en un negocio ruinoso para los pequeños talleres que estamos a derecho. Yo invierto y no recupero. Este sistema se ha prestado para que la gente lucre con eso y hay un problema adicional, que los clientes no están reparando bien sus vehículos”, consideró Monge.
PLATA SE VA EN OTRA COSA
Con papeles en mano, este mecánico y emprendedor mostró a manera de ejemplo que de 14 asegurados del INS que llegaron a pedir valoraciones, solo tres dejaron el carro en el taller.
Según su testimonio, llamó a algunas de las personas que no regresaron, quienes le manifestaron que no iban a necesitar el servicio porque usarían la plata en otra cosa.
“Uno me dijo que ocupaba el dinero para otra cosa y que luego él vería cómo reparaba el carro”, contó Monge.
Si bien reconoció que el INS es la única aseguradora que paga por el avalúo, manifestó que el monto es insuficiente.
Monge llegó en compañía de Alexander Romero, gerente del Taller Romero Fournier que aunque no es pequeño, respalda la situación que se está presentando y que de algún modo también está afectando a los más grandes.
En su caso, de 20 clientes que llegan por un avalúo, cinco no regresan, cuando antes si acaso era solo uno el que no regresaba.
“Hay un contrato con el INS y tenemos que hacer bien el avalúo. Hay que abrir un expediente, desarmar un carro, valorar con un perito, revisarlo y volver a armar el carro”, explicó.
Por ese servicio, la aseguradora paga a los talleres de valoración ¢19 mil, cuando el costo ronda en promedio los ¢45 mil, según estimaciones de los talleres.
El cliente no paga nada por el avalúo, de modo que si no regresa al taller, no incurrió en ningún gasto, reveló Romero.
Tanto Monge como Romero resaltaron la disposición del presidente del Instituto Nacional de Seguros (INS) Elián Villegas a negociar, pero sienten que el modelo debe revisarse y así se lo han hecho ver.
¿Y EL IMPUESTO DE VENTAS?
“Digamos que la valoración dice que son ¢2 millones menos el deducible (300 mil), significa que el INS estaría depositando a la persona como ¢1,7 millones, la persona agarra ¢1 millón para reparar el carro y se deja los otros ¢700 mil”, ejemplificó Romero.
Y es que dada la situación económica del país, ese dinero bien puede servir para pagar una deuda, una tarjeta de crédito, ir de paseo, comprar un televisor o salir de un apuro.
Otro tema es que no hay certeza de que se esté pagando el impuesto de ventas, que el INS incluye en sus valoraciones.
Ambos propietarios de talleres forman parte de un grupo de WhatsApp en el que hay otras 86 personas. Dicen no estar en ninguna cámara porque no se sienten representados.
En este movimiento hay gente de Sarapiquí, Alajuela, San Carlos, Puntarenas, Pérez Zeledón, Guápiles y San José, entre otros.
Los talleres explicaron que tienen gastos fijos como salarios, internet, pago de pólizas y servicios.
Romero manifestó que el INS está asegurando un activo que sigue siendo cliente de la aseguradora y si el carro queda mal reparado sigue estando bajo una póliza del instituto. Además de que existe un riesgo de percance en carretera.
La propuesta es que la aseguradora tenga un proceso de supervisión de la reparación del vehículo, que pida la emisión de facturas y fotografías del vehículo reparado. Otra posibilidad es que el INS verifique las piezas que se están cambiando o que pague la mano de obra directamente al taller.
Para Monge, si la situación no se resuelve en cuestión de un par de meses, este podría verse obligado a cerrar al igual que otros pequeños talleres.
FUENTE DIARIO EXTRA
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