La dura tarea de rastrear órganos de muertos para salvar a vivos

LA VOZ DE GOICOECHEA.-        Este médico busca a quienes han fallecido para procurar que sus órganos y tejidos salven una vida.

Son las 5 a. m. de un día cualquiera. Suena el teléfono.

Acaba de caer un mensaje: "Dr. Chaves, hay un donante. A las 4:30 a. m. falleció paciente en observación de adultos, en Emergencias, por parada cardíaca".

Las supervisoras de Enfermería en Emergencias, en el Hospital San Rafael de Alajuela, saben que el médico César Chaves Alfaro permanece pendiente de quienes están a punto de morir, para procurar que los familiares, aún en medio del dolor por la pérdida, acepten donar órganos y tejidos para salvar la vida de un extraño.

En su casa, en Poás de Alajuela, Chaves empieza a correr apenas recibe la alerta por el celular. No importa la hora a la cual suene su móvil.

Él es el coordinador de donación de ese hospital, uno de los nueve de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) clasificados como hospitales donantes.

Deja atrás a su esposa Audry Herrera, con quien lleva dos años casado y, a su hija, y baja hacia la ciudad de Alajuela.

En el camino intenta localizar por teléfono a alguno de los parientes del fallecido. Lo logra. Le dicen que ellos van para el hospital a recoger el cuerpo y acuerda verlos en Emergencias, sin adelantarles la solicitud que les hará.


Originario de Poás, en Alajuela, César Chaves ha procurado 40 córneas en los últimos seis meses, que han servido para trasplantar a personas a punto de quedarse ciegas. Es el coordinador de donación del Hospital San Rafael de Alajuela, uno de los nueve hospitales de la CCSS certificados por Salud para estas labores. 

Lleva el corazón acelerado.

Recuerda una noche del 2014, cuando la vio en una de las camas de Emergencias del hospital alajuelense, conectada a una máquina de oxígeno.

Era una mujer de unos 30 años. Su pareja le había pegado un balazo en la cabeza en un episodio de violencia doméstica.

En el hospital no falta quien le llame 'buitre'. Incluso, quienes lo paren en seco durante sus recorridos por salones y le adviertan: 'Doctor, aquí todo está vivo'.

Ha sido la mejor donante en los años que Chaves lleva en esto de buscar órganos y tejidos para personas gravemente enfermas.

Por medio de ella, otras 15 personas recuperaron calidad de vida al recibir hígado, riñones, pulmones, piel, córneas y hueso. Fue la primera por quien tuvo que conversar con una familia en duelo y solicitarle la donación.


El técnico en disección, Anderson Acuña, prepara los intrumentos para la extracción de córneas de un enfermo fallecido en el Hospital de Alajuela. Fuera de foco, el coordinador de trasplantes de ese centro de salud, César Chavez, hace todo el registro para asegurar la trazabilidad de ese tejido. 

Desde entonces, se conectó con el tema de trasplantes, al punto de salir a España para obtener una maestría en esa área y ser nombrado coordinador en uno de los principales hospitales regionales de la Caja.

Lleva tres años recibiendo las alertas que genera Alajuela en su celular y todos los días corre para salvar vidas de una manera que nunca se imaginó, cuando inició sus estudios de Medicina.

Dualidad inevitable

Cuando aparece el potencial donante, se inicia una carrera contra el tiempo.

Si son pacientes con muerte encefálica se corre para llevarlos al Hospital México, donde un especialista en Neurología puede dar el diagnóstico y proceder con el mantenimiento del cadáver para preservar los órganos, mientras son trasplantados.

También, está la muerte por parada respiratoria, como la de la alerta matutina. Implica la posibilidad de contar con un par de córneas, que le podrían devolver la vista a una o a varias personas.


Entre las tareas del coordinador de donantes está la de contactar al técnico en disección del Banco de Ojos de la Caja, Roberto Gómez, quien se encarga de la extracción y el traslado de las córneas. Gómez está adiestrando a técnicos de otros hospitales para la extracción de ese tejido. 

La carrera para la recuperación de ese tejido no puede superar las 12 horas, que es el tiempo máximo en que la córnea es todavía viable para meter en un medio de preservación, mientras se selecciona el candidato para el procedimiento y se realizan todos los exámenes para descartar la infección del tejido.

Solo en el hospital de Alajuela, hay 40 en lista de espera para una operación como esa. En todo el país había 1.119 a mayo anterior, según el Ministerio de Salud.

César Chaves entiende, como ninguno, lo perentorio de desencadenar todo un operativo.

No solo está todo lo relacionado con la persona que acaba de fallecer y que tiene potencial de donar (hay que hablar con la familia, firmar consentimientos informados y asegurar una entrega rápida y segura del cuerpo).

También, está la parte del potencial receptor, muchos de los cuales también están al borde de la muerte en espera de un órgano.

