LA VOZ DE GOICOECHEA.- Las extorsiones sexuales evolucionaron en los últimos meses. Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ahora no solo se presentan estafas por medio de perfiles falsos.
La nueva tendencia consiste en un correo masivo, donde los delincuentes hacen creer que accedieron a las computadoras o teléfonos móviles y obtuvieron grabaciones sexuales.
Ante esto solicitan un pago para no difundir los videos entre los contactos de redes sociales y familiares. Sin embargo, las autoridades insisten en que se trata de una estafa.
Además en todos los casos recomiendan nunca pagar, según detalló el jefe de Delitos Informáticos del OIJ, Erick Lewis.
“Hay denuncias de los años 2016 y 2017, pero han ido evolucionando. Ahora se están enviando correos masivos hacen creer que un virus accedió a la cámara y a las galerías de tal manera que tuvieron acceso a los videos íntimos donde los extorsionan.
La idea es no pagar, la experiencia dice que le van a hacer un segundo cobro. La idea es no tener contacto con desconocidos y así no ser engañados”, explicó el funcionario.
Análisis previo
Las investigaciones judiciales además revelan que las bandas -que normalmente son extranjeras- ejecutan una labor de análisis de las víctimas.
“Estudian a la víctima. Hacen un análisis de las publicaciones, de la información y crean un perfil. Conocen la familia y el núcleo cercano”, agregó Lewis.
El funcionario expresó que este análisis permitirá que el grupo defina el monto a cobrar. Los pagos van desde los $300 a los $5 mil.
El jefe policial también explicó que las víctimas van desde personas con trabajos normales y hasta figuras públicas.
La difusión de imágenes de contenido sexual motiva extorsiones en Costa Rica.
El método tradicional
El método tradicional del “Sextorsión” es por medio de perfiles falsos de mujeres muy atractivas, que hacen solicitudes de amistad y una vez que son aceptadas tienen una conversación con la víctima.
Luego lo convencen de hacer tener un intercambio de sexo virtual y así obtienen el video con el que después extorsionarán a la víctima.
“Para muchos es muy fácil hablar. El ser humano es muy curioso y la lujuria atrapa… Yo solo quería saber qué era y en un abrir y cerrar de ojos, caí. ¡Me fui resbalado! Fui víctima de una extorsión sexual o lo que llaman “sextorsión”.
Es un tema privado, pero cada vez más costarricenses caen en este tipo de estafas. Son timos que son capaces de arruinar una vida y destruir reputaciones por un error que nadie imagina cometerá. A uno le pasa por vago y si uno no está alerta, fácilmente te atrapan.
Todo empezó cuando recibí una invitación de una mujer muy guapa a mi Facebook. Tenía la mala costumbre de aceptar a conocidos y extraños, pero aprendí la lección. A todos nos ha llegado una de esas invitaciones, sin amigos en común. Aquella tarde empecé a chatear con ella. Pensé que solo íbamos a conversar… pero todo fluyó.
Todo parecía normal. Hablaba con la muchacha y estaba conociéndola, cuando de repente me dijo que habláramos vía Skype. ¡Créame, a cualquiera le pasa! Yo me confié. La conversación cambió de tono y agarró una línea sexual… Yo solo quería ver qué pasaba.
Empezaron una serie de juegos -que para muchos no son extraños- en internet. Ella se desnudó y yo también lo hice. Había escuchado varias historias de sexo virtual y caí. Nunca pensé que me podían estar grabando.
De repente, en medio de la conversación, la mujer se fue. Aparecieron 2 hombres y me amenazaron. Ellos hasta tenían control de mi computadora. Me pidieron $5000 y empezaron a extorsionarme. Todo pasó en menos de 20 minutos.
Me negué. Les escribí una serie de improperios, pero ya estaba dentro de los 7 ticos que por mes caen en este tipo de fraudes. La cifra anual llega a más de 80 casos – todos hombres- pero estoy seguro que muchos caen y no ponen la denuncia ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) por vergüenza.
El shock más grande es ver que estos delincuentes empiezan a postear el video en tus redes sociales. También lo pasan por mensaje a tus contactos y uno no sabe qué hacer. El OIJ recomienda que uno no pague la extorsión, que por lo general se pide en cuentas ubicadas en África, en mi caso fue Costa de Marfil…
Yo laboro como arquitecto y muchos de mis contactos vieron la publicación. Por dicha, un amigo que experto en internet me ayudó a contrarrestar el ataque. Cerré mi cuenta en las redes sociales y pude actuar lo más rápido posible. Todos mis datos estuvieron en riesgo…
Ni por la mente me pasaba que esto podía pasar. Es difícil explicar lo que se siente.
Ojalá a nadie más le pase, porque hablar es muy fácil. ¿Quién no se ha equivocado? Lamentablemente en este tema, hemos sido muchos. Ojalá a nadie más le pase.
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