LA VOZ DE GOICOECHEA.- Una fiesta familiar en el estado de Veracruz, México, terminó en tragedia el Viernes Santo cuando 13 personas fueron asesinadas por un grupo armado.
Según el reporte de las autoridades, cinco mujeres, siete hombres y un niño son las víctimas.
Los sobrevivientes relataron que los sospechosos entraron a las 9:00 de la noche al restaurante La Potra, ubicado en la calle Leona Vicario, en la colonia Obrera del municipio de Minatitlán. Allí empezaron a preguntar por un hombre apodado “El Beky”, en ese momento empezaron a disparar.
“El Beky” es dueño de un bar en dicho municipio y hasta el momento se desconoce si está entre las víctimas.
Las autoridades mexicanas reportaron que, además, cuatro personas resultaron heridas de gravedad.
El ejército mexicano, Secretaría de Marina y Policía Estatal, montaron un operativo para tratar de dar con los asesinos.
“Sentí la pistola en mi cabeza, el tipo me apuntó. Yo me agaché y no me disparó”, dijo bajo el anonimato una mujer de 50 años que se encontraba en la fiesta, vestida con un colorido traje tradicional mexicano.
Otra joven, cuyo hermano fue asesinado, aseguró que "eran como seis sujetos que llegaron disparando a todos. Vieron que uno tenía un bebé en los brazos y aun así le disparaban y le disparaban".
“Casi todos se tiraron al suelo y ellos les decían que se voltearan a verlos. Que los vieran mientras les disparaban para matarlos”, añadió consternada sin dar su nombre.
“Acabo de concluir una reunión de emergencia para atender los lamentables y condenables hechos en el sur. En el grupo de Seguridad se activó operativo para dar con los responsables. No habrá impunidad a pesar de las eternas investigaciones. Seguiremos con más detenciones”, escribió en su cuenta de Twitter el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García.
En el estado de Veracruz, que se extiende por toda la costa del Golfo de México, los cárteles narcotraficantes de Los Zetas y sus rivales de Jalisco Nueva Generación mantienen una guerra a sangre y fuego por el control de las rutas de paso de drogas y el robo de combustible.
En muchas ocasiones, los sicarios matan a sus rivales y desaparecen sus cuerpos en fosas clandestinas o los asesinan en plena calle, fiestas o restaurantes públicos.
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