El día de la alerta, Chaves llegó al hospital a las 6:30 de la mañana.

En uno de los pasillos de Emergencias estaba gran parte de la familia del fallecido. Quince en total. Muchos en crisis.

A todos, los metió en una pequeñísima sala de reuniones que hace de oficina suya. Es un espacio cedido por Emergencias en calidad de préstamo y, en donde todos ahí, saben que la prioridad número uno la constituye la conversación con familiares dolientes de posibles donantes.

No fue difícil convencer a los parientes sobre la necesidad de la donación. "Se mostraron, incluso, agradecidos. Me dijeron que su papá era un hombre muy bondadoso que estaría muy contento de dar vida a otros", comentó Chaves.

Vuelve a su memoria la mujer que lo introdujo al mundo de trasplantes.

"Recuerdo haber escuchado una entrevista que le hicieron a su mamá. La señora reconoció haber sufrido y llorado mucho por la muerte de su hija, pero agradeció al hospital por la oportunidad que le dieron de dar vida a otros, aún después de muerta", mencionó.


Antes de proceder con la extracción de las córneas, el coordinador de donación debe asegurar que la familia dio su aval para donar el tejido. Esto, en caso de que expresamente el difunto no haya expresado en vida a un pariente cercano su voluntad de donar.

Recordar esas palabras alimenta su compromiso de seguir en esta tarea, desgastante no solo física, sino emocionalmente.

En el hospital, poco a poco, han empezado a reconocer el valor de un trabajo como el suyo.

Sin embargo, no faltan quienes, medio en broma medio en serio, lo llamen 'buitre' y lo paren en seco cuando realiza sus recorridos por salones: 'Doctor, aquí todo está vivo'.

Parte de un proceso

La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) empezó a organizar su sistema de trasplantes apenas hace unos años.

Chaves y otros ocho médicos en diferentes hospitales, son los encargados de procurar órganos y tejidos para esos procedimientos, considerados como la medicina del futuro por su complejidad y, por los cambios vertiginosos en el estilo de vida de las personas, que llevan cada vez más a gran cantidad de personas al extremo de necesitar un trasplante.

La institución procura profesionalizar más el sistema, conectado con uno mayor, el nacional, bajo la supervisión directa del Ministerio de Salud.

“La señora reconoció haber sufrido y llorado mucho por la muerte de su hija, pero agradeció al hospital por la oportunidad que le dieron de dar vida a otros, aun después de muerta”.

Aunque el registro todavía se lleva en papel, el objetivo en el corto plazo es automatizar todos los datos que salgan para blindar un servicio y disminuir el riesgo de que se presenten situaciones como el tráfico de órganos con fines comerciales.


Para la extracción de la córnea, el técnico en disección cuenta con un máximo de 12 horas después del fallecimiento de la persona. De ahí la importancia de la labor del coordinador de donación de un hospital para detectar a tiempo potenciales donantes y activar el operativo que permitirá, a la postre, recuperar la vista a una o varias personas.

Hablar con la familia, llamar al técnico en disección (responsable de extraer el órgano o tejido), coordinar los papeleos para garantizar la seguridad de los órganos, registrar todo el procedimiento en una base de datos, preparar informes mensuales para el Ministerio de Salud...

... Y, además, cumplir con sus tareas diarias como médico del servicio de Emergencias.

Esas son las tareas diarias, en su jornada de 7 a. m. a 4 p. m., en las que debe repartirse Chaves.

Se espera que a partir de enero del 2018, pueda dedicarse exclusivamente a sus obligaciones como procurador de órganos y tejidos, según una iniciativa que impulsa la coordinación de trasplantes de la Caja.

La dedicación exclusiva a estas tareas le permitirá detectar más donantes potenciales, pues muchas veces estar como médico de Emergencias lo limita.

La tasa de donación es muy baja en el país. Ronda apenas las 5 personas por millón de habitantes.

El objetivo es elevarla a 10 a partir del 2021, mantenerla y subirla para los siguientes años.

La donación cadavérica es fundamental porque la donación con vivos –sean relacionados (parientes) o no– deja a una persona obligada a tener seguimiento médico porque ya su condición de salud no volverá a ser igual al donar un órgano (como riñón) o un tejido.

Chaves se lanza cada mañana en esa carrera.

No importa la hora en la que suene el celular porque sabe que debe responder a varias familias: a las del donante fallecido, que espera respeto hasta el final y la de decenas de candidatos a trasplantes, que aguardan por una nueva oportunidad de vida.


Esta sala de reuniones la presta el servicio de Emergencias para hablar con las familias de potenciales donantes de órganos y tejidos. También hace de oficina para el coordinador de donaciones del Hospital de Alajuela, César Chaves. 




Contáctanos

Reactions

Publicar un comentario

0 Comentarios