Mujeres trabajan en reubicar 135 kilómetros de electricidad y telecomunicaciones en Ruta 32


LA VOZ DE GOICOECHEA.-   A lo largo de la Ruta Nacional 32 hacia el Caribe, 130 trabajadores del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) reubican los servicios de electricidad y telecomunicaciones, tarea necesaria para la ampliación de la carretera.

En el grupo hay 16 mujeres –todas vecinas del área de influencia–. De ellas, 11 se desempeñan en campo y el resto en gestiones administrativas.

“Las que están en el campo se destacan en tareas relacionadas con el ducto por el que pasa la fibra óptica, construcción de las cajas de registro en concreto y trabajos aéreos para el traslado de las redes eléctrica y de telecomunicaciones, mientras que otras supervisan obras, apoyan la logística y llevan registros diarios”, explicó Carlos Piedra, jefe constructivo del proyecto de reubicación.

Las cuadrillas del Instituto avanzan en la canalización de 99 kilómetros por los que viajará la fibra óptica que trasladará el 90% del tráfico internacional de internet del ICE. La labor incluye obra civil, manejo de maquinaria, control de tránsito vehicular, coordinación de materiales, instalación de prefabricados y doblado de acero.

Asimismo, se avanza en la reubicación de 36 kilómetros de redes aéreas eléctricas y de telecomunicaciones en el sector opuesto al actualmente en uso para ampliar la carretera.

“Se vive bastante adrenalina cada día, es una mezcla de pasión y temor, pero sin perder el respeto”, indicó Hazel Chavarría, quien trabaja como liniera.

En este caso, el equipo realiza la instalación y la desinstalación de equipos y accesorios del tendido a unos 9 ó 15 metros de altura. Los trabajos iniciaron a mediados de 2018 y se espera que finalicen en 2020, en coordinación con el Consejo Nacional de Vialidad y el concesionario China Harbour Engineering Company Costa Rica S.A.

Para Liliana Madriz, quien funge como asistente de construcción, “la experiencia ha sido muy positiva, a veces difícil por las labores y las condiciones ambientales, pero no tengo queja”.

Piedra destacó que por la complejidad de la obra –una ruta nacional por la que transitan cinco millones de vehículos al año y que atraviesa cinco cantones limonenses– es necesaria una coordinación cotidiana entre actores como comunidades, asadas, municipalidades, cableras, AYA, Sutel, MICITT y hasta propietarios de terrenos.

Como antecedente, el Proyecto Hidroeléctrico Reventazón fue pionero en la incorporación de mujeres en labores constructivas. Alcanzó a sumar 300, de las cuales 90 trabajaron en el campo.

FUENTE ELPAIS.CR


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