Por ahora, los economistas coinciden en que el país puede engavetar el pliego de recomendaciones que hizo el FMI hace una semana para aumentar todavía más la carga tributaria. Esto tendría un doble propósito, no ralentizar aún más a la economía, que no para de desacelerarse, y no crispar o asustar más al consumidor.
No obstante, los papeles se invertirían si la aplicación del plan fiscal que se aprobó en diciembre no es oportuna o total, o el Gobierno abandona el impulso de reformas estructurales como la del empleo público y el cierre de instituciones obsoletas que, empero, significan una elevada carga en el presupuesto ordinario de la República.
Además, aunque el Parlamento le diera el permiso al Ministerio de Hacienda para colocar eurobonos en el exterior, por el orden de los $6.000 millones, estaría por verse cómo reaccionarían los mercados internacionales ante la oferta de deuda tica, golpeada por las malas calificaciones que las calificadoras de riesgo le otorgaron a los bonos costarricenses a finales del año pasado.
Ahí, en ese escenario, Costa Rica no tendría otra alternativa que ir a tocar la puerta del FMI, el Banco Mundial (BM) u otros organismos financieros multilaterales en busca de apoyo financiero para que su Gobierno cubra los gastos operativos cotidianos y, como dice el dicho, “el que paga la música, manda en el baile”.
¿Qué tan lejos está Costa Rica de esas circunstancias hipotéticas? No tanto como todos desearíamos, según la opinión del economista y analista Eli Feinzaig.
“Si el Gobierno pierde el apetito por las grandes reformas que permitan el recorte del gasto público y la disminución del aparato estatal, y si no amarra la aprobación de los eurobonos a una racionalización del gasto, va a ser muy difícil colocar los eurobonos porque los mercados internacionales no están dormidos y vigilan lo que está sucediendo en el país”, dijo.
Y agregó: “Si eso sucede con los eurobonos, calculo que para la segunda mitad de este año el Gobierno se va a ver en serios problemas para financiar su operación día a día y si se pide un rescate financiero al FMI, ellos vendrán con condiciones mucho más duras, como las que les han puesto a países como Argentina y Grecia, como despidos en el sector público, el rebajo de los salarios, de las pensiones y una combinación de medidas dolorosas”, alertó Feinzaig.
Carlos Alvarado descartó por ahora acatar las recomendaciones del FMI de aumentar más los impuestos para consolidar la recuperación fiscal.
Menos fuerza para empujar grandes reformas
El economista lamentó que la ministra de Planificación, Pilar Garrido, dijera en una entrevista con el Semanario Universidad que los salarios del sector público se deben equiparar al alza con los del sector privado y que el titular de la Presidencia, Rodolfo Piza, manifestara que el proyecto de reforma al empleo público que prepara el Gobierno no debe ser “fiscal ni gremial”, es decir, que el Gobierno no la prevé como una medida que contribuya a reducir el déficit fiscal, hoy estancado en un 6% del producto interno bruto (PIB).
Para Feinzaig, esos son síntomas de que el Ejecutivo presidido por Carlos Alvarado se quedó sin fuerzas después de la reforma fiscal para seguir acometiendo las grandes reformas que permitirían alcanzar el equilibrio de las finanzas públicas paulatinamente. De ir por esa ruta, el economista vaticina que el Gobierno deberá pedir ayuda a los organismos internacionales más temprano que tarde.
Por su parte, el economista Daniel Suchar, considera que el mandatario Alvarado acertó al descartar un aumento adicional en la carga impositiva durante el 2019 a la espera de los resultados que dé la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.
“Si bien el FMI tiene razón desde el punto de vista contable y financiero, en sus recomendaciones de endurecer la mejora en los ingresos del Gobierno a través de la recaudación de impuestos, eso podría ser contraproducente para la economía que podría desacelerarse más durante el 2019 y el 2020. En estos momentos Costa Rica tiene la potestad de tomar decisiones mucho más atractivas. Decirle un no rotundo al FMI sería darle la espalda y eso no es lo que se tiene que hacer. Pero, también, el organismo tiene que entender que este es un momento muy sensible para la población”, afirmó.
Se le consulto al economista Suchar qué tan lejana ve la posibilidad de que Costa Rica le solicite apoyo financiero al FMI bajo las condiciones del ente multilateral y contestó que descarta un escenario así.
“Sabiendo que es Costa Rica, con una elevada penetración de la educación, aunque lento para tomar decisiones, no está en riesgos de corridas financieras, de guerra civil ni nada por el estilo, con buenos indicadores financieros como el tipo de cambio y la inflación, un índice de pobreza bajo en comparación con otros países de la región, con la inversión extranjera que sigue viniendo, así como el turismo, creo que sí va a poder salir adelante con las decisiones políticas que se deben tomar. En estos momentos no veo al país dando patadas de ahogado“, vaticinó.
Por esto, Suchar cree que todavía el Gobierno tiene un amplio margen de maniobra antes de verse en la nada deseable necesidad de tener que pedir apoyo financiero en el exterior, con el inminente riesgo de tener que someterse a las reformas que le impongan los entes multilaterales.
Las sugerencias del Fondo Monetario
Entre otras medidas, la misión del FMI que terminó su visita a Costa Rica la semana pasada, recomendó al Gobierno las siguientes medidas para consolidar la recuperación de la estabilidad fiscal y reducir a un ritmo mayor el déficit:
–Elevar la tasa del IVA de 13 por ciento a 15 por ciento, más cercano a las normas regionales y al promedio de la OECD de 19 por ciento.
-Incrementar los impuestos sobre la propiedad , cuya recaudación se sitúa en aproximadamente la mitad del promedio de América Latina, siempre y cuando se diseñe de forma tal que beneficie las finanzas del gobierno central.
-Reducir el umbral de exoneración del impuesto sobre la renta de las personas físicas , que en la actualidad es equivalente a alrededor del doble del salario medio, lo cual limita la capacidad redistributiva de la política tributaria.
-Incrementar los impuestos selectivos sobre bienes y servicios.
-Gravar los excedentes de las cooperativas.
La misión profundizó que dichas medidas para aumentar la carga tributaria son “recomendables” porque la reforma fiscal recién aprobada, y que entrará en vigor a partir de junio del 2019, se basa en su mayor parte en medidas de gasto y porque la relación de la carga tributaria con el PIB es relativamente baja. Esas medidas para aumentar más la carga de impuestos, advirtió el equipo del FMI, se deberían complementar con algunas otras para proteger a los sectores más vulnerables de la población.
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