Posiciones Primera División

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Periodismo ciudadano

LA VOZ DE GOICOECHEA.- Los medios digitales, en las manos de miles de millones de personas, están cambiando las instituciones y la práctica profesional del periodismo y, por lo tanto, también la propia naturaleza de la democracia. Los ciudadanos no solo están cambiando el periodismo. El periodismo define y redefine lo que significa ser un ciudadano. La democracia no solo es elegir a quienes ejercen el poder.
 
La democracia requiere asimismo que los ciudadanos estén bien informados sobre las actividades del Estado, que sean suficientemente libres para expresar y debatir sus opiniones y que hayan sido educados a fi n de decidir por sí mismos. En lo que a esto se refiere, el periodismo es esencial en relación al concepto de «ciudadano», que yo defino como una persona libre, que no es propiedad de un monarca, sino parte de un público que influye sobre la política. Sin saber lo que están realmente haciendo aquellos que ejercen el poder, la ciudadanía no puede elegir libremente a sus líderes; y sin los medios para trasladar la opinión pública a quienes están en el poder, la ciudadanía no puede influir en la política. Como intermediario entre el ciudadano y el Estado, el periodismo no solo precede a las democracias constitucionales, sino que las hace posibles.

Los medios digitales y las redes no están transformando directamente el periodismo, pero hacen que esa transformación sea posible concediendo nuevos poderes –para lo bueno y para lo malo– a grupos enteros de personas. Hemos visto este tipo de transformación indirecta antes en la Historia: la aparición de los medios impresos de comunicación de masas en el siglo XV no creó la democracia, pero la invención de los tipos móviles permitió la aparición de la opinión pública; y la opinión pública se deshizo de los monarcas creando las constituciones.

De modo similar, pero a mucha mayor escala hoy, el crecimiento explosivo de los medios digitales y las redes sociales está permitiendo que la gente transforme las herramientas, las instituciones y la forma de hacer periodismo.

Con cinco mil millones de teléfonos móviles (centenares de millones de ellos equipados con cámaras) y dos mil millones de cuentas de Internet, un porcentaje significativo de la raza humana dispone de una rotativa, una estación de radio, un organizador político y un mercado en su ordenador de sobremesa y en su bolsillo. Ahora mismo, no está en absoluto claro si las instituciones en que se apoya el verdadero periodismo van a sobrevivir o cómo lo van a conseguir. Pero no hay duda de que los ciudadanos están actuando, ya no como reporteros, sino como periodistas.

La emisión de vídeo en directo desde millones de (teléfonos) móviles inteligentes (smartphones) no es un sueño de ciencia ficción sino una realidad.

Los periodistas tradicionales tienen que aprender a cómo construir y afinar redes de informadores, gestionar comunidades de ciudadanos, reporteros y comentaristas, utilizando los medios sociales y tecnológicos para comprobar la veracidad de las historias. Los periodistas ciudadanos necesitan, además, entender la importancia de la verificación, de la disponibilidad de múltiples perspectivas de la misma historia y de la capacidad para contar esa historia. El desafío no consiste solo en mantenerse al día con las tecnologías. El desafío, para los profesionales y los aficionados, consiste en entender la importancia de la búsqueda de la verdad a la hora de informar acerca de una noticia y el papel fundamental del periodismo en la democracia. 
 
Escrito por: Howard Rheingold, crítico, ensayista y profesor universitario de la universidad de Stanford de Estados Unidos, para la Voz de Goicoechea.


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