11% de electores nunca han ido a votar en 20 años

LA VOZ DE GOICOECHEA.-     Muy lejos quedaron los tiempos en los que la mayoría de los ciudadanos se identificaba por un partido, ponía su bandera en la casa y le daba su voto en las urnas.

Las épocas de amores políticos concluyeron, sin que eso, aparentemente, signifique un divorcio con la democracia.

41% de los habitantes de San José acudieron a las urnas en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2014. 

Un estudio elaborado por investigadores del Programa Estado de la Nación con motivo de su informe del 2017, presentado el 14 de noviembre, concluye quel en Costa Rical uno de cada 10 electores nunca ha ejercido el sufragio en las últimas seis elecciones, es decir, en los 20 años transcurridos entre 1994 y el 2014.

Ese 11% de la población es al que se puede considerar como abstencionismo duro. Por el contrario, hay un 48% que ha ejercido el sufragio en todos los comicios desde que cumplió la mayoría de edad.

El 50% de los electores siempre vota, un 11% nunca.

“Lo que muestra es que el abtencionismo es mucho menor al que creímos, siempre hablamos de un 30% desde 1998, siempre creímos que uno de cada tres no va a votar, pero cuando hacemos un zoom con microscopio, descubrimos que es 1 de cada 10”, destacó Steffan Gómez, investigador político del Programa Estado de la Nación.

Para las últimas elecciones presidenciales, se registró un abstencionismo de 31,81% en la primera vuelta, realizada el 2 de febrero de 2014 , pero este alcanzó el 43,37% en la segunda vuelta, el 6 de abril.

“El abstencionismo en Costa Rica se debe a motivaciones del orden político, a personas indiferentes al proceso, a insatisfechos”, dijo entonces el presidente del Tribunal Supremo de Elecciones, Luis Antonio Sobrado.

Al hacer la revisión por provincia, los porcentajes son todavía mayores, pues en Puntarenas, Limón y Guanacaste, el abstencionismo fue superior al 50% para la citada segunda vuelta.

En ese grupo de abstencionistas duros están dos vecinos de La Fortuna de San Carlos: Rafael Ángel Guzmán y María Julia Rojas Rojas.

La diferencia es que don Rafael Ángel quiere votar, pero no puede, porque nunca consiguió una constancia de nacimiento; doña María Julia Rojas, en cambio, no quiere nada con los políticos ni con la política.

"Me gustaría votar, pero he hecho gestiones en el Registro Civil y me piden presentar dos testigos mayores que yo y no los he podido conseguir. Tengo la ilusión de que antes de morirme, por lo menos haya votado una vez", dice el agricultor de 81 años.


A sus 81 años, don Rafael Ángel Guzmán no ha podido votar. Este vecino de La Fortuna, sin embargo, dice que tiene la esperanza de hacerlo "antes de morir". Carlos Hernández

Don Rafael Ángel hasta tuvo posibilidad de conversar de política con el presidente Francisco Orlich (1962-1966) pues trabajaba en la finca propiedad del mandatario, ubicada en Chachagua, San Ramón de Alajuela. 

Entusiasmo relativo

Otro estudio, también del Programa Estado de la Nación, sobre nueve elecciones (1982-2014), compara a los votantes nacidos a partir de 1961 con los nacidos desde 1989, y concluye que son los de mayor edad los más interesados en votar, y así será en el futuro.

“El 85% de los electores nacidos entre 1965 y 1968 sufragó por primera vez en 1986 y casi veinte años después su participación se redujo al 71% (…) En cambio, la participación de los electores nacidos entre 1985 y 1988 fue sensiblemente inferior: el 64% asistió a las urnas en 2006”, dice el Informe.

Según el Estado de la Nación, esta población, que hoy tiene entre 29 y 32 años transmitirá “un menor arraigo” a la participación electoral cuando le corresponda “socializar” a las siguientes generaciones de votantes.

Los nacidos a partir de 1989 generan menor arraigo electoral a las siguientes generaciones.

Sin embargo, advierte, aunque la participación ha disminuido en el largo plazo, los costarricenses“ aún poseen una fuerte cultura cívica y una sólida creencia en el sufragio”.

Tanto el analista político y exdiputado, Constantino Urcuyo, como el expresidente legislativo y exministro, Francisco Antonio Pacheco, difieren parcialmente con esa conclusión. Ninguno comparte el entusiasmo del Informe.

"El deterioro en los partidos se traduce en una desconfianza en el sistema democrático, porque no es posible pensar en la democracia sin partidos", señala Urcuyo.

Pacheco, por su parte, recuerda que la cultura cívica no solo es votar, sino tener una actitud seria ante el proceso electoral. "Cuando veo redes sociales y las falsedades que se difunden, desconfío de la cultura cívica", dijo.

Los dos, además, señalan que aún y cuando se considere el abstencionismo en Costa Rica como del 30%, no puede verse como excesivo si se ve en el contexto mundial. Ambos reconocen el hecho de que hay que dejar atrás "la época de oro" de un faltante a las urnas del 20%.

Un análisis realizado por el semanario El Financiero estimó que para el 2018, el voto costará al país ¢1.459 al considerar el presupuesto del TSE para los comicios y el número de personas en el padrón. No obstante, el costo con abstencionistas puede aumentar hasta cerca de ¢600 por votante.

‘No se puede generalizar’

Para Hugo Picado, director del Instituto de Formación y Estudios en Democracia (IFED), el abstencionismo es un fenómeno complejo sobre el cual “no se pueden hacer generalizaciones”. A su juicio, aunque el estudio del Estado de la Nación es útil para entender comportamientos, es una fotografía del pasado, a partir de la cual no es posible hacer proyecciones.

Después de la fundación de la Segunda República (1949), dice Picado, la historia del abstencionismo se puede dividir en tres momentos.

De 1953 a 1958, cuando llegó al 35%

De 1972 a 1994, cuando osciló en el 20%

De 1998 a 2014, cuando va del 30% al 34%

Para los comicios de febrero, señala el TSE no hace proyecciones pues deben estar listos para recibir a la totalidad de ciudadanos inscritos en el padrón que cerró en unos 3,3 millones.

Cada uno decide

Aunque el artículo 93 de la Constitución Política señala que el sufragio es una función “cívica, primordial y obligatoria”, los ciudadanos deciden si quieren o no ejercer ese deber.

En Costa Rica solo se dio un intento de castigar con multa el abstencionismo. De acuerdo con el director del IFED, Hugo Picado, a mediados de los años 30 se estableció la norma que nunca llegó a ejecutarse. Para aquella época, aclaró el funcionario, los comicios los organizaba el Poder Ejecutivo.

Sanciones de esa naturaleza son más frecuentes en América del Sur pero no son usuales ni en Centroamérica ni en democracias europeas.

“Ocasionalmente, el tema se discute, pero esa es una decisión política y el Tribunal como árbitro electoral acataría lo que se decida”, dijo.

Sin embargo, aclaró, los sistemas de voto obligatorio lo que incrementan son los votos blancos y nulos. Así, mientras en Costa Rica se da que solo 1 de cada 300 votos es blanco o nulo, en Ecuador es el 11% o 12% de los votos, aunque acude a las urnas el 80% de los ciudadanos.





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