¿Has escuchado decir que la felicidad no es para siempre?, ¿qué podemos tener momentos felices pero que la felicidad en realidad es pasajera? Hace algún tiempo yo creía lo mismo, hasta que entendí que al igual que cada cosa que ocurre en mi vida, la felicidad es una cuestión de decisión.
Es cierto que existe la enfermedad, el dolor, situaciones complejas inesperadas, pero ¿ya te distes cuenta de que tenés todo lo necesario para poder enfrentar cada una de estas situaciones? ¿Cuántas veces has salido adelante? ¿Cuántas veces has pensado que la situación no tiene remedio y que no vas a poder levantarte, pero te levantás? Y cada vez salís con mayor fortaleza, experiencia y sabiduría.
La felicidad, al igual que el amor, se construye a punta de decisiones.
Hoy decido saludar el día con una sonrisa, y darme cuenta de que las personas con cara amarga tienen dolor en su alma y decido no juzgarlas. Hoy decido perdonar a aquellas personas que, por no soportar su frustración o su vida, han querido dañar la mía y la de quienes le rodean. Hoy decido dar gracias a la vida por permitirme despertar y por permitirme aprender de cada cosa que veo, escucho y toco, y por darme la sabiduría de discernir y escoger entre todo lo que me rodea, aquello me edifica para integrarlo en mi vida y poder ser luz a cada lugar donde voy. Hoy decido dejar de quejarme de todo y de todas las personas, y empezar a dar gracias, porque de todo y de todas las personas aprendo mucho cada día.
Si, ya se, todo inicio es o parece difícil. Pero ejercitarse para ser feliz es como cuando te alistas para una maratón o empezás clases de baile, o cuando por fin te decidís meterte al gimnasio: Al inicio ni la mente, ni el cuerpo, ni el espíritu está acostumbrado; después del primer día tu cuerpo quizá queda resentido, adolorido, dudas si vas a poder lograrlo o crees que en cualquier momento tu voluntad se va a doblegar. Pero con el tiempo empezás a ver que con la práctica cada vez es más sencillo, lo integrás como parte de tu rutina diaria, y cuando te das cuenta ya forma parte de tu vida. Eso sí, tenés que tomar la decisión de que querés hacerlo pensando en todos los beneficios que obtenés. Y así cada día.
El camino a la felicidad al inicio no es sencillo, pero claro que es posible. Y para empezar solo necesitás tres cosas: Decisión, Acción y constancia, tres herramientas que rara vez nos enseñan a manejar. La buena noticia es que hoy podés dar el primer paso si es que en realidad querés tomar el control de tu felicidad.
Empecemos con tres sencillas preguntas, para dar un primer paso.
1. ¿Querés ser feliz? Si la respuesta es no, no hay nada más que decir, es tu decisión no serlo. Si la respuesta es sí, avancemos a la segunda pregunta.
2. ¿Quién te lo impide? ¿En esta respuesta no busqués culpables, reflexioná sobre las cosas que te hacen realmente feliz y quién es la única persona que puede decidir realizar o no estas cosas? Y ahora que ya sabes qué o quién te impide ser feliz, respondete:
3. ¿Qué vas a hacer a partir de hoy para remediarlo?
Una vez que tengas tus respuestas, verás que habrás utilizado la primer herramienta que es tomar decisiones. De vos dependerá cuál o cuáles serán esas decisiones. Después de esa toma de decisión, el segundo paso es convertirla en acción, y el tercer paso es hacer que esto sea parte de tu vida de ahora en adelante.
*Damos la bienvenida a nuestra colaboradora Máster Flor Urbina, artista, coach y programadora neurolingüística, quien a partir de este martes y todos los martes tendrá a su cargo la columna FE Y MOTIVACION.
Email: florurbinacoach@gmail.com / Facebook: Flor Urbina
0 Comentarios
Queremos ver tus comentarios, estos nos enriquecen y ayudan a mejorar nuestras publicaciones :
_______________________________________________