No podemos olvidar a las hermanas dominicanas Mirabal, ¡ya que el olvido sería traición!, Patricia, Minerva, María Teresa Mirabal, quienes murieron en manos del dictador Rafael Leónidas Trujillo, el 25 de noviembre de 1960, ellas se aferraron a la libertad y defensa de sus derechos, a pesar de que fueron encarceladas, violadas y torturas, hasta que su agresor decidió, quitarles la vida.
“LAS MARIPOSAS”, como se conoce a las Mirabal, de una forma o de otra, estaban destinadas a alzar el vuelo, ese mismo vuelo, que nos hace recordar que las mujeres debemos y podemos, defender nuestros derechos como seres humanos, por lo que, a estas alturas del siglo XXI debemos de apropiarnos de las leyes y hacerlas valer ante la sociedad machista que reina en el planeta.
Se tiene evidencia de que en el paleolítico las mujeres y los hombres tenían funciones similares, o al menos había una distribución convenida de las obligaciones. Las mujeres se dedicaban a la recolección y a la educación de los niños.
Realmente la recolección de granos llevada a cabo por las mujeres fue fundamental para el desarrollo de la humanidad, así como el aprendizaje transmitido a sus congéneres. Un punto importante que ha sido borrado de la historia.
Luego vienen tiempos de guerra, por el sentido de propiedad, de apoderarse de lo del otro. Los hombres toman el poder y se imponen, por su fuerza física, por su violencia. Se apoderan de las tierras, las semillas, coloca cercas y límites y la mujer pasa a ser un animal más de sus riquezas.
Desde la creación de la humanidad, las mujeres existimos o más bien, sobrevivimos a una imagen de un Dios manipulado, donde ese Dios NO hizo al hombre a su imagen, aquí el hombre crea a un dios a su imagen.
De esta forma ese dios-hombre subyuga, ¿a quién?, a la mujer, por ser negra, por ser pobre, por ser niña, por ser analfabeta, por ser de un país en vías de desarrollo, por ser ama de casa, por ser trabajadora, migrante, indígena, discapacitada, amante, esposa, hija, en fin, por existir.
Ante el panorama antes descrito, este 25 de noviembre debemos tener presente a las mujeres quienes a lo largo de la historia derramaron su sangre y se expusieron de alguna forma por defenderse y defendernos, las Mirabal, pero antes existieron muchas otras, una muestra de ellas:
Hipatia de Alejandría, precursora de la presencia de la mujer en la ciencia. Christine de Pizan, fue la primera escritora profesional de la historia, reivindicó a la mujer en sus escritos. Santa Teresa, una de las escritoras más importantes de la historia de la literatura española. Olympia de Gauges, ha pasado a la historia por publicar, durante la Revolución Francesa, la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, considerada el punto de inicio oficial del movimiento feminista como tal.
Costa Rica no está exenta de la marginación, también conmemora el 25 de noviembre, las instituciones, asociaciones, grupos organizados, invitan a marchar por nuestras calles, en contra del maltrato, la muerte, y la defensa de nuestros derechos.
Las mujeres salen a las calles, caminan las mujeres rotas, violadas, las amas de casa con SIDA, gonorrea, las niñas embarazadas, las mujeres invisibles, heridas, humilladas, lesbianas, negras, blancas, indígenas, afro, las madres de las asesinadas por amor o por odio. Caminan y conmemoran también, las mujeres abusadas con sus hijas violadas, tomadas de la mano, llenas de miedo, espantadas del regreso a casa. Hay que recordar a las muertas, mientras celebramos la vida, mientras logremos alzar la cabeza, mientras el grupo camine fortalecido, como el redoble de tambores, antes de enfrentar al batallón que nos apunta.
Hay que caminar, a pesar y en contra del patriarcado, nuestro opresor histórico que nos convierte en sospechosas, en mentirosas, en putas, pecadoras, en libidinosas, suaves, tontas, locas, imaginarias, enfermas mentales, soñadoras, clava puñales, serrucha pisos, sumisas, esclavas, basura, necesitadas de dinero, de amor, “ de odio”.
¡Hay que caminar señoras y señoritas!, este 25 de noviembre Día Internacional de la NO Violencia en Contra de la Mujer. Pero más que caminar, marchar, y salir de las casas polvorientas llenas de palabras soeces, hay que leer, hay que escuchar, hay que empoderarse, visibilizarse, acompañar a otras y ser “hermanas”, más que amigas. Debemos pensar que tu dolor es el mío, que por cada mujer asesinada, morimos un poco por dentro, mueren nuestras hijas.
Nos hemos creído a lo largo de la historia, que a ese dios-hombre, le debemos pleitesía, olvidando que somos espíritus divinos, personas llenas de luz, de la magia de la vida, acaso parir no es dar a luz, sí, entonces, quienes somos las dueñas de la luz, ¡las mujeres!, esa luz divina que el machismo quiere aplastar.
Nosotras debemos enfocarnos en dar el golpe certero, esa fuerza viene de nuestro interior, hemos olvidado que es nuestro deber, partir de esta vida y dejar un mundo mejor, en cambio nos sometemos a manipulaciones emocionales en lugar de brillar con luz propia.
Goicoechea, un territorio donde la gran mayoría de la población oscila entre la clase media, media baja y baja, debo indicar, que existe la extrema pobreza en algunas zonas de los 7 distritos. Y es aquí en estas zonas donde confluyen mujeres jefas de hogar, niñas en prostitución, con SIDA, indigentes, drogadicción, mujeres invisibles como las adultas mayores, a quienes sus cuidadores o cuidadoras les roban sus pequeñas pensiones, mujeres en general con sus traumas, y necesidades.
De esta forma convergen las mujeres en Goicoechea, que de una u otra forma celebrarán y conmemorarán el 25 de noviembre, muchas veces ignorando el mensaje global, ya que su camino diario en el piso de tierra, entre latas retorcidas de los precarios, o sus casas al borde de deshacerse a pedacitos, no las dejan ver esas luces.
Bien es cierto que el Gobierno Local debe dirigir recursos a la población marginada.
Otro punto importante, es la existencia del Departamento de Desarrollo Humano, quienes cuentan con escasos recursos para cubrir la población que no puede llegarse hasta sus oficinas, sin embargo, hacen un gran esfuerzo por abrazar a quienes lleguen hasta su puerta para ser atendidas.
Las personas profesionales que trabajan en la Oficina de Desarrollo Humano de Goicoechea, cumple a medias con sus funciones, tratando de llegar a salvar a las mujeres que ignoran las leyes, la fuerza de agruparse, la fuerza de la palabra porque viven bajo el flagelo del sistema.
Mujeres de Goicoechea, no olvidemos que el 25 de noviembre se conmemora el Día de la NO Violencia en contra de la Mujer, salgamos a marchar a caminar, a promover nuestros derechos, dentro y fuera de los hogares.
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