Situaciones como esta dejan la duda del papel de la comisión legislativa que investiga los créditos cuestionados.
Independientemente de cómo empezó el pleito, los diputados deberían tener la suficiente investidura como para no prestarse al zafarrancho.
Cosas importantes han surgido de ese espacio, y es a ellos, a los congresistas de dicha comisión, a quienes pueden atribuirse las primeras dos renuncias de directivos del BCR, pero es importante no perder el norte.
Con alzar la voz en las comparecencias, señalar de corruptos a los invitados con el dedo y pedir un código correcto de vestimenta no se va a lograr esclarecer nada.
Es ahí cuando uno se pregunta: ¿Si llevar puesto un saco y corbata es realmente lo que importa en momentos en que el país se aproxima a destapar uno de los mayores escándalos de corrupción de la historia?
Hay respeto para el primer Poder de la República y para los señores diputados, pero también deben comportarse a la altura.
Ahora existen planes para ampliar las comparecencias hasta el 30 de noviembre con la intención de volver a citar a personajes clave, como el empresario del cemento chino, Juan Carlos Bolaños.
Frente a este escenario, la expectativa es que los legisladores vayan bien preparados con preguntas contundentes para que no pasen situaciones como la del subgerente del BCR, Andrés Víquez, que ha ido ya en tres oportunidades a decir que no puede responder por un tema de secreto bancario.
No olvidemos tampoco el episodio del presidente Luis Guillermo Solís, que salió airoso con una gran sonrisa y de la que fueron testigos todos los que sintonizaban la audiencia.
Si se cita a personas y funcionarios que sea realmente porque vale la pena que rindan testimonio, porque si se está utilizando la comisión como una pasarela de exposición mediática, no tiene sentido.
Ya se sabe que algunos de los invitados que pasaron por la silla caliente mintieron “bajo la fe del juramento”, ¿por qué entonces no presentan las denuncias respectivas?, ¿qué se pretende con traerlos de nuevo?
Si es que hubiera nuevos elementos y documentos para cuestionarlos en hora buena, pero si es para convertir aquello en un circo romano, es evidente que algo no está funcionando.
La ciudadanía quiere respuestas y muchas pueden ser proporcionadas por los interrogatorios legislativos, y si bien no pueden ser de carácter judicial sí allanan el camino.
Los diputados no solo gozan de inmunidad, también tienen el poder para solicitar información, que otros ciudadanos no, y esa ventaja debería ser usada en beneficio del país.
Los acuerdos para evitar que ciertos personajes políticos tengan que rendir cuentas deja un sinsabor.
Todos sin importar el color partidario deberían responder. Al fin y al cabo, el que nada debe, nada teme.
Señores diputados, en ustedes está cifrada la esperanza de la población de encontrar la verdad a la que hasta ahora las autoridades judiciales no han podido llegar.
Necesitamos que se pongan la camiseta y actúen ya no por un partido o de cara a la jornada electoral, sino que demuestren que el haber votado por ustedes valió la pena.
No defrauden a la población, presenten denuncias penales de ser necesario, lleguen hasta las últimas consecuencias, citen a todas las personas que requiera la investigación, pero den resultados.
No queremos que esta comisión quede como muchas otras, solo en actas y sin llegar a nada.
Se tiene ya la evidencia de que cuando el crédito del cemento chino pasó por la Comisión de Ingreso y Gasto, al final terminó en nada y su contenido se redujo a una serie de audiencias privadas.
Recuerden que hoy el control político no solo lo hacen ustedes, sino que también lo está aplicando la ciudadanía.
Editorial del Diario Extra de hoy 4 de octubre 2017
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