Palacio municipal cumple 90 años

LA VOZ DE GOICOECHEA.- Noventa años han pasado desde que el edificio del Palacio Municipal de Goicoechea comenzó a ser testigo día a día del paso de tiempo, de épocas, personas y acontecimientos que van marcando y forjando a los costarricenses.

Este inmueble, ubicado en Guadalupe, distrito central de dicho cantón josefino es un exponente de una arquitectura con elementos monásticos. Según expertos, muestra de ello son las arcadas, los claustros, los cubículos, los patios y corredores, que conforman un sistema sumamente refinado para la época en que fue construido.

La fachada, que actualmente caracteriza la imagen de Goicoechea, mide 95 metros de largo. Para 1979, el edificio fue desocupado, pues originalmente fue utilizado como reformatorio para mujeres menores, y luego se convirtió en el Centro de Orientación Amparo Zeledón.

Como reformatorio, fue una institución que tenía el fin de educar y encauzar a jóvenes que, de acuerdo con la escala de valores de la época no tenían buen comportamiento familiar o social. La mayoría eran víctimas de abandono y no tenían un futuro prometedor.

Con el cambio de las políticas en adaptación social del momento, la Municipalidad y las fuerzas vivas del cantón hicieron numerosas peticiones para que el Estado cediera esa edificación a la comunidad.

Es hasta la administración de Rodrigo Carazo Odio que finalmente fue traspasado legalmente el edificio a la Municipalidad de Goicoechea, que hasta la actualidad alberga no solo las oficinas municipales, sino también otras organizaciones de orden comunal.

Los pasillos y gradientes hoy sirven para que los usuarios de los servicios municipales acudan a las diversas oficinas, para llegar a plantear arreglos de pago por los servicios urbanos o a aclarar la situación catastral de sus terrenos, contienen testimonios mudos de aquellos centenares de jóvenes que se pasearon de un lugar a otro para obtener los primeros conocimientos sobre corte y confección, elaboración de muebles de madera y mimbre, adornos caseros, cocina, zapatería y otras manualidades. 

Hace nueve décadas

La historia de la construcción de esta magna obra se circunscribe al 25 de abril de 1924, cuando el Poder Ejecutivo de ese entonces, encabezado por el presidente de la República, don Ricardo Jiménez Oreamuno, ordenó formalmente la construcción de un correccional para mujeres menores. Para ese entonces, el ministro de Obras Públicas era don Cleto González Víquez.

Según cuenta la historia, un año después de dictado el referido decreto inició la construcción del edificio, en un terreno de un inmueble ubicado en Guadalupe, que se llamó Campo de Ensayos.

La edificación hecha en mampostería fue finalizada en 1927, pero fue inaugurada en 1928 por don Cleto González Víquez, pero esta vez en su condición de presidente de la República.

Este antiguo edificio fue declarado Patrimonio Histórico y Arquitectónico mediante decreto número 130 21 C publicado en La Gaceta, en octubre de 1981.

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