Luis Guillermo Solís: 'Aquí el problema es que la gente no quiere pagar impuestos'

LA VOZ DE GOICOECHEA.-    El presidente Luis Guillermo Solís se refiere al manejo de las finanzas públicas en su gobierno, tanto en el lado del cobro como del gasto.

"Aquí el problema, lo digo con toda franqueza, es que la gente no quiere pagar impuestos. Los que más tienen, menos quieren pagar, y esos son los sectores empresariales y los sectores de empleados públicos".

Las palabras son del presidente Luis Guillermo Solís, quien dejará el martes su cargo.

En entrevista con La Nación, se refirió al manejo de las finanzas públicas en su gobierno, tanto en el lado del cobro como del gasto, así como a la discusión fiscal.

-Presidente, usted dijo en el discurso del 1.° de mayo que esto, el creciente déficit fiscal, es el resultado de la acumulación de deuda durante una década. 

¿Tiene el gobierno de Luis Guillermo Solís responsabilidad en esto también?

Sí, claro, también, porque hemos tenido que aumentar la deuda, también en muchos sentidos, con buenos y malos fines. Le digo con buenos y malos fines, porque no toda la deuda ha de verse como una cosa negativa. Nosotros entramos al gobierno con una obligación, que habíamos adquirido en campaña de usar $400 millones, al final fueron $420 millones, para pagarle a la CCSS las deudas del Gobierno central y permitir que la CCSS liberara recursos para construcción de hospitales, Ebáis, centros de salud, equipamiento y fortalecimiento del primer nivel de salud.

"Bueno, esos $420 millones salieron, ahí están, van a haber ¢842.000 millones que va a invertir la CCSS en esos objetivos de aquí al 2021, bueno, eso es más endeudamiento.

Era necesario. Entonces, claro, por supuesto que somos responsables de ese endeudamiento, pero la mayor parte de ese endeudamiento viene arrastrándose y ese endeudamiento tiene que ser pagado y tiene que ser pagado en fechas específicas. La mayor parte de la deuda, afortunadamente, es con instituciones públicas, pero aun así, es endeudamiento y recoger los recursos necesarios para pagar es complicado".

-Bueno, pero instituciones públicas que necesitan ese dinero...

Para sus proyectos.

-Y cuidado no para su operación, sobre todo en el caso de la CCSS.

Así es, y el Estado también requiere para su operación esos recursos, ya llegamos a un punto en donde el endeudamiento también se está usando para fines que no deberían ser los que son, gasto corriente, no para inversiones.

-Presidente, el gobierno suyo fue el que otorgó el mayor aumento presupuestario de esta década, un 18,6%, casi un 19%, en el 2015. ¿Cómo explica eso?

No, bueno, lo hemos explicado hasta la saciedad, tuvimos que pagar una enorme cantidad de recursos precisamente en amortización de la deuda, si usted le quita eso, el gasto no fue mayor que el de los otros años.

-Bueno, pero parte de esa colocación (de deuda) la hicieron ustedes mismos.

Claro, pero la menor parte, la mayor parte venía arrastrándose, nosotros estamos pidiendo plata prestada desde hace décadas. Entonces, nosotros tuvimos que hacer una presupuestación extraordinariamente alta para pagar en un punto del calendario, que fue el 2015, una cantidad descomunal de intereses que estaba acumulándose.

-También, hubo un aumento en las transferencias al FEES (Fondo Especial para la Educación Superior), a las universidades públicas, y un aumento salarial que, con los pluses, tuvo un efecto en cadena. ¿Considera que eso estuvo de acuerdo a las circunstancias económicas del momento?

Bueno, yo creo que si usted resta lo que pagamos en intereses a todos los demás rubros del presupuesto, el crecimiento no fue mucho mayor que el de los demás años.

"De hecho, en los últimos dos años, el presupuesto de esta administración fue el más bajo de una década.

Logramos controlar el gasto de manera extraordinaria y eso se hizo gracias a que redujimos el peso que tenían las convenciones colectivas, de que se congelaron salarios, de que se detuvieron viajes, de que se bajaron las anualidades, en fin, una serie de cosas que se lograron a pesar de los efectos que tenía sobre nosotros el déficit fiscal".

-Hace más de cuatro años, cuando estábamos todavía en campaña, usted dijo que no entendía cuál era la obsesión de los neoliberales con el déficit fiscal, que el país como cualquier familia podía tener un déficit manejable, una deuda. ¿En qué momento, como presidente, se da cuenta de que la situación se puede estar saliendo de control?

