Exiliadas nicaragüenses en Costa Rica marcan Día de la Mujer

LA VOZ DE GOICOECHEA.- Decenas de nicaragüenses exiliados en Costa Rica, mayoritariamente mujeres, marcaron, la noche de este viernes, el Día Internacional de la Mujer, congregándose en una actividad de solidaridad con las presas políticas en Nicaragua, y para exigir la liberación de todos los opositores recluidos en prisiones en ese país.  
Esta conmemoración fue marcada por la preocupación que genera la situación de las mujeres encarceladas en ese país centroamericano por oponerse al régimen del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, expresaron las participantes en la actividad realizada en el centro de San José, la capital costarricense.  
La actividad se llevó a cabo mientras siete reclusas mantenían la huelga de hambre que iniciaron el 27 de febrero, en sus respectivos centros de confinamiento, en apoyo a la exigencia de liberación de todos los presos políticos en Nicaragua.  
La conmemoración del día internacional se cumplió, “este año, con mucho dolor, con lágrimas, también”, porque “tenemos mujeres secuestradas por el régimen, tenemos mujeres asesinadas por el régimen, pero, también, tenemos madres que lloran a sus hijos asesinados, y madres que, desde las calles, claman por sus hijos secuestrados por el régimen”, explicó Claudia Vargas, portavoz de la diáspora nicaragüense en Costa Rica.  
Numerosas mujeres constituyen el apoyo a los detenidos, señaló Vargas.  
“Detrás de los presos políticos, están sus madres, y están sus abuelas, y están sus familiares mujeres, que llegan (a los centros detención), todos los días, a dejarles comida, que llegan, todos los días, a preguntar por ellos, que llegan, todos los días, a ver cómo están ellos, ante la negativa de las autoridades, de dar información sobre ellos”, indicó.  
No obstante, las condiciones –en general, infrahumanas- en que está recluidas, las presas envían, a sus familiares y a organizaciones de derechos humanos, mensajes en los que indican que, sin perjuicio del maltrato de que son objeto, están en resistencia, señaló la exiliada nicaragüense  
“Nos están mandando un mensaje, de fortaleza y de resistencia, desde las cárceles”, en el cual “ellas plantean resistencia, ellas mandan, siempre, mensajes de solidaridad, ellas mandan mensajes de fortaleza, también”, además de lo cual “dicen estar fuertes, y mantenerse en la posición de no negociar, de ninguna manera, la sangre derramada, por la liberación de presas políticas”, expresó Vargas.  
Por su parte, la exiliada política nicaragüense Sol Gutiérrez, también planteó que la conmemoración llevada a cabo este viernes no constituyó celebración alguna, sino que se trató de un acto contra el régimen orteguista.  
“Nosotros, no tenemos nada que celebrar, realmente, porque tenemos demasiadas mujeres como presas políticas”, expresó.  
Gutiérrez señaló que, en tal contexto, participó para exigir la salida de Ortega, del poder.  
“Pero, igual, apoyar, hacer acto de presencia, acá, seguir alzando la voz hasta lograr que el dictador se vaya”, aseguró.  
Esta nicaragüense está, desde el 25 de julio del año pasado, en Costa Rica, adonde llegó clandestinamente, huyendo de la persecución política de la que era objeto en su país de origen.  
Gutiérrez participó activamente en acciones populares de oposición al régimen orteguista, lo que incluyó desde públicamente haber denunciado el caso de un sobrino quien figura entre los centenares de presos políticos, hasta haber participado en acciones de calle tales como la resistencia en barricadas, en diversos barrios en el sudoccidental departamento (provincia) de Carazo, y en “tranques” –bloqueos de tramos carreteros-, en el mismo departamento.  
“Yo estaba en las barricadas, estábamos, siempre, moviéndonos para buscar ayuda para las personas que estaban en las barricadas –alimentos, agua- “, relató.  
Gutiérrez dijo, además, que, cuando el tranque de Carazo, en el que estaba, fue atacado por fuerzas policiales y parapoliciales –quienes mataron a 27 opositores-, debió abandonar la zona, ocultándose en una ciudad cercana.  
Pero la persecución en su contra se mantuvo, por lo que tomó la decisión de desplazarse, clandestinamente, a Costa Rica, alejándose de su familia –sus hijos de, respectivamente, nueve y tres años, y su abuela paterna-.  
“Yo, me escondí, en otra ciudad, por un tiempo, pero la persecución seguía, las amenazas eran demasiadas, y tuve que tomar la decisión de emigrar para acá, a este país, de manera ilegal, de cruzar frontera de manera ilegal (…) dejar a mi familia, allá, porque, realmente, quien representaba un peligro para mi familia, en ese momento, era yo”, expresó.
La actividad se enmarcó en las acciones de denuncia de la violenta crisis sociopolítica nicaragüense que, estallada el 18 de abril, ha cobrado centenares de vidas, generado miles de heridos, detenidos, y desaparecidos, dañado en gran escala a la economía nacional, y determinado que decenas de miles de nicaragüenses emigren, principalmente hacia Costa Rica -donde más de veinte mil personas han solicitado refugio-.  
La represión policial y parapolicial anti opositora ha pasado de ser masiva -contra actividades opositoras públicas-, a constituirse en principalmente selectiva -mediante la captura y la desaparición de opositores quienes son blanco de búsqueda individual-, la que está actualmente centrándose en periodistas y medios de comunicación independientes lo mismo que en organizaciones no gubernamentales defensoras de los derechos humanos.

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