Cuando se evidencia que la combinación de deuda y déficit es mucho mayor de lo que puede soportar la economía, y eso era evidente ya después del primer año. Y por eso que los proyectos de ley, nueve de ellos, se presentaron a la Asamblea Legislativa sin mayor dilación, porque había que invertir mejor, recoger más, gastar menos. Todo lo que habíamos dicho en campaña que íbamos a hacer, sin esperar mucho más tiempo que ese.

-Claro, pero desde la campaña usted dijo que incluso quería esperar dos años. 

¿No retardó eso el sentido de urgencia, incluso en el Congreso?

No, porque los proyectos de ley fueron presentados muy rápidamente. Don Helio Fallas (el ministro de Hacienda) los tenía, lo que hizo fue que, en lugar de un solo paquete, lo partió en nueve proyectos, de los cuales siete se aprobaron.

"Aquí el problema, lo digo con toda franqueza, es que la gente no quiere pagar impuestos. Los que más tienen, menos quieren pagar, y esos son los sectores empresariales y los sectores de empleados públicos. Y los argumentos que van a usar son siempre los mismos: ‘Recorte más’, yo digo, ¿a dónde recorto más?; ‘cóbrele a los ricos más’, ¿cómo hacemos para cobrarle a los ricos más si no teníamos los intrumentos para ello?, que ahora sí tenemos una Dirección de Tributación muy fortalecida gracias a nuevos instrumentos electrónicos y digitales.

En realidad, lo de los tiempos fueron tiempos bien administrados porque los proyectos de ley se trasladaron a tiempo y las razones por las cuales no se aprobó el plan fiscal, porque hubo tiempo suficiente para hacerlo, fueron precisamente los grupos de interés y los grupos de presión que no lo permitieron".

-Me dice que sí lograron obtener todas las herramientas que necesitaban en materia de cobro.

Bueno, por lo menos muchas de ellas, yo no sé si todas, porque siempre hay más que la Dirección de Tributación va a continuar desarrollando, pero muchas sí, y el resultado de eso fue que aumentó la recaudación en un 40%, en los cuatro años, lo cual es un gran logro.

-Es un logro, pero sigue siendo insuficiente. Vamos del lado del gasto. A principios del año pasado, del 2017, ustedes le retiran el apoyo a la reforma en empleo público. ¿Por qué? ¿Se cedió ante los grupos de presión del sector público?

No, mire, otra vez, el tema hay que equilibrarlo un poquito. Sí es cierto que hay un aspecto fundamental que tiene que ver con los enganches y los encadenamientos salariales, pero el gran problema del gasto público no era por ahí. El 90% del presupuesto está ya asignado por vía legal y, por lo tanto, las posibilidades de cambiar eso no existen, a menos que uno quiera entrar a masivos despidos que hubieran puesto, me parece, en grave riesgo la paz social del país y que también hubiesen significado paralizar algunos programas del Estado.

Es decir, estamos hablando de que, para bajar un punto del PIB, o para aumentar un punto del PIB en recaudación, hay que sacar a 20.000 personas a la calle. Entonces, es mucho más complicado que estar haciendo malavarismos presupuestarios respecto del salario y, si bien es cierto hemos estamos insistiendo en temas como la evaluación para las anualidades, que estos no son derechos adquiridos, que debemos ser mucho más rigurosos, que no se sigan aprobando leyes que sigan enganchando leyes y todo lo demás, pues también hay que ser realistas y, en un momento de vorágine, como el que se vivía en ese momento con respecto a los salarios, había que ponerle algún límite.

-Claro, presidente, pero haberle frenado el crecimiento a los pluses salariales habría desahogado un poco las transferencias que el mismo gobierno tiene que hacer a las instituciones...

En 20 años.

-Bueno, entonces se le deja una herencia...

Sí, bueno, pero es que yo tenía que gobernar en cuatro. O sea, aquí tenemos que cuidar también los tiempos. Mi responsabilidad era en cuatro años, esto no iba a resolver el problema sino hasta dentro de 20 y había una serie de otras medidas que sí podían ser de aplicación inmediata, que quienes estaban pidiendo que bajáramos salarios y que restringiéramos los pluses, no estaban dispuestos a ceder tampoco. Entonces, esto es parte de una negociación muy complicada que se hizo con un gran sentido patriótico de parte de Hacienda.

-Entonces, ¿quién debía tomar la responsabilidad por lo que va a pasar en 20 años?

Bueno, yo creo que todos, ese es el tema. El problema fiscal no es un problema del gobierno, lo que pasa es que le cuesta a la gente, que no es experta en el tema, entender la gravedad. Véalo de esta manera: los mismos diputados que no quieren aprobar impuestos son los que piden más inversión para sus comunidades, por ejemplo. Entonces, hay una fantasía que no es realista respecto del peso que tiene lo fiscal en las posibilidades de desarrollo del país.

FUENTE LA NACION





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